Por Rafael Matos Féliz
César Napoleón Ramos Sánchez (Papito Careta), figura legendaria que ocupó un sitial de preponderancia en las actividades deportivas de Barahona en varias décadas del pasado siglo XX. Aunque nació en
Creció y se
desarrolló en la barriada donde aún vive y acudió a
Era tanto el entusiasmo de los jóvenes por el baloncesto, que improvisaban canchas en los patios de las casas y en solares vacíos de la barriada y confeccionaban sus bolas con trapos, a las cuales llamaban “bolitrapos”. En esos torneos sobresalía la destreza de Papito Careta, razón por la cual, siempre formaba parte de los equipos de baloncesto. Participó en el equipo “Los Tortugueros” y también con el equipo “Los Pibes”. En este último equipo, su participación se desarrolló con más formalidad. El nombre “Los pibes” hacía alusión al tamaño y la edad de los jugadores. Papito recuerda que para esa época jugaban en la cancha “Guarocuya”, al lado del Cuerpo de Bomberos.
Para ese momento
contaba con 15 años de edad. Un poco más tarde, perteneció, tanto en voleibol
como en baloncesto, al “Rotary Club” y
en ambos casos, Papito Careta siempre dejaba la huella de un buen atleta y competidor. En el 1948,
con 16 años, se graduó de Mecanógrafo y Contable en el Instituto Comercial de
Barahona, al cual había ingresado un par de años antes.
En 1949, culminó el Bachillerato en la escuela que le sirvió de base para iniciar la educación primaria. Como las actividades deportivas las llevaba con mucha disciplina, Papito Careta comenzó a verse como el deportista de más versatilidad de la época, pues no sólo se destacaba en voleibol y baloncesto, sino que también demostró gran talento y destreza para el salto con pértiga, por lo que era muy frecuente verlo “por los aires” volando sobre la barra guía de esta disciplina. También se destacó en la carrera de resistencia y “le metió mano” a la halterofilia o levantamiento de pesas.
En 1953, fue seleccionado para reforzar el equipo de
baloncesto del Colegio
En el 1961, motivó y
formó el equipo de baloncesto conocido como “Las Calaveras”, con jugadores como Ñoño Cuello, Wilfrido Fiallo,
Alfredo Patnella, Roberto Peña y otras estrellas. Este equipo rompió récord de triunfos, pues a nivel
local “pasearon” a todos los contendores opuestos y lo mismo ocurrió con los
equipos de Azua, Baní y San Juan. Sólo el equipo de San Cristóbal logró
derrotar a Las Calaveras. A partir de este momento se dedica a enseñar a jóvenes atletas, que en
principio practicaban otras disciplinas deportivas como el béisbol, atletismo y voleibol.
Otra faceta de Papito, es ser un fino artesano de la madera y otros materiales, con los cuales construye verdaderas joyas en miniaturas, que forman hermosos rincones hogareños. Para 1968 deja las actividades deportivas, cuando es contratado como Contador para ejercer en la finca cafetalera “El Manantial”, de la familia Mota. En ella duró cuatro años y medio y su transporte preferido hacia la finca, era el mulo al que le llamaban “consígueme eso”. Luego pasó a ser empleado del Ingenio Barahona y se desempeñó como mecanógrafo, luego en presupuesto, después fue inspector y finalmente pagador. Salió pensionado en el año 1999.
Se casó con Rosa
Julia Mata, con la cual procreó a Elizabeth Ramona, María de la Caridad (Maricari),
Mercedes Donatila y César Napoleón (fallecido). Además tuvo a Humberto Elpidio
y Orianna Elizabeth con la señora Ramona Elisa Féliz. También es padre de
Américo César y César Teofrasto, a quienes procreó con Paula Altagracia Infante
y por último, con la señora Magda Rafaela Cavallo procreó la niña María Kawkaya. Papito
actualmente vive en
la calle Caonabo de esta ciudad y mantiene su jovialidad y su sonrisa.
¡¡PAPITO, TUS HAZAÑAS DEPORTIVAS NOS ENORGULLECEN Y NOS ENALTECEN!!
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