El
hambre es el mayor riesgo para la salud en el mundo, según el Programa Mundial
de Alimentos (WFP, por sus singlas en inglés) de las Naciones Unidas.
De
acuerdo a este organismo, se trata de un mal que mata a más personas al año que
el sida, la malaria y la tuberculosis juntos. Esta realidad emergió esta semana
durante una
reunión en Roma, en la cual las potencias del mundo acordaron una
agenda común para reducir este flagelo.
Unas 842
millones de personas no tienen lo suficiente para comer alrededor del mundo. Esta cifra ha disminuido en 156 millones desde 1990.
La
gran mayoría de personas con hambre alrededor del planeta (827 millones)
vive en países en vías de desarrollo, en donde el 14,3 por ciento de la
población está desnutrida.
Del
total de personas con hambre en el mundo, alrededor de 552 millones viven en
asia y oceanía, pero la tendencia es a la baja.
Las
mujeres constituyen un poco más de la mitad de la población mundial, pero
representan más del 60% de las personas con hambre en el mundo.
La
desnutrición contribuye con la muerte de 2,6 millones de niños menores de 5
años, un tercio del total global.
En
los países en desarrollo, uno de cada seis niños—casi 100 millones—tiene bajo
peso.
Uno
de cada cuatro niños en el mundo tiene retardo en el crecimiento. En los países
en desarrollo la proporción puede aumentar a uno de cada
tres.
El
80% de los niños con retraso en el crecimiento viven en 20 países, de acuerdo a
cifras del Programa Mundial de Alimentos.
Unos
66 millones de niños van a la escuela primaria con hambre en los países en vías
de desarrollo, de los cuales 23 millones están en áfrica.
El Programa Mundial de Alimentos estima que se necesitan más de 3 mil millones de
dólares al año para llevar alimentos a 66 millones de niños en edad escolar que
sufren hambre.
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