Por Alejandro Santana
El que usted se oponga a la instalación
de alguna empresa en su ciudad, es entendible, está en su derecho como
ciudadano, también está dentro de su derecho el estar de acuerdo.
Son derechos que le consagra la
Constitución y las leyes, y el que usted haga uso públicamente de ellos, es
razonable y es plausible.
Pero que usted, públicamente
exhiba una postura y que por la espalda de los demás vaya donde los que
pretendian la instalación de la empresa a la cual se opuso públicamente,
es como para catalogarlo de perverso.
Y la perversidad es lo que ha primado en
esta Provincia, donde muchos se han opuesto a la instalación de algo que
algunos han entendido que se inscribe dentro del desarrollo, pero que otros han
entendido lo contrario.
Aterrizando, nos opusimos a la
instalación de un astillero en el cayo, nos opusimos a la instalación de una
planta a carbón, nos opusimos más recientemente a la instalación de una
estación de expendio de gas natural.
De manera democrática nos manifestamos
unos en contra y otros a favor, y pese a que esa estación de venta de gas
natural había venido refrendada por permisos previos, logramos que su
instalación se detenga.
Y hasta ahora esos aprestos están
detenidos, muchos de los que voz en cuello se opusieron, que rabiaron, que
acusaron, que faltaron el respeto, son los que por la espalda han ido donde los
responsables, a buscar dinero para bajar la guardia.
La noticia se ha filtrado, "honorables" "barahoneros", se han apersonado a una institución que tiene dentro de sus
facultades emitir un permiso, a buscar dinero.
¡Qué desfachatez!, oponerse públicamente,
insultar a los que estaban de acuerdo con su instalación para entonces ir por
la puerta de atrás a negociar para bajar la guardia, ¡cuanta inmoralidad,
hermano!
Una de las caras del irresponsable es
esa, decir públicamente una cosa por el frente, en público, y por la espalda acudir a proponer negocios a abogados de la empresa.
Me resistía a creer que eso fuera
verdad, pero ha sido confirmado y descubro que quienes atacan a los corruptos, son corruptos confesos.
Siempre he entendido que para yo no
estar de acuerdo con un proyecto debo sentarme a la mesa del diálogo con el
arquitecto de ese proyecto y discutir los pros y los contras, pero eso no
ocurrió.
Se hizo protagonismo públicamente, con
esa supuesta oposición a la instalación de la estación de gas natural en la
José Francisco Peña Gómez con avenida Enriquillo (Malecón).
Pero esos protagonistas de la moralidad,
tienen la moral y la integridad podrida, aunque en público no le salga lo
putrefacto que son.
¡Cuanta simulación! ¡Cuántos simuladores! ¡Cuantos falsos hijos dignos del pueblo!, cuando en realidad siempre han sido sus
carniceros.
Me lo dijeron, lo confirmé, pero
aunque lo esté escribiendo, tengo mis dudas, no doy sus nombres porque
no he logrado convencer a mi informante a que me los suministre.
Cuando los tenga, estén seguros que los
haré público, sin importar que tenga que andar blindado de cuerpo entero para
que no me maten, pero no me importará, pues dejare a la ciudadanáa los nombres
de sus carniceros que se pintan de salvadores.
Algunos de los que se opusieron a la
instalación de la estación de expendio de gas natural en el malecón de la
ciudad, han querido negociar, han acudido a buscar dinero y se ha hablado de
millones, ¡escuchen!, lean bien, ¡de millones de pesos!, pero por la espalda.
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