Por Manuel Núñez
5.Los haitianos llaman violación de los derechos humanos al ejercicio de nuestra soberanía. Es decir, que los dominicanos no tienen derecho a repatriarlos, ni a la aplicación de sus leyes migratorias ni a su proyecto nacional. Se ha criminalizado el ejercicio de nuestra propia soberanía. Además de agredirnos con una inmigración intolerable, que quebranta el Tratado de 1938, que responsabiliza a cada uno de los Estados de ocuparse de su población. Los haitianos quieren desmantelar nuestra capacidad para decidir, y someternos al control una policía internacional.
La personalidad del agresor
Cuando se examina el comportamiento que han tenido los haitianos durante todo el siglo XX y XXI se echa de ver la usanza de dos procedimientos.
1.El infantilismo. La incapacidad para asumir sus responsabilidades y la presencia de una mentalidad de asistidos sociales. Es lo que ha hecho, que tras tres años seguidos, todavía no hayan reconstruido el Palacio de Gobierno y que una gran cantidad de escombros permanezcan amontonados esperando que la Comunidad Internacional decida qué se hace con ellos. Para organizar las elecciones legislativas retrasadas por dos años, extorsionan a la Comunidad Internacional porque no fueron capaces, en casi tres años, de incluirla en el presupuesto.
2.La victimización. Se consideran víctima del racismo, pero en su historia se registran varias matanzas fundadas en el racismo. Las matanzas de Dessalines de 1804, de 40 mil blancos franceses, sólo quedaron 1.000 almas; la matanzas de Moca y Santiago de 1805 todas de personas blancas. Uno de los superviventes, Gaspar Arrendondo y Pichardo, escribió que aquellos momentos, ser blanco era un delito. Las matanzas de mulatos de Faustín Soulouque de 1847. En el Diario de una misión secreta a Santo Domingo (1847) , el almirante estadounidense David Dixon Porter escribió lo siguiente: “ Cuando Christophe estaba esperando noticias del éxito de su horrible trama ( la muerte de los mulatos) , Riché se apareció ante él, con las manos aún oliendo sangre de sus víctimas. – Señor, dijo, he cumplido vuestras órdenes y para demostrarle el profundo amor y devoción que tengo por usted, yo, con mis manos he dado muerte a mi esposa y a todos mis hijos, que eran mulatos. Al servir al Estado no dudé en sacrificar a los mios (Dixon Porter, pág. 252) .
La última matanza acaeción de 1957 emprendida por Jean Claude Duvalier contra los mulatos que fue debidamente contada por el profesor Alfred Viau, mulato, que pudo escapar de esa barbarie, padre del poeta Jacques Viau.
Semejante credenciales, ¿ pueden los haitianos dar lecciones de antirracismo? Desde el principio la Constitución dominicana de 1844 consagró el principio de la igualdad de las razas. Entre los haitianos las prohibiciones que privaban a las personas de raza blanca del derecho a la propiedad se mantuvieron hasta 1920.
Entre los haitianos se ha fraguado un ideal paranoide, de que sus sucesivos fracasos son el efecto de una conspiración internacional. Plantean que todas las potencias del mundo se han confabulado para aplastar y condenarlos al subdesarrollo. Explicación agresiva que lanza una imputación sobre el resto de la humanidad, al que responsabilizan de su desgracia y a la que esperan engatusar, convirtiendo a su pueblo en escudos humanos.
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