7 de agosto de 2017

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 7 de agosto, 2017)

La Magia del Bolero (1 de 2)

Por Carlos Darío Sousa Sánchez*

Resultado de imagen para la magia del boleroYo soy de la generación del cuaderno para canciones y poesías, claro que también soy del “Cancionero de Sal de Uvas Picot“, con Chema y su sal fe frutas. Así que formo parte de esa “pléyade” de oidores e intencionados en el canto, el baile y el enamoramiento con boleros.
  
Claro que muchas de esos boleros los oía cantados por mamá, por la prima y hermana del alma, Gabina y en la radio Phillips que había en casa y que papá encendía para escuchar las noticias en la onda
corta de Radio Nacional de España, o para los juegos de pelot,a y en su ausencia para poner “HIZ”, “La Voz Dominicana”, que iniciaba sus transmisiones a las 7.00 de la mañana con un noticiero y los domingos canciones, para luego transmitir la Lotería, y quizás “la Voz del Trópico”, y que ponían los éxitos del momento.

Así que por ahí anda la cosa con los boleros y claro, con los merengues, o por aquella mangulina dedicada a mi abuelo Monono, que recuerdo decía: “Ve dile a Carlita –mi abuela- que te dé la pata`e Monono, pa´se un bisté”, tocada por uno de los conjuntos típicos de entonces (no recuerdo si era el Trío Reinoso  y lo más probable por Isidoro Flores).

En esa bruma de recuerdos vienen incardinados letras que han pasado a ser inolvidables en la cultura popular, pero sobre todo en mí. Recuerdo a mamá cantando ”Nocturnal”  -a través de las palmas que duermen tranquilas- , y hablando de José Mojica, que dejó el canto para meterse a cura, o cantando “Júrame” de María Grever. A Gabina con los Panchos, Jorge Negrete, y como lloraba con su muerte, y la verdad no recuerdo que cantaban “Las Orquídeas”, compuesto por Gabina, Nidia Peláez y Sor Lirio Padilla, es posible por el año, los 50s,  entre otras, “Nuestro Juramento”, pero no estoy seguro. Lo que sí era la cuerda que me daban por intentar “cantar” “Aunque me cueste la vida” y alguna otra. Lo que sí estoy seguro era que la nana que me arrullaba, no la he olvidado. A lo mejor por eso es que había ya señales de que me gustaba comer “Pavo, pavo, pavo con arroz, que si no lo comes, me lo como yo”-

Bueno, me he extendido en vivencias casi personales, y no es extraño, pues el bolero es así que lo siento. Tenía que comentar el libro que encabeza esta exposición. Hace unos días, por necesidad tuve que ir al “Caos”, a la lejana “Capital”, y aproveché un momento para ir a “Cuesta”, a comprar algún libro y ver novedades –tan importante como una transfusión-. “La Magia del Bolero”,   de Héctor Brea Tió, fue el primero al que le eché manos, lo ojee y vi parte de su contenido y a pesar del año en que fue impreso, me quedé con él.

Brea Tió hace un recuento de los orígenes del bolero, por supuesto, yo pienso que al final es una fusión en las que intervienen diferentes aspectos, o influencias, que van evolucionando hasta llegar al sitio que va a ocupar cuando interviene el aspecto humano del amor.

Existen teorías, con mucha base, sobre el origen geográfico. Por ejemplo, Fernando Casado refiere en un artículo publicado en Listín Diario en abril del 2005, en el que hace referencia a una publicación del “Eco del Pueblo” en 1857,  que habla del bolero. Hace referencia a que el primer bolero cubano es de alrededor de 1880, inclusive establece las diferencias en sus patrones rítmicos. Históricamente se consigna que José Sánchez -Pepe- sastre de profesión, escribió, en Santiago de Cuba,  el bolero “Tristeza”.

No importa el origen, la verdad quisiera que fuera nuestro, el asunto es el fin. 
Cabrera Infante (Novelista cubano autor de “Tres Tristes Tigres”), lo califica como “la ilustración poética del conflicto”, y ese es el contexto universal, pues contiene los mismos gustos y disgustos; las mismas sombras y luces; son el despliegue del amor y los ramalazos del sufrimiento; las nieblas y las nostalgias cantadas de un confín a otro del continente.

Jaime Rico Salazar, en sus “100 años de Bolero”, y cita Brea Tió, sostiene que posiblemente tuvo su origen en las Islas Baleares y en la de Mallorca, trasladándose a Andalucía. El diccionario de la RAE de 1970, lo define como “Aire Musical Español, Cantable y Bailable”,  que tiene un compás ternario, movimiento majestuoso y que llega a Cuba en el siglo XVIII.

Por supuesto, todos quieren ser el origen del Bolero, es decir, de su música, de sus letras y de su canto. Ahora, por mucho que se diga, la parte humana es la más importante, pues esa es la que vivimos, no importan los estudios o la parte sociológica, la realidad es que el es un “apretón autorizado” y eso lo sabemos, pues el bolero “incitaba al mejilla con mejilla y canturriarlo al oído de la pareja”, y a veces a un poco más. Y ese un poco más no nos descubre los boleros que han permanecido años dentro del armario.

El autor hace referencia al libro de Tony Évora “Música cubana. Los últimos 50 años”, Alianza, 2003, y ya metidos en este tema, ese libro da para algún artículo más, pues incluye toda la música y no solo el Bolero, que podemos realizar en otro momento.

El libro de Brea Tió consta de 408 páginas, dividido en las que se incluyen capítulos como “Mi pasión por el Bolero”, “Orígenes del Bolero”, “Aportes periodísticos sobre el Bolero” "El bolero dominicano”, “Cantantes líricos y de boleros”, “Tango”, y “Galería de boleros”.

*El autor es catedrático universitario.-

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