Por Vinicio
López
Grandes
ilusiones nos forjamos todos los moradores de la Región Suroeste, cuando al
inicio del Gobierno, nuestro Presidente Danilo Medina anunció tres grandes obras
que sacarían del atraso y el olvido a los héroes que todavía residiendo aquí
defienden la dominicanidad y el territorio fronterizo, subsistiendo con niveles
de ingresos económicos por debajo de la línea de pobreza. Bahía de Las Aguilas,
la carretera Cibao-Sur y
la Presa de Monte Grande, nos levantaron el entusiasmo.
A unísono, todos dijimos al fin, alguien viene a rescatarnos de la marginalidad y
la miseria ancestral causada por la no explotación de nuestros envidiables
recursos naturales.
Nunca
dudamos que estas promesas y compromisos salieron de lo más profundo del
corazón de un Presidente sensible y dispuesto a acometer esos grandes retos.
Pero al parecer la disponibilidad presupuestaria nacional y los compromisos
financieros internacionales, se
han interpuesto como fuertes murallas al desarrollo de estas magnas obras.
Una
litis judicial mantiene paralizado el esperado despegue del turismo en Bahía de
Las Aguilas, poderosos intereses dieron al traste con la no construcción
de la vía que uniría a San Juan de La Maguana con Santiago de Los Caballeros, y
ahora se requiere de una sobrehumana maniobra económica para que, al menos
nuestras tres grandes ilusiones, no sucumban totalmente con la no construcción
de la Presa de Monte Grande. En buen beisbol, ayúdenos Señor Presidente a batear
para 333 de promedio, es decir, batear de tres uno, que es bueno en cualquier
liga.
Señor
Presidente, ya no se trata de la obra en si misma y los archiconocidos
beneficios que de ella derivarían. Se trata Señor Presidente, de la fe y la
esperanza perdida, tal vez por siempre, de hombres y mujeres que ya no
tendríamos en quien creer, que nos sentiríamos indefensos, frustrados y
obligados a seguir el camino del pueblo hebreo buscando otra luna, como dice
Joan Manuel Serrat en su canción Pueblo Blanco.
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