Por Carlos J.
Vidal Lassis
La salud siempre es una de las primeras motivaciones con nosotros
mismos y con todos los que nos rodean, solo los jóvenes, especialmente los mas
temerarios, no les preocupa mucho la salud, simplemente porque generalmente la
tienen. Ya cuando los años pasan, poco a
poco aumenta esa motivación.
Aunque quien escribe este articulo no
es médico, aunque esa hubiese sido la profesión escogida si no fuera por lo
difícil de la economía de mis mejores tiempos, en la formación de Psicología de
la UASD, que fue mi primera carrera, el pénsum tiene una fuerte carga de
materias de medicina y nos habilitaron para tener una buena base medica, ya que
la concentración de los primeros psicólogos de dicha honorable y amada alta casa de estudios era la especialidad Clínica.
¿Quienes
son esos? Pues aquellos mayores de 30
años.
¡Sorpresa!, ¿verdad? Así mismito, como
decimos para darle mayor fuerza a nuestra expresión. Desde ese momento el
hombre comienza a disminuir la Testosterona, cada año se pierde 1%. Así de
“desgraciada” es la naturaleza. Dicen que las mujeres tienen otros problemas
por la que culpan a la naturaleza, pero en verdad más bien deben agradecerle a
la naturaleza porque mensualmente se “rejuvenecen”, quizás eso tenga que ver
con que ellas no tienen el problema que representa la perdida de Testosterona
para nosotros. En fin que esa situación se refleja de múltiples formas y varía
en los individuos sus efectos y el momento en que comienza a sentirse duramente,
que es en el decaimiento del rendimiento
sexual.
Ahora
bien, el principal propósito de este trabajo es clarificar el Mito creado por los grandes intereses de los grupos
que su Dios es el dinero,, y las consecuencias de esta maligna avaricia son muy negativas, a veces fatales. Se tiene
la creencia de que cuando se notan síntomas como la perdida muscular y perdida
o disminución de la Libido o deseo sexual, y surge lo que ahora le llaman
Disfunción Eréctil. Creencia que dichos grupos se han encargado de difundir por
medio de anuncios, programas y supuestos
científicos que han provocado a través
de los medios y la misma práctica ortodoxa médica, la triplicación de los
tratamientos para “restablecer los niveles de Testosterona” y con esto las
graves consecuencias en la salud general de todos.
Según
el JAMA (Revista Asociación Médica Americana) Internal Medicine, en un reporte
del 2013, desde el 2001 al 2011 la venta de medicamentos de ese tipo subió de
$324 millones a 2.3 Billones de dólares y se espera que en el 2018 llegaría a
los 5 billones. Entendamos que es lo que realmente hay en esto, porque hay
controversias que confunden mucho a la población, desinformando o no explicando
con claridad los asuntos tratados, y por eso muchos caen victimas por no saber o
comprender situaciones como ésta, dando lugar a mitos devastadores como este.
A
continuación cito y traduzco un párrafo completo del boletín de AARP (Asociación
Americana de Personas Retiradas) Julio-Agosto 2014, de su articulista P. Jaret:
“Es realmente Baja Testosterona una
enfermedad que necesita medicamentos? Las criticas en este tema al
“Stablishment” médico sostienen que
muchos hombres han sido convencidos de tomar medicinas de alto riesgo
potencialmente para una condición que
ellos realmente no tienen. El Dr. Steven Woloshin, profesor del Darmouth Institute for Hearlth Policy and
Clinical Practice, duda que Baja Testosterona es “La madre de todas las
enfermedades”. Por otro lado, los que favorecen el uso de esos medicamentos
sostienen que reemplazar Testosterona puede
ayudar a las persona mayores a mejorar su calidad de vida. El Dr. Morgentaler, Urólogo graduado
de Harvard, escribió en el Journal of Sexual Medicine:
“La verdad escandalosa es que las fuerzas
sociales y la histeria se han combinado
para privar al hombre de útiles tratamientos sin el debido respeto que
la Ciencia Medica.”
Sirva como conclusión
de esta primera parte el testimonio de quien
escribe, como respuesta a esta ultima posición que representa el Dr.
Morgentaler. En algún momento después de los 30 años, muy a nuestro pesar, se
presentan varias condiciones que marcan el proceso natural del ser humano. En
el hombre es muy común hoy en día, quizás por razones del “stress” o los
pesticidas en los alimentos o el consumo de medicinas que mientras alivian una
enfermedades, traen otras. Una de esas condiciones es la Hiperplasia (agrandamiento)
de la Próstata. Cuando hace un par de años nos tocó, consulté un prestigioso
Urólogo de New York con oficinas en la Quinta Avenida y en Yonkers, después de
muchos exámenes y pruebas e Imágenes de Resonancia, Sonogramas etc., dicho Médico me recetó medicamentos que me
hacían daño, dos veces solicité que me la cambiara y la ultima, de tres que me receto, ni la probé, porque el prospecto
(el folleto que cada medicina trae en las cajas) era bien claro en que sus
efectos eran irreversibles. Esa ultima era muy letal y de efecto devastador de
la capacidad sexual y ese tremendo doctor me pidió que la tratara aunque sea por
dos meses. No la tomé ni un día, porque si lo hacia sería esclavo por el resto
de mi vida de esa droga maligna y con posibles efectos fatales y cancerosos.
Investigué y busqué medicinas alternativas y creo que he mejorado notablemente.
Tengo
mucho mas para desmitificar el tópico, pero será en otra entrega o pueden
leerme en mi pagina personal donde guardo todos mis artículos. Siempre y cuando
los amigos de los medios donde publico
no me censuren la dirección electrónica de la misma (https://cjvidallassis.wordpress.com).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.