2 de marzo de 2014

¿Discriminación?

Por Tomás Aquino Méndez
Siempre he escuchado decir que “ofende quien puede, no quien quiere”. Algunos comentaristas y ¿analistas? han pretendido ofender al presidente Danilo Medina con su forma de evaluar las memorias depositadas en el Congreso Nacional como manda la Constitución. 
Al parecer, ignorando cuál es el mandato de la le ley sustantiva dominicana, muchos de estos analistas han cuestionado a Medina porque, a su juicio, tenía que hablar de algo que él no habló. Están en su derecho de hacer esas críticas, pero deben ser más respetuosos a la hora de hacerlo,  dejar los términos y epítetos fuera de tono y la forma irrespetuosa como tratan la investidura del mandatario. 
Lo planteado por Medina sobre los avances en la educación, el programa de alfabetización, las construcciones, el problema de las embarazadas, el compromiso de resolver la crisis eléctrica, fuera material para las gavetas, si Loma Miranda hubiese sido tocado el pasado 27 en una u
otra dirección. El discurso del Presidente cumplió el mandato constitucional que ordena presentar al Congreso un resumen de todo lo que ha hecho el gobierno a través de los ministerios e instituciones, con los recursos que les fueron aprobados para los doce meses del año anterior.
Esas críticas a Medina. por no decir lo que algunos querían, me llevan a cuestionar el irresponsable, inoportuno y falso informe del Departamento de Estado de Estados Unidos. Según éste, en República Dominicana se discrimina a los haitianos. 
Tal parece que quienes redactaron el informe no se ocuparon de conocer primero el significado de la palabra discriminación. Para su próximo informe deben saber que DISCRIMINACION, según el diccionario: “es todo acto de separar a una persona de una sociedad o denigrarla de una forma a partir de criterios determinados”.  Si ese es el trato hacia los miles de haitianos que residen, visitan temporalmente o en tránsito en nuestro territorio, que venga Dios y lo vea. 
Avenidas, barrios, hoteles, universidades, construcciones, edificios, plantaciones agrícolas y casas de familias están llenas de ciudadanos haitianos, transitando y trabajando libremente. No se les maltrata, no se les insulta, no se les persigue, no se les niega ni salud ni educacion, aunque muchos llegan aquí sin documento de identidad. 
Si quienes elaboraron ese documento en el Departamento de Estado de Estados Unidos no se hubiesen alimentado de las mentiras remitidas por quienes aquí sólo responden a los fondos que les proporciona la USAID, no hubiesen cometido este yerro. Es una gran mentira, una falacia, un invento insostenible decir que en República Dominicana se discrimina a los haitianos. 
Como dijo el Gobierno por intermedio de la Cancillería, “el mayor valor del informe reside en el papel en que se imprime”. Ni quienes han pretendido molestar al Presidente con sus necias palabras por su supuesta omisión, ni los que pretenden dañar al país con su  informe irresponsable, podrán ofender. Es que eso sólo lo puede hacer quien puede, no quien quiere.

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