Por Alejandro Santana
Entiendo que a muchos ciudadanos les ha sorprendido una
resolución, de fecha 31 de
mayo, firmada por el Presidente de la Republica, licenciado Danilo Medina
Sánchez, donde da una estocada mortal a muchos dominicanos.
Una estocada mortal contra muchos que asumieron la reelección
Presidencial como un asunto de vida o muerte, donde se establecía que había que
trabajar por ella buscando los votos hasta debajo de las piedras.
Dice: "A partir de mayo, quedan prohibido nuevos nombramientos y a
partir de julio 31, todo personal contratado debe salir de las Instituciones
donde fue contratado".
¿Y ENTONCES, señor Presidente?, ¿qué pasará con todos los
dominicanos que se unieron como un solo hombre a buscar su reelección?, ¿qué
pasará con aquellos que por nombramientos se cambiaron de caballo pasando un
arrollo?.
¿Qué pasará con esas gentes que esperan ser nombradas a partir del 16
de agosto, que hicieron un trabajo arduo, que apostaron a su lealtad?.
?Qué ha pasado con su compromiso de la creación de nuevos empleos
para tantos ciudadanos que languidecen en la oposición o confiados en esperanzas pintadas de color rosa?.
No habrá nombramientos ni contrataciones, aunque se dispone a una
especie de Dios Todopoderoso para que sea a través de él que se nombre ‘a
quienes recibieron esas promesas´.
José Ramón Peralta, Ministro de la Presidencia, será el
señor investido de poderes
¨divinos¨, que decidirá a quienes se nombra en un país donde muchos solo tienen
como esperanza, ser nombrados en el Estado
¿Y entonces, señor Presidente?. Dicho en buen dominicano, sus promesas
son un engaño, muchos se quedarán con el moño hecho si no son amigos cercanos
del nuevo divo en palacio.
Señor Presidente, luego de las pasadas elecciones, sus contrarios
políticos son muy pocos, porque la mayoría de los dominicanos estuvimos 100% con
su re postulación, nos envolvimos en ella por entender que usted era la
esperanza de tantos dominicanos que agonizan
en la ante puerta de un empleo.
Si seguimos aplicando el concepto dominicano a partir de sus
promesas y la realidad con que usted se destapa 16 días después de su re
postulación, sencillamente, la única frase razonable en este caso es: ¿Y,
entonces señor Presidente?, nos acaba de fallar.
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