Hablemos de Cultura
Por Carlos Darío Sousa S*
Escribir sobre cultura o de temas culturales e
históricos en un medio tan limitado como en el que vivimos en esta Barahona de
nuestros amores, es un esfuerzo que solo se le puede imaginar a unos pocos.
Las limitaciones bibliográficas, o simplemente de
actividades culturales lejanas a lo lúdico, son escasas, o simplemente
inexistentes, a pesar de que el CURSO tiene uno de los escenarios más adecuados
de todo el Sur del país.
Decía, que para escribir sobre Cultura es necesario realizar un gran esfuerzo, y que merece la comprensión y el apoyo de los lectores, pues intentamos hacer y compensar lo que en los medios naturales y oficiales no se da.
Cuando nos cae en las manos cualquier publicación
extranjera, diario o revista, vemos como contienen grandes espacios dedicados a
la cultura en general. Y si navegamos en Internet, sabremos cuán lejos estamos
del ideal que queremos para nuestro país, o simplemente, en nuestra ciudad.
Cultura es: "Desarrollo intelectual o artístico". Dicho
así, tan fríamente, solo le da espacio
limitado a la imaginación. Por supuesto, hay más o si quieren, más acepciones: "Conjunto de conocimientos que permiten a alguien desarrollar su juicio crítico".
O también: "Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de
desarrollo artístico, científico, industrial", etc.
Si las acompañas de acciones concretas, les estarás
dando una vigencia y una dimensión. Si proyectas con un calidoscopio, por ejemplo,
sobre un telón con imágenes culturales, o simplemente cultura –casi como el
mito de la caverna de Platón- con espacios reducidos, por aquello de las “clases”
y de las “bases”, verás que es una película que merece otro tipo de
consideraciones o de exposición. Si se quiere ampliar el campo de visión y de
planteamientos, pues uno tiene que pensar en los receptores, en los que asisten
a la función y en su percepción, deben de estar preparados para entender los
cambios y las secuencias, y los mejor preparados debemos de hacerlo y buscar
los medios para llevar a cabo esa importante labor, como en su momento
concretizó el Dr. Julio Vargas Matos, cuando fue presidente del Club Rotario
Barahona, Inc., con la Biblioteca Rodante de autores dominicanos. O la
detallada gran realización del Arquitecto Tomás Tezanos con el Parque Infantil.
Parque y Biblioteca, son dos ejemplos a seguir y darle continuidad, y esto no
es cuestión de sacrificio, es un asunto de deber moral con el País y más aún,
con nuestra región, con nuestras gentes.
Hablamos de las “bases”, de esas y de aquellas –las de
pelota y las de verdad- que al final son espectadores y la misma clientela.
¿Qué podemos dar? Podemos darle de todo, no porque tenemos que hacerlo, sino
por un asunto, como dije, moral. Creo que siempre es plausible darle lo mejor,
aunque se vea como un vano intento de elevar el nivel de conocimiento o de
cultura general, tenemos que hacerlo. Es posible que la “Quinta” (de Beethoven)
le aburra, pues sus oídos, su aprendizaje, no están preparados para
aprehenderlo. El cuadro “El Jardín de las Delicias” (de El Bosco), le
produciría confusión y algún comentario jocoso buscando la risa. Es posible que
cuando se trate de Sorolla y la ternura mediterránea que refleja su obra, le despierte
la curiosidad y la ternura. Pero es casi seguro que uno de Oviedo, le hará
evocar, con sus Marinas, un paisaje conocido, tanto como bien puede ser uno de
Uriol, y la fuerza de sus colores. Con la música de los Músicos, el Jazz, en
éste caso el latino, con Michael Camilo, puede llamarle la atención por su
ritmo –es que todos nosotros somos ritmo- y que le guste, o que a fuerza de oír
“Estrellitas y Duendes”, o “Cuando me Besas”, del inmenso Juan Luis Guerra,
tenga una dimensión diferente de nuestra música. Pero lo importante es que a
todos hay que llevarle y darle opción de ver y escuchar, saborear, si se
quiere, otras cosas, y con ello, algo importante, abrirle la mente a otras
oportunidades del conocimiento, darle la oportunidad a la expansión del gusto.
El esfuerzo es
grande, pues no es fácil luchar contra las telenovelas y (con perdón), las bachatas,
y contra tanta mediocridad, y aunque coexistamos con esas expresiones, podemos
intentar la alternativa que nos brinda la Cultura, y que por lo menos, a fuerza
de llevar el cántaro a la fuente, podamos repartir y dar de beber (y perdonen
el simbolismo), a los que en su vida han probado esa agua.
*El autor es catedrático universitario.-
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