9 de noviembre de 2015

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 9 de noviembre, 2015)

Oda del Manglar Durmiente

Por Carlos Darío Sousa S.* 

Estimado Adbraham:

He  disfrutado con la lectura de tu “ODA DEL MANGLAR DURMIENTE”, y lo que sigue son mis reflexiones sobre este importante trabajo:

Mientras muchos de nosotros corríamos tras el último detalle de la cena de navidad,  estrujabas tu cerebro y de él saltaban imágenes multicolores, de verde unas y otras de azul de mar y de cielo, de marrón y marfil,  de peces huidizos y de olas saltarinas, que
venían a revolotear sobre las playas cargadas de sal,  de encajes y arena, con su rutina de incansables siglos arrullando manglares legendarios, conectados a la prehistoria donde no existían las letras y probablemente la palabra, pero sí sonidos  que nos hablan en la longitud, ¿no dices algunas veces larguenza?, del tiempo, de sus saberes de la vida, más allá de nuestra propia conciencia de ser viviente: ellos, nos recuerdan, que estaban antes que nosotros.

Mientras muchos libábamos y probablemente pensábamos en cenar, sobre la vieja Olivetti tus dedos recorrían sus teclas, marcándonos el alma con un repiquetear, ¿una forja? de sueños, donde nos decías que “soy el habitante esencial de tus viveros de raíces que atan los puntos cardinales de la tierra”, y nos decías así que ellos no están solos en el mundo, que hay alguien y con ese alguien algunos, que le rinde homenaje a la vida. Amas los Mangles milenarios como amas la vida.

Escribes un 24 de Diciembre, justamente previo al nacimiento de Jesús. Y esos Mangles tan habladores ellos, nos van diciendo lo que es la vida, la de como aquél que lo llamamos en horas inciertas en nuestro amparo, en protección de nuestras vidas, nos dicen que son vida. Y tú, ese 24 de Diciembre, certificas en tus vivencias de mundos sublimes, de encajes de palabras lúcidas, como es la vida y tu amor por esa vida inconmensurable de rey de la flora del cielo, donde ubicamos las musas y el amor.

Sí, Adbraham, esa “Oda del Manglar Durmiente” debe despertar, y lo hará para decirnos cuán importante es la vida “como si Dios nunca hubiera dejado de llamarse Eloim”, allí a la orilla de los mares donde recalan las aves migratorias, donde “las  hicoteas del sueño nos acarician los pies” y nos despiertan  al alma de los vuelos literarios, “como una amante embarazada” después de años de ruegos.


Sí, Adbraham, eres como el Manglar poderoso, porque estás cargado de sueños y estás posado como un habitante esencial de la palabra sobre estas tierras o costas ¡qué más da!, a veces tan apacible y a veces tan violenta, pero que nos ayudas a crear estos sueños, estos pensamientos, imágenes y saberes, con raíces y lazos fuertes como el amor a la vida. Como estos Manglares que nos dicen, nos dictan, como los maestros de antes, el camino de la vida que es  el futuro, y ellos estan concientes de su papel como por siglos de creación nos vienen dando ese dictado distante y cercano. Ellos son Manglares “dormidos en las orillas del ancho mar” de esta Quisqueya, que en conciencia despierta para protegerlos por mandato de la vida, como ellos despiertan para atar con sus raíces la tierra.  

*El autor es catedrático universitario.-

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