Por el Dr. Eliscer Guzmán

Esta experiencia se convierte en un manjar exquisito y refrescante que nos
estimula a seguir trabajando y dando lo mejor de nosotros cada día.
Y es que cuando te
reencuentras con los jugos, las sodas y los sabrosos platos típicos que
caracterizan nuestro menú, es notorio la cantidad de azúcar, aceites y grasas
que se le añade y que, aunque los hacen deliciosos, los convierten en un manjar
muy dañino y por qué no, peligroso.
Y es que el consumo de
azúcar se ha convertido, no solo en una peligrosa costumbre a nivel local, pero
también a nivel mundial. Si recordamos que de las 1800 a 2000 calorías que
debemos consumir diariamente solo debiéramos ingerir un 10% por azúcar añadida
(180 a 200 calorías), vamos a entender que estamos muy lejos de esa
recomendación.
En general consumimos de 4
a 5 veces esa cantidad, y nos preguntamos ¿por qué estamos gordos? o ¿por qué hay
tanta Diabetes en el mundo? Con solo el consumo de una lata de soda o una lata
de jugo, ya llegamos a la cantidad de azúcar añadida que debemos ingerir en un
día. Y lógicamente no vamos a pasar el día sin comer más.
Después viene el arroz blanco, los plátanos y quién sabe si un postrecito o una
tasa de café bien dulce. Tal vez lo peor de todo es que estamos exponiendo a
nuestros niños y adolescentes a este hábito peligroso que prácticamente los hace adictos a una dieta dañina para el resto de su vida.
En Inglaterra, la disminución de sal en los alimentos ha reducido en 18 mil casos
al año el número de infartos cerebrales y cardíacos.
Ahora están trabajando en
una política similar para disminuir el otro dulce villano: el azúcar. Si
logramos limitar nuestro consumo de azúcar a 6 cucharaditas al día en las
mujeres y 9 en los hombres (100 y 150 calorías respectivamente), estaríamos
dándonos un aliento de vida y un golpe de muerte a los enemigos modernos de la
salud moderna: obesidad y Diabetes.
Comencemos todos a intentarlo y esperemos que las autoridades de salud en
nuestros países, al igual que el sector privado, piensen más en la salud social
que en la gordura de sus cuentas bancarias.
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