Y este martes al
abrir la bolsa de Shanghái comenzó a la baja, pero se recuperó hacia el medio día, con
valores que "tranquilizaron" a los inversionistas locales.
¿Qué está pasando?
El
mercado bursátil chino cayó un 8,5% en un día tumultoso que llevó a la misma
autoridad china a hablar de un "lunes negro": es la peor jornada para
la bolsa de Shanghái desde 2007.
Esta caída se diseminó primero por el resto de las bolsas de Asia.
El precio del petróleo cayó a su nivel
más bajo en seis años y el valor promedio de las commodities (materias primas) experimentaron su mayor disminución en lo que va de este
siglo.
El precio del oro, metal refugio en tiempos de incertidumbre, también fue
arrastrado por la debacle con una caída del 0,6%.
El
efecto dominó alcanzó a las bolsas europeas el lunes por la mañana y se
extendió por el resto del planeta.
Sin embargo, al
cierre de la bolsa de Nueva York se vio que el impacto no fue tan fuerte en
Estados Unidos como parecía al inicio de la jornada.
La sesión en Wall
Street fue de intensa volatilidad y finalmente cerró con pérdidas del 3,58% en
el caso del índice Dow Jones de Industriales, en medio de temores de que se
pueda repetir el colapso financiero que estalló en 2008.
El Dow Jones, el
principal indicador del mercado, llegó a perder un 6,6% en los primeros cinco
minutos de la sesión, pero posteriormente pudo amortiguar su desplome y estuvo
cerca de alcanzar un nivel positivo, aunque en la última hora volvió a caer y
acabó perdiendo 588,47 puntos.
¿Por qué?
Los mercados
bursátiles globales han perdido unos US$5 billones (casi un tercio del PIB
estadounidense) desde que el pasado 11 de agosto el Banco Popular de China
devaluó el yuan.
Esta pérdida refleja
un temor por la economía china que no es nuevo, pero que se ha disparado con
las noticias de los últimos dos meses.
En julio, el
gobierno de China intervino drásticamente en la bolsa de valores luego de que
más de la mitad de las compañías suspendieran sus operaciones bursátiles.
En una reacción
interpretada por algunos como draconiana, el gobierno bajó las tasas de interés,
flexibilizó reglas para que los fondos de pensión y la seguridad social
pudieran invertir más, cerró la venta de acciones del poderoso sector estatal y
usó bonos para prestar US$42.000 millones a corredores de bolsa a fin de que
sostuvieran el precio de las acciones con mayor demanda.
Estas medidas calmaron las aguas, pero las tres devaluaciones de agosto, equivalentes a una caída del 3%
en el valor del yuan, volvieron a generar incertidumbre.
El tiro de gracia
fue el viernes pasado cuando se dio a conocer un índice industrial que por
sexto mes consecutivo estaba por debajo de los 50 puntos, porcentaje
equivalente a una contracción industrial.
¿Cuánto
afecta realmente a la economía global?
Los mercados
financieros tienen una fuerte tendencia a una volatilidad de "lunes
negros" seguidos por titulares rutilantes en las siguientes semanas sobre
grandes recuperaciones bursátiles con fabulosas ganancias.
Esta volatilidad se
alimenta del fuerte elemento especulativo presente en mercados que operan a la
velocidad de internet y del comportamiento "manada" durante las
crisis.
Pero también puede
reflejar el estado de la economía real.
En
este caso, la dimensión de la bolsa china es menor que la de países
desarrollados: el valor bursátil es un tercio del PIB chino mientras que en la
mayoría de las economías desarrolladas es más del 100%.
En comparación con
Estados Unidos, en que la mitad de la población invierte en acciones, sólo un
6% de los chinos lo hacen.
En otras palabras, la correa de transmisión entre la bolsa y la economía real china
es débil.
La voluntad del
Estado de intervenir si las cosas se descarrilan es además una válvula de
oxígeno.
Pero en los países
desarrollados una caída sostenida del valor bursátil puede impactar el
crecimiento económico y el consumo.
Una situación así
afectaría aún más a una alicaída economía global con la consiguiente espiral
negativa de caída de la demanda por menor consumo con su inevitable impacto en
la producción y exportación.
Todo depende de la
duración de la crisis.
¿Y América Latina?
La región viene
sintiendo el impacto de la desaceleración china desde hace un par de años.
En su último informe
la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, señaló que la
región sólo
crecería un 0,5% este año y citó a la
caída de los precios de las materias primas debido a la desaceleración china
como una de las principales causas.
Este
impacto se ha hecho sentir en los grandes productores de materias primas en la
región.
Venezuela por el
petróleo y Chile por el cobre se encuentran entre los más perjudicados, pero no
son los únicos.
