Hace varios días publiqué unas fotos que me enviaron con la interrogante de ¿qué era eso, de qué trataba el letrero o los dos letreros que se habían colocado luego del chequeo de Santa Elena? El primero y el segundo en lo que es la curva que sale del Estero, en el lugar preciso donde en el 1973, el sargento de la policía Nacional, Lucas Rosario, fusiló a cuatro jóvenes barahoneros.
Esos dos letreros, sin lugar a dudas causaron curiosidad entre quienes se desplazan por el lugar en sus rutas desde esta ciudad a los pueblos de la zona costera y viceversa. Cuando usted va desde el chequeo hacia el Estero, ve el primer letrero, cuando sale de la curva ve el segundo, que le queda de espaldas, porque los colocaron para que el que venga lo lea igual y el que vaya también lo vea.
Entendí originalmente que la historia o secreto de el Polo de la Mirada se relacionaba con el hecho de sangre ocurrido en la época indicada, pero averiguaciones entre transeúntes, me indicaron que no era así, que la historia era otra.
En las indagatorias, pude averiguar quien era el autor de esa ingeniosa manera de llamar la atención con relación al lugar, encaminé mis pasos hacia donde me indicaron que podía encontrarlo y ¡sorpresa!, es un amigo, abogado, ex juez, ex consultor jurídico de una embajada, ex pelotero amateur en sus años de juventud , oriundo de Paraíso, que llegó a Barahona hace muuuuuchoooos años en labores comerciales, aquí estudio y se hizo abogado y desde aquí hizo carrera en la justicia, ocupó varios cargos en el gobierno y hasta fue el encargado jurídico en la embajada de Honduras.
Gregorio Arias Carrasco, para sus amigos, Baro, a quien indagué y me contó la historia como se la voy a contar a ustedes: "si viajamos desde el chequeo de Santa Elena, a pocos metros antes de llegar al lugar donde fueron fusilados los jóvenes barahoneros en el 1973, nos encontramos a la derecha un afluente de aguas, que se interna hacia el lado izquierdo, hacia los mangles.
"Antes de que se construyera la carretera que usamos para desplazarnos a la costa, había otra vía que estaba a orillas del mar, es decir, que las aguas de la laguna que se formaba pasaban por debajo de la carretera, no se veían, pero al pasar cerca, nos daba un mal olor que confundíamos con el escape retal de una persona.
"Cuando nos daba ese mal olor lo relacionábamos con ese hecho, cuando se viajaba en cualquier vehículo del transporte, cuando se llegaba a ese lugar, todos se miraban por el mal olor y con frecuencia le achacaban al que les quedaba al lado como el culpable de ese escape retal.
"Como muchos desconocían que se trataba de la existencia de agua azufrada o agua en descomposición, y que debido a la lentitud del desplazamiento había esa fermentación, acusaban al compañero de la indigna acción.
"Como curioso y estudioso del asunto, cuando averigüe la razón, quise colocar los letreros que han llamado la atención pero, ¿qué poner?, entendí que hablar del Polo del Peo, como que era muy feo y no tendría el efecto de la curiosidad que había que despertar, pues, y luego de conversar con un amigo, asumí que lo correcto seria llamar la atención de muchos con el lema del letrero que hay en la actualidad, El Polo de la Mirada, ya muchos saben que fui el autor del letrero y me llaman pidiéndome información sobre ese Polo".
Cierta o no la historia contada por Gregorio Arias Carrasco, ya cuando usted pase por el lugar y le dé el tufo o el olor a defecación, no tendrá que mirar al compañero que viaja a su lado para echarle la culpa de un posible escape retal.
Finalmente, entiendo que es un gran aporte y que habrá muchas disculpas porque han sido muchos ciudadanos que de manera equivocada han creído que el mal olor que percibimos al pasar por el lugar, es producto de la indelicadeza del compañero que viaja a nuestro lado.
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