Por Virgilio Gautreaux P.
Nuevamente
conversamos con su condiscípula de infancia, Doña ANITA LEMBERT-PEGUERO, quien al
recordarla llena de emoción, mencionó que en el
aula, Casandra era la líder.
Casandra, con su entusiasmo y energía constantes, captaba la amorosa y paciente atención
de sus gentiles maestras, Doña Manuela Aybar de Olavarrieta, Gloria Peguero y
Marina Vásquez, quienes la alentaban continuar por los incipientes caminos del
arte.
Con
lucidez -a pesar de superar las nueve décadas-, Doña ANITA destaca que con
frecuencia ella y Casandra siendo niñas, acompañadas por una nana, se bañaban
en el refrescante Río Birán, en un rico balneario entonces llamado La Javilla,
ubicado al final de la calle Santiago Peguero, en las cercanías del puente.
Otro lugar favorito que ambas frecuentaban era la playa de Punta Inglesa. Los
Domingos junto a otras menores, las niñas Anita y Casandra correteaban
alrededor de la glorieta de la Plaza Duarte, como anteriormente se llamaba el
actual Parque Central. Trujillo en los años treinta le quitó el nombre del
Prócer Juan Pablo Duarte y le puso el de su madre, Julia Molina.
Ya
joven, la novel artista, comprendiendo el dolor y tragedia provocados por
la Segunda Guerra Mundial, organizó una velada artística en el Teatro Unión, y
el dinero recaudado se canalizó a la Cruz Roja Internacional.
Casandra
ascendió como la espuma en el mundo del arte, imprimiéndole a sus
actuaciones su carácter personal, donde la calidad era su principal tarjeta de
presentación. Esa visión y su férreo apego al respeto al público y sus
aficionados, la llevaría a muchas playas extranjeras, donde exhibía sus
cualidades, levantando siempre su dominicanidad y su origen barahonero.
Su
matrimonio con el dinámico maestro de la composición musical -DON
LUIS RIVERA- catapultó su potencial artístico, proyectándola por todos los
rincones del país, Cuba, Puerto Rico, México, Panamá y otras naciones. Tuvo la
suerte y el privilegio de cultivar grandes amistades y personalidades famosas
en nuestro continente.
Fue una maestra abnegada con
sus compañeros de trabajo y su alumnado. Aconsejaba sus colegas y cultivó
excelentes relaciones con muchos admiradores y admiradoras.

En
Barahona, con su glorioso nombre hay una Avenida, una barriada, una escuela, un
grupo de bailes folclóricos, una cooperativa y varios negocios. En
un carnaval local, una estructura y carrozas fueron dedicadas a su memoria.
Hace
varios años, en la demarcación hubo una emisora con el nombre Casandra.
Fotos, pinturas y murales con su figura se encuentran en entidades
académicas, bibliotecas y centros de cultura de esta localidad.
Este 11 de Marzo la
televisora estatal transmitió algunos cortos con la trayectoria de LA
SOBERANA. También fueron entrevistados sus hijos Checheo y Luisa Rivera Damirón.
En Barahona se realizó una ofrenda en su estatua y se realizará una sencilla,
pero significativa velada artística.
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