20 de octubre de 2014

¿De Quién son los Periodistas?

Por Alejandro Santana

En sociedades donde el Estado no es dueño de empresas ni tiene cadenas de comunicación, la prensa es libre, los periodistas no tienen que rendir pleitesías, so pena que este decida ser objeto de alguien.

Es su libre decisión, ahora hay que diferenciar la venta de una publicidad, hay que estar claro que te promuevo un producto y me pagas por esa labor, ahora si me contratas para ser tu vocero ya es otra cosa.

Usualmente los periodistas no somos cadenitas de oro
para caerle bien a todos, somos, o nos sentimos, una especie de seres libres con libertad de escribir cosas del momento.

Ahora a los periodistas se les exige, ser honestos, objetivos, libres, pero esas cualidades que debemos exhibir, muchas veces están sujetas a las necesidades de cada profesional.

Un profesional que vive el día a día, que debe pagar luz, internet, mantener una familia, rosarse con diferentes ciudadanos, políticos, funcionarios y caerle bien a la mayoría, es un periodista fuera de serie.

Lo digo por experiencia propia, por los problemas que he observado que han confrontado amigos, colegas en su ejercicio, cuando tienen que decir verdades que molestan a muchos.

Pero siempre habrá esos problemas, porque el ejercicio del periodismo en esta sociedad demandará objetividad, objetividad que en ocasiones es muy difícil por lo dependiente que  es ese profesional, de los políticos, de los funcionarios que mayormente son la fuente de sostén en sus vidas.

Cruda realidad y quien tenga las agallas de negarlo, deja de ser objetivo, en un sistema político donde no hay empleos  ni protección para periodistas ,que por el contrario los pocos empleos que hay se han venido perdiendo.

En una sociedad donde el que se decide al ejercicio del periodismo es un ciudadano de a pie, es hijo de la vulnerabilidad, está sujeto a las tentaciones y tiene que decidir si acepta o sigue su vida envuelto en las limitaciones económicas.

No dudo de la objetividad de muchos, pero me remito a las palabras de dos ilustres periodistas al recibir reconocimiento del Estado.

Juan Bolívar Díaz  y Rafael Molina Morillo, el primero director durante muchos años de un conglomerado comunicacional, el segundo ha sido el director de la mayoría de los periódicos dominicanos, y han coincidido en afirmar que todo el que ha ejercido con honestidad, es muy pobre.

Ahora hay quienes desde sus inicios  han sido asumidos por proyectos políticos y los han llevado de la mano, o por ser parientes de poderosos han recibido grandes favores, han sido embajadores, cónsules o han estado en palacio.

Es la radiografía general, y diría yo excluyendo a nuestra Provincia Barahona, donde los empleos en empresa de la materia son escasos y mal pagados, donde no existe el criterio de que publicitarse hace bien a sus negocios y empresa, que la asumen como un favor de amigos.

Pero no sólo es el fenómeno. En los últimos años el ejercicio del periodismo se ha visto invadido por profesionales de otras áreas, que sacan jugosas ganancias de un ejercicio acomodado, y en esta parte no estoy en contra de nadie, (lo digo por las susceptibilidades).

Ahora, no son nuestro único obstáculo, tenemos en contra a quienes son los edecanes de los políticos y funcionarios que por su condición de serviles incondicionales no hacen saber a estos que en ocasiones sus reacciones son mas irracionales que correctas.

En síntesis, siempre algunos funcionarios y aspirantes a posiciones electivas estarán en desacuerdo con los periodistas que hacen el esfuerzo de ser objetivos.

Porque la objetividad nos obliga a hablar o escribir sobre las cualidades de cada uno sin el interés de denostar a los demás y sacando el momento oportuno para resaltar las cualidades de cada uno.

Y observando las implicaciones jurídicas y mandato constitucional de preservar la honra de cada quien y tampoco llegar a la difamación.


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