Por: Nélsido Herasme
“Lo que el viento se llevó” es
la película más famosa de la historia del cine,
basada en la novela de Margaret Mitchell, ganadora de un premio
Pulitzer, dirigida por Víctor, George Cukor y Sam Wood, cuyo rodaje costó US$ 425 millones y la más
galardonada por haber recibido diez premios Oscar.
Si comparamos esta película con la
del “Viento sopla a mi favor”, del cineasta Leonel Fernández, nos
daremos cuenta que a pesar de lo mala que
es, en términos de calidad, la de
Mitchell quedará corta, porque la del dominicano tiene un enorme costo político
y económico.
Su rodaje está rompiendo record,
porque su costo ronda los $205 mil millones de déficit, con actores
archiconocidos, basada en impunidad, corrupción, archivo definitivo de
expedientes y salida abrupta y desesperada al ruedo político de su autor.
La doctora Yeni Berenice Reynoso,
fiscal del Distrito Nacional, acudió a la premier del “Viento sopla a mi
favor” y al salir del cinema, incomoda con uno de los actores, dijo: “Que la impunidad siga de fiesta”, mientras el
procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, apoyado por una franja importante del pueblo,
el empresariado local y la embajada de los Estados Unidos, trata de sacar de
circulación a uno de sus protagonistas.
El autor de la película trató de
introducirla en los cines de algunos estados del país más poderoso del mundo,
pero la gente al calificarla de “clavo”, con vociferaciones casi impublicables,
la emprendió contra su dueño.
La inversión que se ha hecho en el
“Viento sopla a mi favor” se ha convertido en gasto, porque es una película que
no reúne las condiciones para ser presentada en los cines dominicanos y la
gente entiende que los actores y actrices que en ella participan están
desfasados, tanto es así, que el autor del filme, entrevistado en un hotel de
Santo Domingo, por un periodista internacional, antes de recibir el abucheo de
decenas de espectadores, simpatizantes de la película le entraron a golpes, y
hasta periodistas fueron abusados por los paleros.
“El Viento sopla a mi favor” no
tiene mucha oposición política que la critique, pero sí cuenta con la
firme determinación de una sociedad civil que está dispuesta apoyar al
procurador e impedir, en el terreno que sea necesario, que la película de
Leonel Fernández sea vista por los amantes del cine del país.
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