Por Bernardo Vega
Portavoces dentro de los partidos de oposición ahora plantean que el
Palacio Nacional ha tomado control sobre las 3 o 4 empresas locales que se
dedican a hacer las preguntas por cuenta de las empresas encuestadoras
internacionales y que es por eso que estas favorecen tanto a Danilo Medina. El
tiempo muy pronto dirá.
Utilicemos
el elemento tiempo, pero en retrospectiva. En las elecciones de 1996 la
encuestadora que más se aproximó a la realidad fue Gallup, seguida por Mark
Penn, que entonces operaba bajo su empresa Penn, Schoen & Berland. Las
distantes fueron la Global, Hamilton & Staff y Martínez y Salcedo. En las
del 2000 la que más acertó fue Penn, Schoen & Berland (la de Mark Penn) y
luego la Gallup. Por orden de alejamiento quedaron Hamilton & Staff, Grupo
Económico Cibao, Tesis Consultores, Demoscopia, Sigma II, Sofre y Alfonso
Cabrera y Asesores. En las del 2004 Penn, Schoen & Berland y Gallup otra
vez fueron las que más se acercaron.
Desde el
2008 se comparan las encuestas solo con el resultado del voto nacional, es
decir sin contar el voto en el extranjero, ya que las encuestadoras no miden
este último. Gallup fue la que más en ese año se aproximó y luego Penn, Schoen
& Berland y Greenberg, empatados. Más distantes quedaron ARG, Zogby, el
Centro Económico del Cibao y Noxa. Más lejos aún CID Latinoamericana y Hamilton.
En ese año tanto Penn, Schoen & Berland como Gallup preguntaron a boca de
urna el día de las elecciones quedando bien cerca de resultados reales. Penn,
Schoen & Berland hasta anunció, desde Madrid, en El País, los resultados
aún antes que los diera nuestra Junta Central Electoral.
En el
2012 Penn, Schoen & Berland y Greenberg fueron las que más se acercaron,
seguidos por Gallup. Las tres trabajaron para medios: Noticias SIN, Diario
Libre y Hoy, respectivamente. Más retiradas y en orden de alejamiento quedaron
Asisa, Hamilton & Staff, Sigma II, Alfonso Cabrera & Asociados,
Bennenson, CID Latinoamericana, Insight, Acevedo, Grupo Económico Cibao, Zogby,
Bendixen, ABC, Peralta e Idéame. Las últimas siete erróneamente predijeron la
victoria de Hipólito Mejía, quien perdió. En resumen, que desde 1996 las
encuestas que más han acertado han sido las contratadas por y para los medios
de televisión y la prensa escrita.
Algo
difícil de predecir es el nivel de absentismo. Ha estado rondando entre un 24%
y un 27% del padrón. Un factor técnico empuja hacia un menor absentismo en el
2016, ya que el denominador de la fórmula de la abstención, el tamaño del
padrón, se ha visto afectado por el hecho de que muchos que aparecían en él
realmente estaban muertos, o fuera del país y ahora han desaparecido del padrón
como resultado de la emisión de la nueva cédula. Pero, por otro lado, bien
podría ser que el numerador, es decir el voto emitido, baje y que el resultado
total sea una mayor abstención, ya que luce que muchos no votarán, por su
desencanto general con la política y por la percepción de que ya Medina ha
ganado.
El voto
en el exterior ha sido costosísimo. El implementarlo y mantenerlo, si se divide
por el total de los que han votado, arroja un costo por voto mayor que el que
si esas personas hubiesen tomado un avión y hubiesen venido al país a votar.
Peor aún, en cada elección son menos los no residentes que votan, en vez de
más. El que estimuló el voto en el exterior fue el Dr. Leonel Fernández,
pensando que eso le agregaría al PLD, pero las elecciones de hace tres años
reflejan que este favoreció a la oposición, conformada entonces por el PRD.
Como este ahora está aliado al PLD, está por ver si al PRM le irá bien con el
voto de los ausentes, superando al binomio PLD-PRD.
Finalmente,
como por primera vez tendremos un voto totalmente electrónico*, más que nunca
procede la observación de Participación Ciudadana que tan exacta ha sido en las
últimas cinco elecciones. Sería la única forma de que una fuente objetiva
certifique el resultado y a quien más eso le conviene es a la propia Junta
Central Electoral.
*El conteo de los votos es electrónico (LC).-
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