1 de agosto de 2016

PLD en Encrucijada: Se Renueva o Persiste el Grupismo



Por Namphi Rodríguez

El debate sobre el futuro inmediato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha llegado a un punto sin retorno. A partir de la reunión del Comité Político de mañana la organización tendrá que decidir si emprende el camino de las reformas o asume la política del avestruz enterrando la cabeza en el terreno fangoso del grupismo y la falta de institucionalidad.

Hoy, el presidente de la organización, Leonel Fernández, recibió los informes de tres comisiones encargadas por el Comité Político (CP) para formular propuestas sobre el proceso de modernización y disciplina de la organización, además de la revisión de los anteproyectos de leyes de partidos políticos y de la Junta Central Electoral (JCE).

Fernández, quien pactó los temas con Danilo Medina en la última reunión del CP peledísta, presentará los referidos informes en la reunión de mañana del CP y a partir de ese momento se debería abrir el debate sobre el futuro de la organización.

De otro lado, el pragmatismo indica que el PLD debe asumir el camino de las reformas, institucionalizar los procesos internos y cumplir con las resoluciones del congreso Norge Botello, a fin transformarse en un partido moderno capaz de recuperar su relación con los ciudadanos más allá de las prácticas clientelares de repartos de prebendas gubernamentales, en los que han estado basados sus últimos triunfos electorales.

Así, la organización que fundó Juan Bosch en 1973 debería dar el “gran salto” hacia un padrón de miembros y seguidores saneado, optimizando los recursos de las tecnologías de la información para sus procesos de organización, educación, comunicación y disciplina interna.

Se trata de poner en práctica instrumentos de escrutinio público de carácter preventivo que eviten el creciente abismo que separa a los ciudadanos del partido de gobierno.

Para ello es necesario que Medina y Fernández presten oído sordo a los grupos que azuzan la “perredeización” del PLD como medio de ganar espacio de poder, al tiempo que como líderes aureoleados asuman el compromiso de conducir la organización por el sendero de la institucionalidad.

De esa manera el PLD se fortalecería para ser utilizado como columna de apoyo en los próximos cuatro años de gobierno de Medina, cada vez más asediado por la impredecible situación de los factores externos de la economía y por una inusitada beligerancia de los partidos de la oposición.

Ley de Partidos
En la reunión de mañana del Comité Político, el PLD pretende dar el carpetazo definitivo para proponer una ley de partidos que recupere la democracia interna de las formaciones políticas.

Sin embargo, uno de los temas que ha estado ausente de las discusiones ha sido el anhelo de muchos sectores y de la militancia del PLD de que en la Ley de Partidos se haga obligatorio el sistema de debates públicos televisivos de los candidatos presidenciales, en un esquema regulado por la JCE.

De esa manera se procuraría dejar atrás los procesos electorales caracterizados por campañas sucias, como los que se hicieron contra Fernández, utilizando un reconocido narcotraficante para pretender agraviarlo, o contra Hipólito Mejía, a quien se vinculó infundadamente con el Chapo Guzmán.

Asimismo, ha trascendido que del conjunto de temas en discusión, los puntos más controversiales han sido el voto preferencial y el sistema de primarias, en los que dirigentes como Franklin Almeyda y Radhamés Camacho han sostenido diferencias sustanciales.

Almeyda, un “viejo halcón” que acompañó desde la fundación del PLD a Juan Bosch y a quien se señala al lado de Fernández, sostiene que hay que reformar el voto preferencial porque de la forma en que está consignado desangra a los partidos en luchas intestinas e impone la “dictadura del dinero” en las listas de los diputados.

De su lado, Camacho, alineado con el presidente Medina, entiende que el sistema actual es funcional y propone que se extienda para que los regidores también sean elegidos por voto preferencial.

Sobre las primarias, también ambos dirigentes han externado opiniones encontradas; Almeyda propugna por un sistema de primaras cerradas en el que en cada partido sólo tengan derecho a elegir candidatos los miembros de las organizaciones.

Por su parte, Camacho y otros miembros de la comisión han dejado ver la conveniencia de que las primarias sean simultáneas y abiertas, de manera que sea “un todo contra todo”, es decir que no haya que ser miembro de un partido para poder participar en la escogencia de sus candidatos.

Ese sistema es criticado por el hecho de que desintitucionalizaría los partidos y crearía “quintas columnas” infiltradas para variar la voluntad de los verdaderos miembros de las organizaciones.

Además, se advierte que en la eventualidad de una aspiración a una segunda reelección del presidente Medina, se convertiría en un “boomerang”, puesto que la candidatura presidencial no la decidirían los peledeístas, sino la población general, lo que equivale a unas elecciones anticipadas para un candidato del gobierno.

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