30 de octubre de 2019

¿Se le Está Acabando la Gasolina a la Ultraderecha en América Latina?


Por Roberto Dominici
Están ocurriendo cambios importantes en América Latina. Por un tiempo, los errores cometidos por gobiernos de ideas progresistas le dieron fuerza a los políticos de ideas y prácticas de derecha y aliados del gran capital, capitaneados por los Estados Unidos.
A Lula en Brasil, lo acusaron de corrupción en el caso Odebrecht para evitar que volviera a ser presidente de su país, pues tenía popularidad para ganar en la Primera Vuelta. A Nicolás Maduro en Venezuela, le han hecho las mil diabluras para desacreditarlo y dificultarle la operatividad en lo económico y en las relaciones internas y externas.
En Bolivia, lo único que ha faltado es acusar a Evo Morales de extraterrestre, a pesar de que en lo económico ha llevado a su país a dejar de ser “un país que daba pena”, reduciendo drásticamente la pobreza, favoreciendo grandemente la representatividad en sentido general de los indígenas, que son la mayoría de la población. Y ahora que ha vuelto a ganar las elecciones limpiamente, con más de la mitad de los votos, algunos no quieren aceptar la verdad.
En Chile, un país muy conservador políticamente, la población se cansó de un presidente que no ha resuelto ningún problema de importancia, y por tanto se ha tirado a las calles para que la clase gobernante sepa, que si bien las empresas son suyas, la población no tiene dueño, y menos los trabajadores y los estudiantes que usan el metro como principal medio de transporte. Y es que Chile es un país larguísimo, donde el tren es el medio de transporte fundamental para la población.
En Argentina, ha perdido la ultraderecha, y ha ganado la oposición, donde Cristina Kirchner, acusada de corrupción en su anterior gestión como Presidente, ahora será la Vicepresidente de Alberto Fernández, quien ganó las elecciones sin ningún cuestionamiento.
Y de último, en Colombia, Claudia López, una mujer no convencional, no del sistema, acaba de ganar las elecciones municipales de su capital, Bogotá, inscrita por dos agrupaciones políticas no comprometidas con el gran capital, como son el Polo Democrático y Alianza Verde.
Esas elecciones municipales le han dicho a los sectores más reaccionarios de Colombia, que si bien tienen mucha fuerza, la esperanza ha crecido en los sectores populares y de clase media, y seguirá creciendo cada día más hasta que se entienda que “si siguen apretando la tuerca, se podrá dañar la rosca”.
¿A propósito de las próximas elecciones en nuestro país, aprenderemos de Colombia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.