8 de febrero de 2016

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 8 de febrero, 2016)

Las Ideologías

Por Carlos Darío Sousa S.*

Ideología es la Ciencia del origen y clasificación de las ideas/Conjunto de las ideas propias de un grupo. Diccionario Laroussse.

Edward Shils, en la Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, nos da el siguiente concepto de Ideología Política: ”La Ideología es una de las formas que pueden revestir los diversos modelos integradores de las creencias morales y cognitivas sobre el hombre, la sociedad y el universo…que florecen en las sociedades humanas”. El mismo autor señala que “la ideología se caracteriza por una carga emotiva
que generalmente se expresa en forma de disensión frente a los credos y concepciones del mundo establecido, así como por el grado de <hermetismo intelectual> de quienes la formulan”.

Frente a la filosofía, cuyo objetivo es la especulación, y frente a la teoría cuya pretensión es la demostración, la ideología invita a la acción, a la praxis. Sus funciones son múltiples, instrumentales, movilizadoras, organizadoras, expresivas de interés, comunicativas, orientadoras y explicativas. Su carácter político resulta evidente.

Históricamente el término ideología aparece con la publicación del libro “Elementos de la Ideología”, de Destutt De Tracy en el París de 1801, en el periodo de la Revolución francesa. El autor, dentro de la corriente francesa del materialismo sensorial y psicologista, cuyo máximo representante es Condillac, postulaba una ciencia de las ideas a partir de las sensaciones externas y las percepciones mentales.

De “ideologie” se derivará el término “ideologues”, que como Tracy, mantienen una concepción política liberal, moderada pero crítica del bonapartismo, por lo que será el propio Napoleón Bonaparte el primero en usar tal expresión con una carga peyorativa y descalificadora que se ha perpetuado: <ideología> e <ideólogo>, calificativos de un fenómeno social, como tendencia al pensamiento abstracto e inconformista de determinados intelectuales.

Lewis S. Feuer –N.Y 1931- ha elaborado una interesante hipótesis sociológica, a partir de los mitos bíblicos de Moisés y Jacob, para fundamentar psicológica y socialmente las figuras arquetípicas de los intelectuales-ideólogos políticos: la del líder (héroe carismático) que inspira y encabeza la liberación (revolución) del pueblo, y la élite (nueva clase) que ejecuta y continúa (organización) la misión.  
Toda ideología, sostiene Feuer, de alguna manera repite el mito mosaico, la dramática historia de la liberación de las tribus hebreas por Moisés. El mito mosaico es invariable en todas las transformaciones ideológicas. El mito jacobeo, es también invariable en todas las ideologías, evoca una profunda preocupación en el inconsciente, todos los anhelos y ansiedades de los hijos por ser los favoritos de su padre. El contenido principal del mito es la revuelta contra la injusticia, y el de jacobeo la emergencia de una nueva élite a clase política.

A lo largo de la edad moderna van apareciendo en escena las diferentes expresiones con que se aludirá a los creadores y portadores de las ideologías –humanistas, literatos, hombres de letras, ilustrados, ideólogos, intelectuales, intelligentzia, etc.- sujetos y objetos del discurso político, construyendo o destruyendo toda clase de mitos sobre el poder y legitimando o criticando a la autoridad de cualquier forma imaginable. Podemos, a efectos sistemáticos, comprender las ideologías bajo cuatro enfoques principales

1.Psicológico: Como prejuicios o errores de la conciencia, en una línea de pensamiento moderno que inaugura Francis Bacon con su teoría de los “ídolos” que llega, pasando por Condillac y de Tracy, hasta la concepción de Marx y Engel de la ideología como “farsa conciencia de la realidad”.

2.Sociológico: Enfoque que tiene sus orígenes probablemente en la teoría política moderna –Maquiavelo, Bodino, Hobbes-, pero que será reformulada en términos más claros por Helvetius –Del Hombre, de sus facultades y de su educación-, y los intelectuales de la ilustración, culminando también en Marx y Engel en su concepto de la <superestructura> o formas de la conciencia social, por una parte, y asimismo en los conceptos elaborados por los grandes maestros de las ciencias sociales en el siglo pasado: las “formulas políticas” de Mosca, los residuos y las “derivaciones” de Pareto, los “mitos” de Sorel y los “tipos de legitimación” de Max Weber.

3.Filosófico-teórico: Implícito en toda reflexión crítica sobre la conciencia individual –Descartes, Kant- o colectiva –Schiller, Fitchte, Hegel-. El idealismo, el historicismo y la fenomenología han contribuido en diferente grado a una teorización de las ideas y creencias que, mediante técnicas de la hermenéutica y el <verstehen> (análisis interpretativo o participativo. Vallespín señala que para comprenderlo plenamente hay  que incorporarle los prejuicios lingüísticos y culturales) fundan la teoría sociológica del conocimiento –Manheim, Scheler, Shultz, Ortega- con contribuciones de la teoría crítica –escuela de Frankfurt, Habermas-.

