Por Virgilio Gautreaux P.
Este
terrible huracán asoló duramente la nación, especialmente las provincias del Sur, llevando desolación y muerte a su paso. San Cristóbal y Baní aportaron la mayor
cuota de muertos y desaparecidos. David castigó con fuerza la capital
dominicana. Todo el país sufrió los devastadores efectos de este fenómeno atmosférico y su mortal trayectoria.
La República estaba todavía padeciendo las secuelas del ciclón David, cuando
vino el 4 de Septiembre la "tormenta Federico", que encontró una nación inundada. Las lluvias de Federico provocaron grandes inundaciones y más muertes. Las torrenciales lluvias durante varios días se transformaron en una trampa mortal para miles de dominicanos que perdieron sus vidas. Otros quedaron arruinados al perder hogares, cosechas, reses y aves. Fue una verdadera tragedia nacional.
vino el 4 de Septiembre la "tormenta Federico", que encontró una nación inundada. Las lluvias de Federico provocaron grandes inundaciones y más muertes. Las torrenciales lluvias durante varios días se transformaron en una trampa mortal para miles de dominicanos que perdieron sus vidas. Otros quedaron arruinados al perder hogares, cosechas, reses y aves. Fue una verdadera tragedia nacional.
En la foto
de más abajo se observan los bancos del malecón barridos como si fueran de
cartón. Yo vivía cerca de la Avenida y la gente, al ver lo fácil que estos
bancos se habían despegado, pensaba que eran livianos e intentaron quitarlos
para limpiar la vía, pero grande fue la sorpresa al descubrir que los mismos
eran muy pesados. Lo curioso es que mientras los bancos rodaron como si fueran
de cartón, las palmeras se mantuvieron firmes. Ni una sola fue derribada.
Bancos de hormigón barridos por
huracán diseminados en el Malecón
A nivel
nacional se destruyeron infraestructuras eléctricas, acueductos, carreteras,
puentes y canales de riego. Más de medio millón de viviendas fueron arrasadas y
por doquier había centros de refugiados. Las pérdidas materiales se estimaron
en unos US$2,200 millones y los muertos fueron aproximadamente unos 4,
000. El servicio de energía estuvo
paralizado por un mes en muchas zonas de la nación. Las redes telefónicas
fueron afectadas por la caída de miles de postes. Los puertos de Santo domingo
y Haina resultaron seriamente afectados, entorpeciéndose la salida de productos
de exportación y el ingreso de mercancías del exterior.
En los
barrios de la capital miles de viviendas quedaron sin techo. Casi todo el Sur
del país quedó a oscuras. Los ríos desbordados arrasaron emblemáticos puentes. Frágiles
hogares fueron arrasados por ríos de lodo y rocas de montañas deforestadas.
Miles de predios quedaron sepultados por escombros originados en lomas
desprotegidas de su capa vegetal (recordemos caso de Jimaní en el 2004).
Para Agosto de 1979
yo trabajaba en el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario-FEDA-, cuando
llegaron DAVID Y FEDERICO y nos dieron esa gran pela. En esa oficina se hizo
una campaña interna para conseguir alimentos, ropa, medicamentos, frazadas, etc.
La institución facilitó el transporte y cuando llegamos a San Cristóbal fuimos
a la Fortaleza para que nos auxiliaran para
preservar el orden, pues íbamos a lugares donde habían personas
con días sin comer ni abrigo. El Comandante nos dijo que le dejáramos todo y
que ellos lo iban a repartir y así "evitarnos posibles riesgos". Por supuesto no le hicimos caso y nos prestaron
dos guardias.
A pocos días de
ambos fenómenos, me fui a trabajar a ONAPLAN, donde nos enviaron a las zonas sureñas
devastadas, a realizar un levantamiento
de los daños (desde una perspectiva "económica"
principalmente). El espectáculo era aterrador. Recuerdo que en
Pizarrete todas las fincas quedaron seriamente afectadas, lo mismo en otros
campos de San Cristóbal, Ocoa, Baní, etc.
