16 de octubre de 2017

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 16 de octubre, 2017)


La Magia del Bolero (4)

Por Carlos Darío Sousa S.*

Tony Évora ha publicado dos libros importantísimos, básicos, para construir la historia del Bolero, el primero es “El Libro del Bolero”, y el segundo, “Música cubana los últimos 50 años”, ambos publicados por Alianza Editorial, en el 2001 y en el 2003. Dentro de su amplio contenido nos interesa destacar  el apartado correspondiente al “El Bolero”.


Adicionalmente está el libro de Ramón Estrada Fajardo, con la biografía de “Rita Montaner. Testimonio de una época”, Fondo Editorial Casa de las Américas, La Habana, 1997.


Como complemento a estos, incluimos el libro de Alex Ross, “El Ruido Eterno. Escuchar al siglo XX a través de su música”. Seix Barral, 2009.


“A la larga (escribe Alex Ross, opus. cit.), toda música actúa sobre sus oyentes por medio de la misma física sonora, agitando arte y despiertan extrañas sensaciones. En el siglo XX, sin embargo, la vida musical se desintegró en una masa ingente de culturas y subculturas, cada una de ellas con sus canciones y su jerga propias. Algunos géneros han alcanzado más popularidad que otros; ninguno de ellos atrae realmente a las masas. Lo que gusta a un público, a otro le provoca dolor de cabeza. Las músicas hip-hop (y digo yo, el Rock y la Bachata) entusiasman a los adolescentes y espantan a sus padres. Canciones populares y ya clásicas que rompen corazones de una generación anterior, se convierten en algo kisch –que lleva a imitar cosas pasadas de moda- insípido a oídos de sus nietos”.


Tony Évora, en sus libros citados hace una importante referencia que tiene mucho que ver con el desarrollo de la música, como es la llamada “El sonido grabado”. Por supuesto, no nos vamos a remontar al año 1877, cuando Tomás Alba Edison elaboraba la máquina capaz de reproducir los sonidos.


Otro de los grandes inventos que contribuyeron al desarrollo de la música, fue “La Radio”( La tv quedará para otro momento). En Cuba, los orígenes se remontan al año 1922 con la fundación de PWX, que se identificaría con “La Paloma”. A partir de ahí, la radio cubana seguirá creciendo y junto a ella infinidad de boleristas, orquestas y mitos del canto, como es el caso de Barbarito Diez ….que está en eso desde 1935 con la “charanga” de Antonio María Romeu.
  

México sigue el camino de desarrollo del “nuevo juguete”, fundándose en 1923 la primera emisora con las siglas CBY y en 1930 la más famosa de las emisoras mexicanas, XEW, cuyo apoyo al bolero es fundamental con su programa “La Hora Azul” o con “La Hora de la Intimidad”, donde el “Flaco de Oro”, Agustín Lara, dio a conocer la mayoría de sus composiciones.


Como podemos, ver tanto Cuba como México fueron pioneros en la radiodifusión, en nuestro país la HIZ se tiene como la “Broadcasting Nacional” desde 1927.

Los trovadores de Cuba y México, desde finales del siglo XIX y XX, desarrollaron sus estilos, incluyendo “glosas y réplicas” de temas de otros autores, e influyen en el desarrollo del bolero. 


La presencia de boleros en las obras cómicas de teatro, transmite la idea de la creciente popularidad del género. Las grabaciones, el teatro, la radio, ayudan a desarrollar e incrementar la producción del género. La lista de autores de letras, músicos, arreglistas, cantantes, literatura, cine, etc., hacen que la lista comprendida entre 1883, año que se supone fue escrito y se sintetiza en inicio de la “era del bolero”, cuando Pepe Sánchez (1856-1918). -En  uno de mis artículos de Agosto de 2017, hago referencias a esta época y la posición de Fernando Casado- y, digamos 1940, el bolero mantuvo sus fundamentos que cambian notablemente a partir de ese año.


Por supuesto, la penetración de la música proveniente de otras latitudes, es importante en sus influencias con la música cubana. El jazz, donde se señala al pianista Ignacio Cervantes cómo uno de los primeros que fue influido  por la música de “raíz afroamericana”. 


El “fox-trot” primero y luego el “charleston”. Desparramadas por el mundo, apoyadas por la industria disquera norteamericana, y sus tropas, alcanzó casi la totalidad del continente.


Hacia 1948 comenzó a brotar, dice Évora, en el cancionero romántico cubano, la modalidad del “Filin” –del inglés feeling, sentimiento-. Hay que tener en cuenta de que para entonces, no solo flotaban muchos términos ingleses en el habla habanera, debido a la obvia penetración comercial estadounidense, sino que también había infinidad de jóvenes músicos escuchando jazz y blues. 


El “filin” se apoya, sigue Évora, armónicamente en las disonancias –combinación no armónica de sonidos sucesivos o simultáneos- complementarias de la tónica – primer grado de la escala-, en las agregaciones de la dominante en los sonidos alterados; además, la expresividad del cantante es determinante en estas obras, donde los versos son de tono intimista. No es un género en sí mismo, sino más bien una poderosa y sutil corriente musical que emplea otros elementos e influencias.


A la vanguardia de este movimiento hay que situar a José Antonio Méndez (1927-89), caracterizando sus canciones el dominio de las formas y su fluidez melódica, la coherencia del texto y su correspondencia exacta con los acentos musicales. Dentro de sus canciones más famosas se encuentran “Si me comprendieras”, “Por nuestra cobardía”, “Soy tan feliz”, “Novia mía”.


Cuando en 1950 apareció “Contigo a la distancia”, un momento cumbre para el filin, comenzó un largo recorrido con César Portillo de la Luz.


Las canciones de Frank Domínguez han dado la vuelta al mundo, “Tú me acostumbraste”, “Pedacito de cielo”, “Cómo te atreves”, “Imágenes”.


De los intérpretes, podemos decir que el símbolo que más se identifica con el “Filin”, lo representa “La señora sentimiento” o “Su majestad la Burke”. Elena Burke –Ramona Burgues- (1928-2002). Bajo la influencia de Ella Fitzgerarld, extremó las evidentes afinidades del filin con los blues.


Otra de las grandes intérpretes del filin, es Omara Portuondo (1930),  “La diva del Buena Vista Social Club”, y “La novia del Feeling”.


Creo que con este tema no agotamos, ni mucho menos, el recorrido. Para mí, queda pendiente “Mis Boleros, mi música”, eso será para el próximo.

*El autor es catedrático universitario.-

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