14 de junio de 2015

EDITORIAL HUÉSPED

El caso Olivo obliga a hilar fino
Resultado de imagen para periódico hoy.com.doEl caso Blas Olivo se complica. José Miguel Rodríguez Almonte, el presunto jefe de la banda de sicarios que asesinó al periodista, fue muerto a tiros dentro de su celda de la cárcel de Monte Plata, por policías a los que habría recibido a balazos cuando iban a requisar el lugar. La primera complejidad que hay que
despejar es quién y cómo hizo llegar un arma de fuego a manos de este hombre, que por la peligrosidad que se le atribuía estaba en un recinto de máxima seguridad.
Rodríguez Almonte no era un preso cualquiera. Se le atribuía un rosario de homicidios y asaltos a mano armada, entre los que se cuenta el de Blas Olivo. Su muerte en un intercambio de disparos, cuyas circunstancias hay que desmontar pizca por pizca, coloca en la investigación de la muerte del periodista un paréntesis de incógnitas que despiertan legítimas sospechas. ¿Quién se beneficia con el silencio de esta ficha clave?
El jefe de la Policía dijo hace poco que el asesinato de Olivo es un caso complejo. Después de este incidente las complejidades se han multiplicado. Los familiares de Blas habían pedido insistentemente que se garantizara la integridad física de los implicados en ese homicidio. Extraña que las autoridades descuidaran tanto el aspecto seguridad, que hasta fue posible poner una pistola en las manos de este reo. La investigación del caso Olivo obliga a hilar muy fino.

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