17 de julio de 2016

EXPRESIONES

Los malos...los buenos
Por Tomás Aquino Méndez

Los malos... los buenosEl liderazgo político tiene una forma muy particular de valorar las cosas.  Para muchos políticos, el adversario nunca tiene razón. Sus planteamientos son los únicos objetivos y realistas. Sus propuestas, las más sensatas.
Por eso no nos sorprende que por un lado levanten sus voces clamando por “independencia” política en las Altas Cortes y por otro anuncien que tienen un listado de ciudadanos “honestos” para integrar esos organismos, descartando de antemano los sugeridos
por los demás. Tampoco me sorprende saber que, por la puerta trasera, estén buscando “arreglos” con el poder para que “sus protegidos” sean tomados en cuenta a la hora de escoger a los “honorables” que asumirán esas funciones.
La doble cara, aunque siempre les vemos una sola, está siempre presente entre la mayoría de los políticos. Tienen un discurso ante la prensa, su militancia y el país, otra que usan para impulsar propuestas por debajo de la mesa.
Es así como vemos y escuchamos a los opositores acabar en público con las políticas del gobierno de turno, mientras envían emisarios en busca de obras, facilidades aduaneras, exoneraciones, designaciones de amigos y otras ventajas. Para los políticos, los buenos son los suyos; los adversarios son malos y perversos. Sólo sus recomendados son honestos y actúan con independencia. Los demás son sinvergüenzas y “vendidos”. Sin embargo, nunca presentan una prueba ni una acusación formal.
Hablan de fraudes, robos, corrupción, y cuando se les piden pruebas, se limitan a decir que “eso lo sabe todo el mundo”, que investigue la autoridad. Lo penoso de todo es que por esa corriente se estén dejando arrastrar algunos empresarios que se han sumado a los que acusan sin aportar pruebas y se atreven a hablar de “colapso de la democracia”, sin mostrar nada que pruebe que se produjo ese colapso y porqué razones. Han sido el eco de una corriente politica.
Mientras, la denominada sociedad civil hace tiempo que también está montada en ese carro de los politicos que se creen “los buenos” y dueños de la verdad. Una sociedad civil que no tiene más representación que los cuatro o cinco que la integran, pero que se creen con derecho a señalar a quiénes  escoger para ocupar posiciones en las Altas Cortes y a quienes no.
Cuestionando el poder dado por millones de votantes a quienes constitucionalmente han sido escogidos para eso, de buenos y malos, sabemos todos.

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