25 de febrero de 2018

¡Nada es Casualidad!

Por Ernesto Heredia
 
En la vida nada pasa por eventualidad, ni por suerte, ni es por el destino, ni nada por el estilo, todo tiene un porqué, todo tiene una razón de ser, y cuando hablo de todo, es en lo absoluto. 

Si usted no estudia y/o se educa, crece y se desarrolla como un analfabeto, como un ignorante; si no trabaja, va a ser un mendigo; si toma mucho alcohol será un borrachón, y si coge lo que no le pertenece va a ser un corrupto. 

No es algo fortuito que nuestro país se encuentre dentro de los 7 más putrefactos de América Latina, y en el número 50 de un renglón de 185 a nivel mundial, es, sencillamente, porque los gobiernos que hemos tenido a través de los años de nuestra existencia han hecho cosas que han atentado contra la buena imagen, las buenas costumbres, los principios e ideales que nuestros héroes patrióticos nos inculcaron. 

Es una lástima, que a 5 días de celebrarse el 174 aniversario de nuestra Independencia Nacional, salga a relucir un informe de Transparencia Internacional, en el cual se refleja el mal que está afectando y ha manchado la pureza, la honestidad e integridad de los que nos hicieron libres, independientes y soberanos, en aquel 27 de febrero del año 1844. 

La descomposición social es un mal que no sólo afecta a los saqueadores per se, sino a todo el pueblo en sentido general, ya que cuando hacen referencia de esta índole, no culpan exclusivamente a los administradores del Estado. 

No se puede jugar con la inteligencia de nadie, hablando bonito y tergiversando la realidad en que, como dominicanos nos encontramos, inmersos en la más profunda y larga desigualdad social.

Es que no se puede justificar que un grupito tenga mucho y la gran mayoría careciendo de las necesidades básicas, porque simplemente los que disponen del erario son los únicos beneficiados, sin tomar en cuenta que todos y todas tenemos derecho a una equidad de condiciones.

Muy bien dice la palabra de Dios en el libro de Mateo: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 

Casualidad? No, el despilfarro desmedido del tesoro público habla por sí solo.

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