“No tengo palabras. Gracias por tenerme en su club”, declaró Thomas, a quien embargó la emoción cuando recordó a su padre ya finado. “Señor Frank, sé que está viendo. Sé ciento por ciento que sin usted no estaría hoy aquí en Cooperstown. Usted siempre me guio, ‘puedes ser alguien especial si perseveras’. Guardé esas palabras en el corazón, papá”.
“Mamá, te agradezco todo tu amor de madre y tu apoyo. Estoy consciente de que no fue fácil”.
Thomas, de 46 años, el primer jugador elegido al Salón de la Fama que fue bateador designado más de la mitad de su periodo como jugador, acumuló promedio de .301, 521 jonrones y 1.704 carreras impulsadas en su trayectoria de 19 años, en su mayoría con los Medias Blancas de Chicago.
Torre, como piloto y diplomático, tranquilizó al más exigente de los dueños, George Steinbrenner, y conservó la calma en medio de la locura del Bronx mientras contenía a todos los egos después de asumir el timón del equipo en 1996.
La recompensa: 10 títulos de división, seis banderines de la Liga Americana y cuatro triunfos de la Serie Mundial en 12 años en los que restauró la imagen del equipo más triunfal del béisbol y la propia después de tres despidos.
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