Por Ramón Dandrade

Este
hombre se inició en su ciudad natal Barahona, formando y orientando grupos de
jóvenes de bajos recursos, quienes por alguna causa, entre otras cosas, habían
abandonado la escuela y sin idea de crear o realizar un futuro promisorio.
Al
principio, a mi entender, esto era como un hobby para Yorik, pero luego se
dedicó al trabajo social más en lleno, siendo uno de los principales ideólogos
del CLUB CULTURAL LOS BUENOS AMIGOS, en los años 60, donde llegaron a
participar, de manera escalonada, casi todos los jóvenes de nuestra Provincia
de ese tiempo y en el que se trataban temas con relación al bienestar del
estudiantado y al cumplimiento del deber de cada ciudadano.
También
Yorik formó la LEGION DE MARIA, con el fin de que los jóvenes legionarios, tanto
hombres como mujeres, participáramos activamente en los asuntos cristianos de
la Iglesia, además de muchos asuntos que tenían que ver con el buen
desenvolvimiento de las leyes cristianas.

Pero su
trabajo no se ha detenido, y creo que Yorik no tiene en mente dejar lo único
que como cristiano Dios le ha trazado como obra humanitaria.
A pesar
de los pocos recursos que obtiene, el amor a los jóvenes desposeídos es lo que
le mantiene activo y con ganas de seguir trabajando en la formación de nuevos
valores humanos.
Actualmente está trabajando en un proyecto, en su Pueblo natal, Barahona, con la misma idea
de rescatar a jóvenes envueltos en drogas, delincuencia y que están en
situaciones violentas.
Bajo
esta premisa, ha dictado charlas, no solamente en nuestro País ,sino también en
varias ciudades de los Estados Unidos, incluyendo New York, Boston,
New Jersey, y otras ciudades, donde ofrece como una alternativa los
principales métodos de como rescatar valores del ser humano. En estas charlas
también los padres han sido adiestrados para que puedan evitar a que los
hijos sean inducidos a la violencia y rebeldía.
Durante
todo este tiempo, Yorik ha caminado solo, sin la ayuda de nadie, pero debemos
saber que él necesita una mano amiga para seguir esa ruta.
Deberíamos
proponernos darle esa mano amiga, auxiliadora, y así contribuir a seguir
formando y cambiando jóvenes de malas costumbres ante la sociedad, a que
aprendan a comportarse de una manera diferente, educada en su casa, con la
familia, con las personas y en la comunidad, o sea, cambiar su comportamiento
personal y las conductas agresivas, para que sean hombres de futuro,
que sean llamados al buen vivir que es la base para la convivencia
ciudadana.
Tomado de Barahona3.-
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