4.Político: Punto de vista que tiene su primera formulación explicita, con carga peyorativa, en Bonaparte, o en los usos del marxismo –la religión, opio del pueblo- y de crítica al marxismo, -Raimon Aron. El marxismo “opio de los intelectuales”.

Sin dudas hay una cierta reserva mental sobre los ideólogos , las ideologías y lo ideológico que permea todas las formas de pensamiento, una especie de desconfianza o cautela que constituye un denominador común a todas las épocas: desde las advertencias del evangelista san Juan –libraos de los falsos profetas-, hasta la convicción “científica” de Marx y Engel, de la superación histórica de las formas superestructurales –no solamente la falsa conciencia sino, incluso, el Estado-, y las tesis sociológicas del neoliberalismo y neoconservadurismo -que trataremos en su momento-.

Un ensayista –conservador y monárquico- español Gonzalo Fernández de la Mora, ha hecho su propia contribución  a este debate, resaltando las características que, a mi juicio, ilustran este enfoque político de las ideologías: conocimiento de carácter práctico, político, producto de consumo de masas, populares, efectistas, propagandísticos movilizadores. “las ideologías, en su hora cenital son evangelios laicos y dogmas secularizados…. No se trata, pues, de que las ideologías no sean ideas. Lo son, pero pragmáticas, políticas, vulgares, elementales, inconcretas, emocionales, dogmáticas u utópicas. Una ideología es una filosofía política popularizada, simplificada, generalizada, dramatizada y corrompidas al cabo de un intenso proceso de lógica y psicológica extrapolación y, en definitiva de masificación. “El crepúsculo de las ideologías”, 1965,    
Karl Mannheim en su famosísimo ensayo “Ideología y Utopía: Introducción a la sociología del conocimiento” (1929. Hay una reedición  de 1997), polémica y discutible,  explora los problemas del conocimiento y el orden social y propone una diferenciación conceptual entre “Ideología” -conservadora, legitimadora del presente- y “utopía” –revolucionaria, por buscar e inspirar el cambio futuro-.

El concepto ideología refleja uno de los descubrimientos que surgió del conflicto político, es decir, que el pensamiento de los grupos dirigentes puede llegar a estar tan profundamente ligado a una situación por sus mismos intereses, que ya no sean capaces de ver ciertos hechos que harían vacilar su sentido de dominio. 
   
Mannheim distingue dos significaciones del término “ideología”: La parcial (error, mentira, sentido común..que generalmente se percibe en el individuo) y la total (concepción del mundo, sistema de pensamiento, atribuible a los grupos sociales). La primera presupone que este o aquel interés es la causa de una mentira o un error determinado. La segunda presupone simplemente que existe una correspondencia entre una situación social dada y una determinada perspectiva, punto de vista o percepción de conjunto.

La hipótesis del mismo autor acerca del interés del intelectual “no atado socialmente”, en el sentido de una posibilidad de trascender los condicionamientos de grupos o clases, nos remite a la distinción previa sobre el rol del intelectual-ideólogo en la vida política. Proponemos dos modelos que, en diferentes versiones, han aparecido en el proceso histórico:

1.-El modelo platónico (Filósofo-rey y dirigente)
2.-El modelo aristotélico (El filósofo-consejero y crítico)

El primer modelo implica un compromiso político militante. Su versión moderna nos la proporciona el marxismo en su concepción de los intelectuales (Marx, Engel, kautky y Plejanov) desarrollada sistemáticamente por Lenín a partir de 1900, en sus artículos de Iskra y en el libro "Qué hacer", sobre la organización del partido revolucionario y el papel dirigente de los “intelectuales revolucionarios profesionales”, y asimismo en los análisis más complejos de Antonio Gramsci, acerca del “intelectual orgánico” y del “intelectual colectivo”.
 
El segundo modelo, por el contrario, señala una pauta de cierto distanciamiento crítico del intelectual respecto a la política activa militante, con una mayor preocupación por los valores humanos y sociales, entendiendo la política como expresiones de la “intelligentzia” populista rusa del siglo XIX.

Dejaremos para una próxima entrega “las grandes concepciones ideológico-políticas”.

Bibliografía:
1-Manuel Pastor (coordinador) Fundamentos de Ciencia Políticas. MacGraw Hill. 1999.
2-Adolfo Gabino Ziulu. Derecho constitucional. Depalma. 1997.
3-Karl Mannheim. Ideología y Utopía. Fondo de Cultura Económica. 1997.
4-George Sabine. Historia de Teoría Política. Fondo de Cultura Económica. 1965.
5-Jean Touchard. Historia de las Ideas Políticas. Tecnos.1975.
6-Salvador Giner. Historia del Pensamiento Social. Ariel, 2008.
7-Fernando Vallespín (ed). Historia de la Teoría Política, 1 y 2. Alianza, 2002.

8-Diccionario Manual Ilustrado Larousse. 1997.

*El autor es catedrático universitario.-

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