18 de julio de 2016

Compartiendo con los Periodistas

Por Alejandro Santana
Es posible que el periodista sea el ente social más vapuleado por ciudadanos que no alcanzan a entender que  ese profesional es un ciudadano igual que ellos, pero que juega un papel de mucho valor en la sociedad.
Un periodista es el profesional que pasa por una escuela o una Universidad, o se forja en el trajín del ejercicio, como ocurría años anteriores a esta etapa, donde hasta en los patios hay Universidades.
En mis tiempos, en los tiempos de profesionales valiosos como Don Rafael Herrera, del periódico  Listín Diario , Emilio Germán Ornes, de El Caribe, Gregorio García Castro, Emilio Herazme Peña, don Yiyo Herasme Peña y otros tantos valiosos profesionales del periodismo, que no salieron de Universidades, pero que con sus talentos sirvieron a la patria, han llovido las críticas.
A esos pilares de la prensa, Emilio Germán Ornes, don Rafael Herrera, que fueron los directores del Caribe y Listín Diario, también los enjuiciaban por su vinculación amistosa con Trujillo y luego con Balaguer.
Pero, ¿cuántos no salvaron la vida por esa vinculación que sólo busca la calidad de poder interceder por ciudadanos perseguidos por los organismos de represión del Estado?
En Barahona, son muchos los que andan las calles, luego de que periodistas intercedieran por ellos ante un fiscal o un jefe de la policía o de los organismos investigativos del Estado.
¿Cuántos no han sido beneficiarios con atenciones en centros de Salud y otras dependencias del Estado por diligencias de periodistas? Más aún, ¿cuántos ciudadanos honestos, que por alguna causa se han visto perseguidos por la DNCD, han sido dejados tranquilos por diligencias de periodistas?
Eso no sale a la palestra pública, pero en honor a la verdad, son muchos los ciudadanos que los periodistas hasta libran de la muerte, cuando se brindan como intermediarios para entregar a un perseguido.
Imagínese usted, que cuando un periodista se brinde como intermediario para salvar la vida a un ciudadano, la autoridad lo intercepte en el camino, ¿qué pasaría?, eso no importa a los torpederos.
Los periodistas, en la actualidad tenemos enemigos a gente que se ha dedicado al ejercicio de la difusión de notas e imágenes, personas que muchas veces han regresado del exterior, donde han estado al servicio de los peores intereses Nacionales, que nunca han aportado una aspirina para salvar la vida de ciudadano alguno de su pueblo natal.
Pero esos se vanaglorian, porque al tener una pensión fija no necesitan a funcionario alguno, otros que han sido pensionados han entendido que llegó la hora del divorcio con los funcionarios. Tendrán sus razones.
Pero los periodistas de Provincias viven su propia realidad. Para  mencionar dos casos: en el 1974, manejé tres primeras planas en el vespertino La Noticia, sobre corrupción en el ingenio Barahona, un funcionario de ese ingenio trató de meterme a la cárcel, y los familiares de uno de los imputados trataron de lincharme.
En ese mismo tiempo, varios periodistas de la ciudad tuvimos que salir corriendo para la capital, porque enfrentamos a agentes del G2 que dieron una pela al periodista Olmedo Pineda, nosotros les dimos a ellos también.
Pero tiempo atrás,  el periodista Melton Pineda, que siempre ha tratado de vender su vida cara, tuvo que salir escondido de Barahona cuando  agentes de la policía le cayeron a tiros y él se defendió también a tiros (para la época era dirigente estudiantil en el Federico Henríquez y Carvajal). Se fue definitivamente a la capital, porque también fue atacado y refutó a disparos también a quienes tenían el encargo de Paulino Reyes de León para fusilarlo.
Esa parte de la historia muchos no la saben, ven con malos ojos que muchos de los que ayer fueron perseguidos, agredidos, vivan de manera diferente.
Tenemos a un periodista enfermo de cáncer, que durante esos años de ejercicio fue golpeado salvajemente por policías al servicio de Paulino Reyes de León, me refiero a Bairon Melo. Padecimos la muerte de un periodista de Enriquillo que lo mandó a matar el sindico de ese lugar, porque andaba denunciando casos de corrupción, nadie recuerda a Loren Sánchez Terrero.
Muy pocos tratan con delicadeza a Timo Cuello, que participó en la Revolución de abril y  se la jugó en los doce años en un ejercicio de trinchera, por el cual fue apresado varias veces, y que en el 1978, cuando Balaguer pierde las elecciones, el coronel Chichi Medina, un cuadro del reformismo, intentó lincharlo en la Junta Municipal Electoral.
No escribo todo esto para que se nos trate como cadenita de oro, somos simples seres humanos, profesionales que hacemos una labor, que no podemos ser enemigos de los políticos, de los funcionarios y autoridades, nuestra profesión tiene mucho de vinculación social a favor de todos.
Quiero decir, que porque seamos amigos del Senador, del Sindico, de los Diputados, Regidores, policías y guardias, no somos responsables de las acciones que cometan o que ciudadanos crean que las cometen. Cuando eso ocurre, los hemos enfrentado, pero con altura, no como combatientes en una escena de guerra enfrentados con fusiles, lo hemos hecho en el campo de la decencia y las normas civilizadas, como mandan las leyes, pero cuando lo hemos hecho, hemos estado solos.
El ejercicio del periodismo no es una trinchera donde nos enfrentamos con fusiles, es el escenario donde estamos los que entendemos que las relaciones humanas son para cultivarlas, que los derechos se reclaman en la medida en que se observan los deberes.

Debo decir que el ejercicio de esta profesión no es para amargados, para llaneros solitarios, para golondrinas solitarias ni para resentidos sociales, es una profesión desde la cual se hace amistad y relaciones con todos los sectores y  que por  falta de una adecuada ley del ejercicio, tenemos que depender de un empleo en el sector oficial, o nos morimos de hambre.

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