El caso Olivo obliga a hilar fino
Rodríguez Almonte no era un preso
cualquiera. Se le atribuía un rosario de homicidios y asaltos a mano armada,
entre los que se cuenta el de Blas Olivo. Su muerte en un intercambio de
disparos, cuyas circunstancias hay que desmontar pizca por pizca, coloca en la
investigación de la muerte del periodista un paréntesis de incógnitas que
despiertan legítimas sospechas. ¿Quién se beneficia con el silencio de esta
ficha clave?
El jefe de la Policía dijo hace poco que el
asesinato de Olivo es un caso complejo. Después de este incidente las
complejidades se han multiplicado. Los familiares de Blas habían pedido
insistentemente que se garantizara la integridad física de los implicados en
ese homicidio. Extraña que las autoridades descuidaran tanto el aspecto seguridad,
que hasta fue posible poner una pistola en las manos de este reo. La
investigación del caso Olivo obliga a hilar muy fino.
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