Las Ideologías
Por Carlos Darío Sousa S.*
Ideología es la Ciencia del origen y
clasificación de las ideas/Conjunto de las ideas propias de un grupo.
Diccionario Laroussse.
Edward Shils, en la Enciclopedia Internacional
de las Ciencias Sociales, nos da el siguiente concepto de Ideología Política: ”La
Ideología es una de las formas que pueden revestir los diversos modelos
integradores de las creencias morales y cognitivas sobre el hombre, la sociedad
y el universo…que florecen en las sociedades humanas”. El mismo autor señala
que “la ideología se caracteriza por una carga emotiva
que generalmente se
expresa en forma de disensión frente a los credos y concepciones del mundo
establecido, así como por el grado de <hermetismo intelectual> de quienes la formulan”.
Frente a la filosofía, cuyo objetivo es la
especulación, y frente a la teoría cuya pretensión es la demostración, la
ideología invita a la acción, a la praxis. Sus funciones son múltiples,
instrumentales, movilizadoras, organizadoras, expresivas de interés,
comunicativas, orientadoras y explicativas. Su carácter político resulta
evidente.
Históricamente el término ideología aparece
con la publicación del libro “Elementos de la Ideología”, de Destutt De Tracy en
el París de 1801, en el periodo de la Revolución francesa. El autor, dentro de
la corriente francesa del materialismo sensorial y psicologista, cuyo máximo
representante es Condillac, postulaba una ciencia de las ideas a partir de las
sensaciones externas y las percepciones mentales.
De “ideologie” se derivará el término “ideologues”,
que como Tracy, mantienen una concepción política liberal, moderada pero
crítica del bonapartismo, por lo que será el propio Napoleón Bonaparte el
primero en usar tal expresión con una carga peyorativa y descalificadora que se
ha perpetuado: <ideología> e <ideólogo>, calificativos de un
fenómeno social, como tendencia al pensamiento abstracto e inconformista de
determinados intelectuales.
Lewis S. Feuer –N.Y 1931- ha elaborado una
interesante hipótesis sociológica, a partir de los mitos bíblicos de Moisés y
Jacob, para fundamentar psicológica y socialmente las figuras arquetípicas de
los intelectuales-ideólogos políticos: la del líder (héroe carismático) que
inspira y encabeza la liberación (revolución) del pueblo, y la élite (nueva
clase) que ejecuta y continúa (organización) la misión.
Toda ideología, sostiene Feuer, de alguna
manera repite el mito mosaico, la dramática historia de la liberación de las
tribus hebreas por Moisés. El mito mosaico es invariable en todas las transformaciones
ideológicas. El mito jacobeo, es también invariable en todas las ideologías,
evoca una profunda preocupación en el inconsciente, todos los anhelos y
ansiedades de los hijos por ser los favoritos de su padre. El contenido
principal del mito es la revuelta contra la injusticia, y el de jacobeo la
emergencia de una nueva élite a clase política.
A lo largo de la edad moderna van apareciendo
en escena las diferentes expresiones con que se aludirá a los creadores y
portadores de las ideologías –humanistas, literatos, hombres de letras,
ilustrados, ideólogos, intelectuales, intelligentzia, etc.- sujetos y objetos
del discurso político, construyendo o destruyendo toda clase de mitos sobre el
poder y legitimando o criticando a la autoridad de cualquier forma imaginable. Podemos,
a efectos sistemáticos, comprender las ideologías bajo cuatro enfoques
principales
1.Psicológico: Como prejuicios o errores de la conciencia, en una línea
de pensamiento moderno que inaugura Francis Bacon con su teoría de los “ídolos”
que llega, pasando por Condillac y de Tracy, hasta la concepción de Marx y
Engel de la ideología como “farsa conciencia de la realidad”.
2.Sociológico: Enfoque que tiene sus orígenes probablemente en la teoría
política moderna –Maquiavelo, Bodino, Hobbes-, pero que será reformulada en
términos más claros por Helvetius –Del Hombre, de sus facultades y de su
educación-, y los intelectuales de la ilustración, culminando también en Marx y
Engel en su concepto de la <superestructura> o formas de la conciencia
social, por una parte, y asimismo en los conceptos elaborados por los grandes
maestros de las ciencias sociales en el siglo pasado: las “formulas políticas”
de Mosca, los residuos y las “derivaciones” de Pareto, los “mitos” de Sorel y
los “tipos de legitimación” de Max Weber.
3.Filosófico-teórico: Implícito en toda reflexión crítica sobre la
conciencia individual –Descartes, Kant- o colectiva –Schiller, Fitchte, Hegel-.
El idealismo, el historicismo y la fenomenología han contribuido en diferente
grado a una teorización de las ideas y creencias que, mediante técnicas de la
hermenéutica y el <verstehen> (análisis interpretativo o
participativo. Vallespín señala que para comprenderlo plenamente hay que incorporarle los prejuicios lingüísticos y culturales) fundan la teoría sociológica del
conocimiento –Manheim, Scheler, Shultz, Ortega- con contribuciones de la teoría
crítica –escuela de Frankfurt, Habermas-.