Sin embargo, el
impacto de la economía china sobre la región no se limita al precio de las
materias primas.
La devaluación del
yuan produjo una caída del real brasileño del 1% mientras que el peso chileno
también sufrió el impacto de las noticias chinas con una caída a su más bajo
nivel en 12 años.
"Será
fundamental ver la capacidad de reacción de cada economía y cómo sustituyen la
caída en las materias primas. Hay países como México que
pueden sustituir el mercado chino por el estadounidense y por lo tanto tienen
más capacidad de reacción.
"Estos países
pueden beneficiarse porque la devaluación de sus monedas los hará más
competitivos", indicó a BBC Mundo Kamel Mellahi.
¿Hay algo que pueda
hacer el gobierno chino para aplacar la crisis?
El gobierno chino no
tiene el prejuicio laissez faire de los países desarrollados: siempre que tiene que intervenir,
lo hace.
Lo hizo en la
recesión económica mundial con un enorme programa de inversión estatal que le
permitió ser el primero en salir de la recesión e impulsar a buena parte del
mundo, en especial a los países en desarrollo.
Al mismo tiempo
China se embarcó desde 2010 en un gigantesco cambio de modelo económico para
pasar de uno basado en la inversión y exportación a otro más dependiente del
consumo.
China dejó en claro
que este cambio disminuiría las tasas de crecimiento que en las tres décadas
previas habían sido de dos dígitos y que pasaría a ser de un 7%.
La voluntad
intervencionista y el cambio de modelo apuntan a resoluciones diferentes de la
crisis.
Sin embargo, si la
situación empeora, crecerá la tentación de usar todo el poder de fuego estatal.
Este
impacto se ha hecho sentir en los grandes productores de materias primas en la
región.
Venezuela por el
petróleo y Chile por el cobre se encuentran entre los más perjudicados, pero no
son los únicos.
Sin embargo, el
impacto de la economía china sobre la región no se limita al precio de las
materias primas.
La devaluación del
yuan produjo una caída del real brasileño del 1% mientras que el peso chileno
también sufrió el impacto de las noticias chinas con una caída a su más bajo
nivel en 12 años.
"Será
fundamental ver la capacidad de reacción de cada economía y cómo sustituyen la
caída en las materias primas. Hay países como México que
pueden sustituir el mercado chino por el estadounidense y por lo tanto tienen
más capacidad de reacción.
"Estos países
pueden beneficiarse porque la devaluación de sus monedas los hará más
competitivos", indicó a BBC Mundo Kamel Mellahi.
¿Hay algo que pueda
hacer el gobierno chino para aplacar la crisis?
El gobierno chino no
tiene el prejuicio laissez faire de los países desarrollados: siempre que tiene que intervenir,
lo hace.
Lo hizo en la
recesión económica mundial con un enorme programa de inversión estatal que le
permitió ser el primero en salir de la recesión e impulsar a buena parte del
mundo, en especial a los países en desarrollo.
Al mismo tiempo
China se embarcó desde 2010 en un gigantesco cambio de modelo económico para
pasar de uno basado en la inversión y exportación a otro más dependiente del
consumo.
China dejó en claro
que este cambio disminuiría las tasas de crecimiento que en las tres décadas
previas habían sido de dos dígitos y que pasaría a ser de un 7%.
La voluntad
intervencionista y el cambio de modelo apuntan a resoluciones diferentes de la
crisis.
Sin embargo, si la
situación empeora, crecerá la tentación de usar todo el poder de fuego estatal.
"China tiene una línea
roja: el empleo. Esto lo ha dicho el gobierno oficialmente porque es esencial
para el contrato social con su población y la paz social.
"Si la
situación empeora y se afecta el nivel de empleo, entonces va a ser
irresistible la tentación de volver a estimular la economía con una inversión
en infraestructura", señaló Mellahi.
¿Hay cosas que no
sabemos y que pueden causar una crisis mucho mayor?
En este punto,
permanece en la memoria colectiva lo que sucedió con la crisis financiera del sub-prime o hipotecas basura que llevó al estallido
de 2008.
Un gran enigma en la
crisis bursátil china es en qué medida se usaron las acciones como colaterales
(garantías) de préstamos bancarios-hipotecarios.
Si la suma es muy
grande tenemos una pequeña bomba de tiempo que podría explotar con bancarrotas
y un rojo en las cuentas financieras de los bancos.
Bastan dos datos
para ver la dimensión de este posible agujero negro.
El plan de estímulo
chino de 2008-2009 cuadruplicó el nivel de deuda hasta llegar a US$28 billones,
un 282% del PIB chino.
Según la consultora
McKinsey, casi la mitad de esta deuda está vinculada con el sector
inmobiliario.
Fuente: BBCMundo.-
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