El obispo de la diócesis de La Altagracia estuvo acompañado de monseñor José Dolores Grullón Estrella, vicepresidente de la CED; reverendo Carmelo Santana Jerez, secretario general; el arzobispo de Santiago de los Caballeros, Ramón Benito de la Rosa y Carpio, y el obispo de la diócesis de San Francisco de Macorís, monseñor Jesús María de Jesús Moya.
El crecimiento de la comunidad de feligreses, las necesidades de las diócesis y la distancia que las dividen, son algunos de los factores analizados para impulsar esta propuesta.
Explican que la Arquidiócesis de Santo Domingo es muy amplia y está integrada por muchas iglesias, por lo que en el año 2001, la CED sugirió que se crearan en la capital una o dos diócesis más, una que parta del Ensanche Ozama y la otra de Los Alcarrizos.
En vista de que la Arquidiócesis de Santiago abarca mucho, también se recomendó que se forme una diócesis, retirando a la provincia Espaillat de la referida arquidiócesis, y a Salcedo de La Vega. María Trinidad Sánchez y Samaná también fueron evaluadas para esta posibilidad.
La diócesis de San Juan de la Maguana solo tiene tres provincias, pero abarca un territorio de más de 7,000 kilómetros, lo que es mucho para un solo obispo, por lo que instituir una diócesis en Azua propiciaría una mejor logística de trabajo en esa demarcación.
A pesar de las necesidades que imperan en este sentido, los sacerdotes aclararon que estos estudios aún no han sido aprobados.
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