4.Político: Punto de vista que tiene su primera formulación explicita,
con carga peyorativa, en Bonaparte, o en los usos del marxismo –la religión,
opio del pueblo- y de crítica al marxismo, -Raimon Aron. El marxismo “opio de
los intelectuales”.
Sin dudas hay una cierta reserva mental sobre
los ideólogos , las ideologías y lo ideológico que permea todas las formas de
pensamiento, una especie de desconfianza o cautela que constituye un
denominador común a todas las épocas: desde las advertencias del evangelista
san Juan –libraos de los falsos profetas-, hasta la convicción “científica” de
Marx y Engel, de la superación histórica de las formas superestructurales –no
solamente la falsa conciencia sino, incluso, el Estado-, y las tesis
sociológicas del neoliberalismo y neoconservadurismo -que trataremos en su
momento-.
Un ensayista –conservador y monárquico-
español Gonzalo Fernández de la Mora, ha hecho su propia contribución a este debate, resaltando las características
que, a mi juicio, ilustran este enfoque político de las ideologías:
conocimiento de carácter práctico, político, producto de consumo de masas,
populares, efectistas, propagandísticos movilizadores. “las ideologías, en su
hora cenital son evangelios laicos y dogmas secularizados…. No se trata, pues,
de que las ideologías no sean ideas. Lo son, pero pragmáticas, políticas, vulgares,
elementales, inconcretas, emocionales, dogmáticas u utópicas. Una ideología es
una filosofía política popularizada, simplificada, generalizada, dramatizada y
corrompidas al cabo de un intenso proceso de lógica y psicológica extrapolación
y, en definitiva de masificación. “El crepúsculo de las ideologías”, 1965,
Karl Mannheim en su famosísimo ensayo
“Ideología y Utopía: Introducción a la sociología del conocimiento” (1929. Hay
una reedición de 1997), polémica y
discutible, explora los problemas del
conocimiento y el orden social y propone una diferenciación conceptual entre
“Ideología” -conservadora, legitimadora del presente- y “utopía”
–revolucionaria, por buscar e inspirar el cambio futuro-.
El concepto ideología refleja uno de los
descubrimientos que surgió del conflicto político, es decir, que el pensamiento
de los grupos dirigentes puede llegar a estar tan profundamente ligado a una
situación por sus mismos intereses, que ya no sean capaces de ver ciertos
hechos que harían vacilar su sentido de dominio.
Mannheim distingue dos significaciones del
término “ideología”: La parcial (error, mentira, sentido común..que
generalmente se percibe en el individuo) y la total (concepción del mundo,
sistema de pensamiento, atribuible a los grupos sociales). La primera presupone
que este o aquel interés es la causa de una mentira o un error determinado. La
segunda presupone simplemente que existe una correspondencia entre una
situación social dada y una determinada perspectiva, punto de vista o percepción
de conjunto.
La hipótesis del mismo autor acerca del
interés del intelectual “no atado socialmente”, en el sentido de una
posibilidad de trascender los condicionamientos de grupos o clases, nos remite a
la distinción previa sobre el rol del intelectual-ideólogo en la vida política.
Proponemos dos modelos que, en diferentes versiones, han aparecido en el
proceso histórico:
1.-El modelo platónico
(Filósofo-rey y dirigente)
2.-El modelo aristotélico (El
filósofo-consejero y crítico)
El primer modelo implica un compromiso
político militante. Su versión moderna nos la proporciona el marxismo en su
concepción de los intelectuales (Marx, Engel, kautky y Plejanov) desarrollada
sistemáticamente por Lenín a partir de 1900, en sus artículos de Iskra y en el libro "Qué hacer", sobre la organización del partido revolucionario y el papel
dirigente de los “intelectuales revolucionarios profesionales”, y asimismo en
los análisis más complejos de Antonio Gramsci, acerca del “intelectual
orgánico” y del “intelectual colectivo”.
El segundo modelo, por el contrario, señala
una pauta de cierto distanciamiento crítico del intelectual respecto a la
política activa militante, con una mayor preocupación por los valores humanos y
sociales, entendiendo la política como expresiones de la “intelligentzia”
populista rusa del siglo XIX.
Dejaremos para
una próxima entrega “las grandes concepciones ideológico-políticas”.
Bibliografía:
1-Manuel Pastor
(coordinador) Fundamentos de Ciencia Políticas. MacGraw Hill. 1999.
2-Adolfo Gabino Ziulu. Derecho constitucional. Depalma.
1997.
3-Karl Mannheim.
Ideología y Utopía. Fondo de Cultura Económica. 1997.
4-George Sabine.
Historia de Teoría Política. Fondo de Cultura Económica. 1965.
5-Jean Touchard.
Historia de las Ideas Políticas. Tecnos.1975.
6-Salvador Giner.
Historia del Pensamiento Social. Ariel, 2008.
7-Fernando
Vallespín (ed). Historia de la Teoría Política, 1 y 2. Alianza, 2002.
8-Diccionario
Manual Ilustrado Larousse. 1997.
*El autor es catedrático universitario.-
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