La Habana, Cuba.-La incertidumbre que rodeaba el secuestro del general del
Ejército colombiano Rubén Darío Alzate, el militar de más alto rango que han
retenido las guerrillas de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia(FARC) a lo largo de su historia,
ha terminado hoy con la lectura de un comunicado en La Habana, sede de los
diálogos de paz con el Gobierno de Colombia, donde la dirección de
la guerrilla
ha confirmado que el Bloque Iván Ríos tiene en su poder al general, un cabo y
una abogada, a los que interceptaron
el domingo cuando se desplazaban por el río Atrato, en Chocó.
“Pese
a vestir ropas civiles, los tres fueron capturados por nuestras unidades en
razón de que se trata de personal militar enemigo que se mueve en ejercicio de
sus funciones en área de operaciones de guerra”, dice un apartado del texto. El
militar nunca recibe el calificativo de "secuestrado", sino el de
"prisionero de guerra", y los guerrilleros aseguran que respetarán su
vida. “Estamos plenamente dispuestos a garantizarlo hasta donde nos sea
permitido por la ira estatal”.
El
día ha sido un baile de confirmaciones y desmentidos. Los negociadores de La
Habana primero negaron saber si las FARC estaban en posesión del general. Más
tarde, el Bloque Iván Ríos anunció que había capturado a Alzate. Por último,
los negociadores de La Habana han terminado confirmando la actuación autónoma del
bloque. La razón de esta confusión es que las FARC se estructuran en bloques,
cada uno de los cuales se compone de un mínimo de cinco frentes; desde que el
domingo desapareció el general Alzate, uno de los temas de discusión ha sido si
su secuestro era una decisión de la dirección de la banda o una acción de uno
de sus diversas ramas regionales, sobre cuyo actual grado de coordinación no
existen datos precisos.
Poco
antes de confirmar el secuestro de Alzate, los negociadores de paz se
dirigieron a la prensa para manifestar su sorpresa por la decisión que ha
tomado el presidente colombiano, Juan
Manuel Santos, de suspender de manera unilateral las
negociaciones de paz que mantienen desde hace casi dos años el Gobierno y la
guerrilla de las FARC en La Habana hasta
que se libere al general. “El proceso de paz, cuyos avances han activado la
esperanza de la reconciliación, no puede arriesgarse con determinaciones
impulsivas”, dijo Pastor Alape, uno de los negociadores de la guerrilla, que no
mencionó ni una sola vez el nombre del militar.
En
una corta declaración a la prensa, Alape criticó que el Gobierno se niegue a
decretar una tregua, uno de los puntos en los que las FARC han insistido desde
el comienzo de los diálogos de paz, pero que Santos ha rechazado. La noche
anterior Santos había insistido en esta postura. “Créanme, conversar en medio
del conflicto es la forma más efectiva para ponerle punto final a esta absurda
guerra”, dijo el mandatario. Sin embargo, no descartó que en el curso de las
negociaciones se den pasos para un fin de las hostilidades escalado.
Sobre
el secuestro de Alzate, las FARC han dicho que esperan que “este impasse sea resuelto lo más pronto posible” y
que seguirán en La Habana dispuestos a continuar con las conversaciones. “Lo
que hay que suspender es la guerra no el proceso de paz”, dijo Pablo Catatumbo
uno de los jefes guerrilleros que actúa como negociador. “El problema no es
fácil y lo que tenemos es que convocar al país para que el proceso realmente
avance y se vuelva a reiniciar lo más pronto posible”, dijo Alape.
Sobre
la suerte del general secuestrado, los dirigentes dijeron que cualquier
decisión queda en manos de Santos, que debe “proponer cómo se debe conversar en
Colombia sobre esta situación", dijo Pablo Catatumbo, comandante del
bloque Occidental de las FARC y miembro del Secretariado de la organización.
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