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6 de mayo de 2014

El Ejercicio de la Insolencia (2 de 2)

Por Manuel Núñez
Cuando finalmente la Iglesia le retiró su apoyo para ponerle fin a sus diabluras en el 2006, lo sacó  de la misión en República Dominicana, mandándolo a Etiopia, donde se hallaban los pobres de verdad, se empleo a fondo para boicotear las compras de azúcares dominicanos, solicitándole a Tate & Lyle la anulación de los contratos con República Dominicana, acusándonos de practicar la esclavitud. Nuestras embajadas en el extranjero sudaron tinta china para evitar que las maniobras de este depredador de reputaciones alcanzarán su objetivo. Posteriormente,  se hizo acompañar de abogados temibles y la ONG que él dirige logró incoar una querella contra la República Dominicana para que fuese excluida del DR CAFTA por sus prácticas laborales.  El Departamento de Estado y, particularmente, el Departamento de Trabajo, tras examinar el caso, dejaron  sin efecto sus novelescas argumentaciones. De  todos esos enredos, se hizo eco la prensa estadounidense.
Incansable como los locos,  hizo una gran campaña en Canadá, Estados Unidos y Europa para desmantelar el turismo dominicano: exposiciones de fotografías en Francia; estreno  en el 2007 de la película  “ The prize of Sugar” del director Bill Harney, en la cual se narran sus heroicas proezas para hundir la imagen internacional de la República Dominicana, y saciar su personalidad megalómana. En ese recorrido promocionaba  su  biografía “Esclavos en el paraíso” y la película de su obra en República Dominicana, se remataba con peticiones a las grandes empresas para que no compraran los productos agrícolas procedentes de República Dominicana y a los turistas para que se abstuvieran de venir a un país esclavista. Al año siguiente, logró venir al país con un grupo de Congresistas estadounidenses con el objeto de propiciar una intervención internacional, una condena que disuelva la soberanía nacional.
Cosa curiosa, en los momentos en que estalla esta campaña contra el Consorcio Vicini, la proporción de trabajadores haitianos es una de la más baja en toda su historia. No sobrepasan las 12 mil personas, y se hallaban, desde luego, en mejores condiciones materiales que en su país de origen.  La Cancillería tuvo que hacer de tripas corazón para evitar que las cosas fuesen a mayores.
¿Cómo hemos podido tolerar tanta insolencia?
La insolencia de las marionetas de la prensa y del Centro Bonó, quienes, con el apoyo de la USAID combaten la Constitución y las leyes, se dedican a amenazar al Gobierno con intervenciones internacionales. Que ya salieron los hombres del Caucus Negro. Que Venezuela cortará el petróleo si no entregan la ley en cuarenta y ocho horas. Que la  Corte Interamericana nos condenará. Cosas siniestras. Campañas de miedo.
Insolencia peligrosa protagonizó el Padre jesuita Regino Martínez que estuvo a punto de provocar un incidente de incalculable proporciones en la frontera de Dajabón. Insolentes famosos fueron el padre belga  Pierre Ruquoy y el cura  haitiano Vigny Bellerive que declararon montañas de hijos haitianos, desafiaron a las autoridades, llevaron al país al banquillo de la Corte Interamericana, y, además, todas sus diabluras quedaron rotundamente impunes. ¡Son tantos los insolentes! Particularmente, la insolencia de algunas autoridades que se han propuesto traicionar la Constitución y las leyes del Estado.
En los manejos de la hipocresía y la insolencia, a Monseñor Thadeus Okolo, nuncio de su Santidad el Papa Francisco, hay que sacarle su comida aparte.
El embajador del Vaticano no oculta sus preferencias por la población inmigrante haitiana en el país. Preferencias raciales, étnicas, que le hacen abandonar los usos diplomáticos. Sus misas en creole, sus declaraciones públicas y sobre todo las privadas,  nos  lo retratan de cuerpo entero.  De lejos, se le ve el plumero.
En  sus  funciones de decano del cuerpo diplomático convocó a todos los embajadores a un coctel con el Presidente Medina en enero de este año. En las invitaciones al solemne acto, el Nuncio excluyó al esposo del embajador de los Estados Unidos. Esto provocó que varios diplomáticos que habían notado la exclusión del cónyuge de su colega, y vaya colega,  protestarán y manifestarán que  en esas condiciones no asistirían al acto. Para ocultar su responsabilidad, y hacer que pague el primo, el Nuncio dijo que las leyes dominicanas le prohibían invitar al esposo del embajador.
¡Vaya intrigante este Okolo !
Según esto, las reclamaciones del cuerpo de embajadores deberían  dirigirse, no al responsable de la exclusión, sino a las leyes dominicanas. El embajador de Estados Unidos, ya había sido recibido, en anteriores ocasiones por el Presidente Medina, acompañado de su media naranja, sin por ello se cayeran los altares. Cuando Okolo se vio atrapado,  trató de traspasarle la responsabilidad de su acción a la Cancillería. Y proclama que los usos diplomáticos de la Cancillería le impedían tomar una decisión diferente. La Cancillería le responde que ese acto es de la exclusiva responsabilidad de la Nunciatura. Que no tiene vela en ese entierro.
Si quería manifestarle amistad al embajador estadounidense en público, empleando su risa sardónica, máscara de otros sentimientos menos nobles, y en privado, poniendo a otros a enterrarle la puñalada trapera, desaprobando su matrimonio, se les peló la quiniela.
Quien actúa con semejantes escrúpulos, que son los de María Gargajo, olvida la fama bien ganada de pederasta, cocainómano y borracho que tenía el nuncio que le precedió, el polaco  Josef Wessoloski.  Todavía no se ha enfriado el calor de sus sentaderas en nunciatura, y este señor en lugar de devolverle el prestigio a una nunciatura deshonrada por el comportamiento del nuncio anterior, se ha vuelto un pendenciero de los asuntos migratorios dominicanos. Se burla de los dominicanos que asisten a su misa, hablándole en otra lengua. Ha puesto oídos  sordos a  los reclamos  de  las  víctimas de Wessoloski. Le ha dado largas a las  peticiones de  extradición de la Procuraduría  para hacerles justicia a las numerosas víctimas del nuncio anterior, que, como tantos otros, ha usado la sotana y la casulla,  para hacer un ejercicio de insolencia.

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