10 de octubre de 2016

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 10 de octubre, 2016)

La Música en el Castillo del Cielo II de III)

Por Carlos Darío Sousa S-*

Resultado de imagen para la musica en el castillo del cieloVeíamos al final del artículo anterior, las dificultades que tenían las Iglesias y las ciudades con las obras musicales  ejecutadas dentro de las Iglesias durante el oficio del culto.

Bach fue partícipe en el esfuerzo por canalizar un
cambio de actitud de la población asistente, al introducir llamados específicos dentro del desarrollo de su ejecución musical, dentro del que se pedía puntualidad y silencio.

Martín Lutero, había santificado de manera inequívoca el proceso de escucha: la Palabra de Dios no era un texto, insistía, sino sonido o, mejor, voz que había de ser oída y escuchada. “La voz es el alma de la palabra”. Pero se lamentaba  “no escuchamos, ni siquiera cuando todo el mundo y todas las criaturas nos gritan, y Dios está dirigiéndose a nosotros con sus promesas”.

Parte importante de su obra ocupa lo que el autor sitúa en “ciclos y tiempos”, Bach y sus libretistas, entre ellos Salomón Franck,  sacan partido, desde la segunda venida de Cristo como juez del mundo, la cautividad de Israel en Egipto, la destrucción de Sodoma y Gomorra, y que son funestas advertencias, de que esto es el final de los tiempos y que se ven mitigados por una visión de liberación y reconciliación final.
A modo de contraste, cuando compone “Cantata de Navidad”, hace alusión, refiere, que ese día es largamente esperado por contener la promesa de Dios y el fin de la cautividad de Israel. En el centro mismo de la estructura  simétrica de esta cantata, encontramos la palabra Gnaden –la gracia que llega con el nacimiento de Cristo y, con él, la liberación de la humanidad del pecado y la muerte-.

Otra palabra, Stein (piedra), se encuentra en “Paso en el camino de la fe”,  compuesta para el primer domingo después de Navidad y simboliza la piedra angular fijada por Dios en la encarnación de Jesús, pero también que las pasiones humanas pueden adoptar la forma de un impedimento para la salvación.

 Construya obras basadas o construida  como un dialogo alegórico entre Jesús y el Alma en el uso de instrumentos arcaicos –una flauta de pico, una viola d`amore y una viola de gamba-, que representan el viejo orden. En  esta obra de Bach  hay una riqueza tan asombrosa, que como dice Gardiner, que si Bach no hubiese compuesto nunca otra cantata –ciento cincuenta aproximadamente- seguiría mereciendo el título del compositor de música religiosa más innovador de su tiempo.

Compone sucesivas cantatas penitenciales, que mantienen su campaña temporal de bombardeo catequizador, a veces reforzado, a veces atenuado, el libretista sitúa al actor humano en escenarios de fe y duda, pecado y Satanás.

Toda la obra de Bach está influenciada por la religión, por las sagradas escrituras, por las palabras y las ideas de Lutero, pero construir esas obras no es un simple proceso como receptáculo de influencias. Bach asume como propio cada una de las vivencias a las que se ve sometido en la elaboración, por ejemplo, de las dos pasiones. La “Pasión según san Juan” y la “Pasión según san Mateo”.

Ambas obras son, pienso, la culminación del largo proceso de lucha entre su arte y la comprensión de la sociedad y de las autoridades, tanto religiosas como administrativas de las ciudades donde habita.

El que escucha las “Pasiones”, -hay versiones en YouTube con traducciones- debe estar preparado para asumir una grata experiencia, sea usted creyente o simplemente amante de la música culta, pero tiene que dejarse envolver por la elevada  musicalidad y el fervor con que es interpretada, pero sobre todo entendiendo el trasfondo con que fueron elaboradas por la extrema sensibilidad de Bach, por el “color instrumental y el diálogo entre instrumentos ejecutantes”.

Conforme va avanzando las Pasión, Bach “crea una asociación en la mente del oyente, con las ideas duales de sufrimiento y amor; no un amor abstracto, sino como sucede aquí, con el amor protector supremo de Jesús que salvaguarda al creyente frente a las consecuencias del pecado; el poder del mal no puede afectar a quienes se arrepienten aún en los últimos previos a la muerte, cuando se pasa del punzante dolor a la serenidad”.

Uno de los problemas de algunas obras de Bach, como las Pasiones, estriba en la clasificación, sí, clasificarlas como “Ópera” o diferenciarlas de este tipo de obra. Lo que más diferencia a sus Pasiones de las óperas coetáneas es el modo en que acaba con la convención de un punto de referencia fijo para los oyentes, rechazando la idea de un oyente que examina el desarrollo de la narración dramática como un mero espectador pasivo. Bach siguió el ejemplo de Lutero, insistió en que la Pasión de Cristo “no debería presentarse en palabras o apariciones, sino en la vida de cada uno”.  
  

Entonces, cita Gardiner, se pregunta George Steiner en su libro “La muerte de la Tragedia”. ¿Dónde inscribir  las Pasiones? Mantiene que “no ha habido un modo específicamente cristiano, ni siquiera en el esplendor de la fe. El cristianismo es una visión del mundo antitrágica ….La Pasión de Cristo es un acontecimiento de un dolor inexpresable, pero es también una clave a través de la cual se revela el amor de Dios por el hombre….Por tratarse de un umbral de lo eterno, la muerte de un héroe cristiano puede ser un motivo de dolor, pero no una tragedia….La verdadera tragedia puede darse únicamente cuando el alma atormentada cree que ya no queda tiempo para el perdón de Dios.

*El autor es catedrático universitario.- 

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