Por Juan Matos*

¿Era proscrito el nombre del héroe de aquella foto infame que circuló en las calles, cual símbolo inefable del terror y del miedo? Silencio. Olvido. Complicidad colectiva. Hay una calle muda que le nombra. Todo cuando más. Cumplido el protocolo, el Cabildo se esfuma lo mismo que la historia. Las aulas —miopes y desmemoriadas— soterran a los héroes.
José Mesón, empero, reclama su nombre en las escuelas. Una siembra acerada de la memoria histórica que coseche en los pechos, bravías mentes claras, ávidas de justicia. No en vano con sus venas, con sus heroicas venas, se cobijó el nidal libertario de una Raza Inmortal que honra el calendario. ¡Ni un día más que lapide sus nombres! José Mesón, tu nombre taladra aún conciencias. Tu estirpe y tu legado revientan los silencios. Chimeneas aún braman en todos litorales donde los hombres libres ondean la bandera del alba justiciera.
*El autor es profesor y poeta bateyero, vive en Estados Unidos.-
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