23 de julio de 2016

Turismo en Barahona, Una Advertencia (Parte I)



Por Carlos J. Vidal Lassis

Nuestras potencialidades turísticas son extraordinarias, los microclimas y sus diversidades, los ríos, algunas playas, lagos, montañas y sobre todo la calidez humana de nuestra gente constituyen nuestro capital turístico junto a algunas características únicas como el Polo Magnético, el lago Enriquillo y las aguas termales.

¿Es todo esto suficiente para arrancar nuestro Desarrollo Integral?

La infraestructura, es decir, las plantas de tratamiento de las aguas, los paradores, la oferta habitacional; los medios de transporte y las vías; la señalización y la seguridad vial y todo lo relacionado con el ordenamiento vehicular y otros elementos no menos importantes, también se necesitan para iniciar efectivamente un Desarrollo Turístico que impacte los elementos complementarios del Desarrollo Integral deseado.

Ahora bien, hay otros factores muy importantes que son necesarios.
El sector privado, desde los dueños de hoteles y restaurantes, los negocios que de alguna manera tienen que ver con el turismo, incluyendo los venduteros de comida en las playas, están obligados a ofertar sus servicios con el compromiso de ofrecerlos con la mayor calidad y eficiencia posible en todos los aspectos de su servicio.

La presentación e higiene de los productos y servicios así como las facilidades sanitarias deben ser grandemente mejoradas y debidamente mantenidas e higienizadas.

En pocas palabras para que se entienda, un ejemplo vivo bien reciente.

Hace dos días acompañé a un amigo miembro de una importante congregación parroquial de la iglesia Católica para seleccionar un restaurant en la costa de Barahona para que una excursión de 3 autobuses grandes pudiera almorzar y desayunar en un viaje turístico con más de 100 personas en un fin de semana próximo. Seleccionamos un pequeño restaurant en Los Patos.

¿Qué nos decidió por ese negocio?

La presentación limpia y ordenada de su local, sus baños limpios, higienizados y debidamente equipados y suplidos con papeles y toallas higiénicas y jabón, la administradora o gerente del negocio nos atendió con mucha simpatía y de manera atenta, casi familiar, sin que la conociéramos de antes, su disposición a entender la necesidad de servicio que le requeríamos y por tanto su compromiso a abastecerse apropiadamente con los alimentos y el personal para poder suplir nuestra demanda con eficiencia, prontitud y calidad, sin pretender “hacerse rica” ni “aprovechando” la “oportunidad”. Los propietarios de ese restaurant tienen educación y practican lo que aprendieron de cómo se hace un negocio turístico.

Los sitios que habíamos visto anterior a ese lugar fue todo lo contrario de lo que he descrito en el párrafo anterior. Los propietarios o “gerentes” solo vieron la oportunidad de ganarse “la paca”, es decir el dinero, sus locales sucios o mal presentados, las cocinas estaban cerca de poderle decir pocilgas, sus baños no quiero ni recordarlos y nunca pensaron en lo que le estábamos solicitando, solo se puede decir una cosa, DA PENA.

Es necesario educarse si se quiere desarrollo y progreso.
Es necesario organizarse si se quiere poder de negociación.
Es necesario reglamentarse, disciplinarse y cumplir con ciertas normas si se quiere ser competitivo y sostenible.

Seguimos…

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