Por Ana Giselle Moreta de Leon

En comparación a los tiempos
atrás, la juventud ha tomado un rumbo diferente. Podemos mencionar que en otras
épocas faltarle el respeto a una persona mayor implicaba un castigo para el
joven, hoy en día es algo común. Las escuelas quedaban a kilómetros y
aún así
asistían a las aulas, hoy en día hay escuelas en cada rincón y somos obligados
a asistir teniendo hasta las facilidades para ir. No valoramos el esfuerzo de
nuestros padres para que no nos falte nada.Debemos aprovechar al máximo las oportunidades que se nos brindan, somos jóvenes, el futuro de nuestra sociedad está en manos de todos y todas, la juventud es una etapa que cada ser humano debe aprovechar al máximo. Dice un dicho "Juventud, divino tesoro". Que bonito suena, verdad? Pero más bonito sería que sepamos aprovechar esas oportunidades que nos brindan y que con ese vigor y esa fuerza que tenemos, queramos llevarnos el mundo por delante, cumplir esas metas que nos propongamos, y que como jóvenes al fin sepamos valorar el esfuerzo de nuestros padres, la verdadera amistad, el verdadero amor.
Para llevarnos el mundo por delante no es necesario andar en una motocicleta o un automóvil a alta velocidad. No es necesario usar drogas, ni tomar alcohol todos los días, no saber valorar lo que nuestros padres con todo sus esfuerzos nos brindan. ¡Claro que no joven!, usted sabe de qué manera también podemos llevarnos el mundo por delante: aprendiendo a tenerle amor a las personas y no a lo material. Aprovechando esas oportunidades que la juventud nos brinda, cuidando de nuestra salud, no abusando de nuestro cuerpo, querer ser una mejor persona, superándonos como ser humano, y llegando a ser alguien en la vida. Qué bonito sería, verdad?.
No abandonemos nuestros sueños, luchemos junto a nuestros padres que desean
lo mejor para nosotros. Cuidemos nuestro pueblo, nuestra tierra, nuestro país. Amémosnos unos a otros, que no exista la envidia, ayudarnos entre todos seria lo
correcto. Demostrémosle a los mayores que también nosotros podemos y que en
nuestra época todavía existen jóvenes con valores, dispuestos a ser mejores
personas, que pueden confiar en nosotros y que aprovecharemos al máximo esta
bella etapa de nuestra vida llamada JUVENTUD.
¡Juventud, divino tesoro!
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