Años después yo
trabajaba en el Departamento de Deuda Externa
del BANCO
CENTRAL, dándole seguimiento a
las operaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, al BANCO MUNDIAL, al Fondo Internacional para el
Desarrollo Agrícola, la agencia Internacional de Fomento y otros fondos
de cooperación financiera internacional, donde me percaté que luego de DAVID Y FEDERICO,
nuestro país recibió gran cantidad de préstamos de esos organismos. Incluso la
Asociación Latinoamericana de Integración-ALADI-, activó un mecanismo de
cooperación financiera (en caso de emergencia ante catástrofes), mediante el cual los Bancos Centrales de
latinoamérica hicieron depósitos en dólares en el Banco Central dominicano, en apoyo a nuestra Balanza de
Pagos. Creo que dichos valores no devengaban intereses o eran muy bajos. Cuando
todo se normalizó, el país fue amortizando esa facilidad financiera.
También es bueno
recordar que muchas naciones hermanas del continente fueron solidarias enviando
alimentos, vestuario, medicinas y materiales para reparar viviendas. Algunos países
desarrollados desplegaron programas de cooperación
financiera y técnica mediante sus agencias bilaterales de desarrollo (USAID,
JICA de Japón, etc.). Asimismo, se
recibió asistencia de la Unión Europea y de entidades de la ONU. Alemania,
Francia, Cánada, España y Taiwán, entre otros, suministraron valiosa ayuda
humanitaria.
Al yo ver ese
torrente de cooperación y ayuda financiera luego de ambas turbulencias, redacté
unas notas (que el VIENTO SE LLEVÓ!), donde plasmaba la relevancia de "racionalizar" estos flujos, de manera que se accediera a aquellos
fondos/ventanillas más concesionales (a partir de calendarios de pago, intereses,
condicionalidade, etc).
Daminificados
Sin embargo, la
realidad ha sido que cuando nos azota un ciclón, enseguida nuestros gobiernos envían
misiones con bandejas a pedir dinero a quien sea y sin ver las
condicionalidades financieras (tasas de interés, plazos, etc). En ese
torbellino, también es frecuente que se recurra a "medidas de urgencia", que en
la práctica significan mayores concesiones a
los carteles eléctricos, de los combustibles, las comunicaciones, consorcios de
construcción, etc., todo esto amparado
en las "condiciones de emergencia", donde se mandan al carajo procedimientos y
controles que norman las compras y adquisiciones gubernamentales. Por cualquier
cosita, los titulares de las entidades públicas recurren a sus famosos "procedimientos de urgencia", que
los dominicanos conocemos como "grado a
grado", donde se obvian protocolos previstos por varias
leyes.
De las aguas
revueltas por los ciclones, son muchos los "pescadores" que ganan !!!!
Con más de
cinco siglos aguantando ciclones, se supone que debimos aprender las lecciones
que dejan su paso. Sin embargo, el hecho de que “el progreso”
se concentra en la capital, Santiago y unas pocas ciudades, aumenta el flujo de
personas que huyen del área rural buscando mejores condiciones de vida,
atraídos por la concentración de inversiones públicas en los llamados “polos electorales”. El resultado ha sido un enorme crecimiento de
los barrios-miseria que rodean dichos
centros urbanos, áreas éstas muy sensibles a los fenómenos naturales, ya que los
migrantes se ubican en la orilla de cañadas, ríos, lugares empinados y áreas
degradadas, donde no reciben servicios básicos. De estos lugares surge la mayor
cantidad de refugiados.
Hoy David y Federico son un simple recuerdo. Sin embargo, a casi 4
décadas de su ocurrencia, podemos extraer ricas experiencias y observar que
hemos logrado avances significativos para enfrentar dichos fenómenos, pero que
se mantienen aún vigentes grandes retos y desafíos propios de una nación en
vías de desarrollo, pero que todavía mantiene políticas de desarrollo regional
desigual.
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