Por Eliscer Guzmán
New York.-Cuando vemos a alguien con exceso de peso, lo primero que nos llega a
la mente es sin duda que esa persona come mucho y hace poco ejercicio. En
realidad la obesidad es una entidad mucho más compleja que la famosa creencia,
de que la" gordura" se produce porque ingerimos mas calorías que las
que quemamos.
Predisposición genética, factores ambientales y trastornos de comportamiento
han sido señalados como elementos importantes en el origen y tal vez más
importante, en la
persistencia de la obesidad. Sin lugar a dudas, sin embargo,
el aumento de la obesidad en las últimas décadas y a nivel mundial tiene como
etiología principal el exceso de ingesta calórica y el sedentarismo.
El tamaño de las porciones ingeridas, el exceso de calorías consumidas independiente
del tamaño, combinado con costos bajos de alimentos chatarras, han contribuido
sin dudas al aumento exorbitante de la obesidad.
A partir del 1980 la
prevalencia de la obesidad se ha duplicado en el mundo. Hay más de 1.5 billones
de personas con sobrepeso, de los cuales 200 millones de hombres y más de 300
millones de mujeres son obesos. Y como una muestra de que esta epidemia no
termina ahí, hay más de 42 millones de niños menores de 5 años con sobrepeso u
obeso.
Y sabemos que muchos de estos niños, a menos que no se eduquen adecuadamente,
van a ser adultos obesos. Pero frecuentemente el problema de la obesidad es
propiciado y perpetuado por nuestra sociedad: mercadeo constante de alimentos
ricos en grasas y con sabores variados y atractivos, se convierten en anzuelos
irresistibles tanto, para niños como para adultos.
Oficios y trabajos sedentarios, televisión y computadoras, aparatos de control
remoto, elevadores y escaleras eléctricas, confabulan en conjunto para crear y
perpetuar el sedentarismo y como consecuencia la obesidad.
Si pudiéramos usar esos mismos elementos para recordarnos que por cada hora de
televisión o de haraganear en un sofá deberíamos hacer media hora de ejercicios
todos los días. O quizás que al comer arroz blanco o bizcocho nos molestara la
conciencia.
Bueno, soñar no cuesta nada y créanme que a veces muchos de estos sueños se
pueden hacer realidad. Vamos a ser ejemplos para nuestros niños y seres
queridos y hagamos del 2015 el año de los cambios positivos.
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