Por Ramon Dandrade
El crimen es
un fenómeno que ha afectado a la humanidad desde la misma creación del
mundo, cuando Caín mató a Abel, por darse este cuenta que el Señor admiraba más
sus ofrendas, libro de la Biblia. En estos tiempos, las causas que llevan
a una persona a cometer un crimen podrían ser la generalización de efectos
físicos y mentales, estado de depresión, situación económica, etc.
A pesar de la
sobrepoblación y las malas condiciones de vida que predominan en todas las
cárceles del País, esto no constituye un factor poderoso para lograr una
menor taza de criminalidad.
Las
estadísticas lo consideran un problema incontrolable, por consiguiente, el índice
de criminalidad va en aumento cada día y esto se debe a los círculos viciosos
que constituyen poderosos factores donde predomina el poder, que
coadyuvan a la perpetuación de la delincuencia y represión que son sinónimos
del crimen señalado.
Hemos tenido el
conocimiento de que han tratado de estudiar medidas y formas carcelarias para reducir el alto porcentaje de crimen que afecta a nuestra sociedad, pero
estas nunca han llegado a conclusiones satisfactorias. Sin embargo, las
Naciones Unidas convocan regularmente reuniones de expertos en defensa social o
en criminología, no obstante dichas investigaciones a menudo de gran valor, se limitan a determinados aspectos que no resuelven las problemáticas existente
en cuanto al crimen.
Estas
investigaciones se han centrado sobre todo en la indagación de las causas que
mueven al hombre a cometer el delito, y se ha manifestado en dos formas
principales.
En primer lugar, los criminólogos han estudiado aquellos procesos en virtud de los cuales los
individuos llegan a convertirse en delincuentes, elaborando las
correspondientes teorías sobre la delincuencia, que es un producto de toda
organización social, sus estudios permiten un mejor conocimiento de la sociedad
que tiene lugar y se desarrolla, por otra parte solo puede lucharse
nacionalmente contra ella si la concibe en su más amplia perspectiva.
La criminalidad
en todas sus formas, mina además la energía de los pueblos, y tiende a anular un
hecho constituido, por esta razón, es deber de las instituciones
(Gobierno, Senado, Diputados, y otros), instaurar un mejor medio de vida que
corresponda a la clase pobre y mas perjudicada.
Por
consiguiente, también conviene estudiar a fondo el fenómeno criminal, no como un
fenómeno en si, sino como un problema cuyas consecuencias sobre el desarrollo
del País justifiquen que se tome en consideración la óptica del cambio socio
económico, político y social.
En segundo
lugar, que los criminólogos que estudian la relación existente entre los
diversos tipos de actos delictivos y las variaciones que se observen con
respecto a la cultura y la organización social, elaborando también la
correspondiente teoría acerca de los delitos.
Los estudiosos
de los fenómenos sociales especularon sobre las causas de la criminalidad mucho
antes de que iniciaran sus sabios trabajos provistos de fuentes mas precisas de
información.
En general,
puede decirse que quienes tratan de explicar las causas del delito forman dos
grupos, los que aplican la conducta criminal en base a las
características biológicas o mentales de los delincuentes, y los que consideran
como factores determinantes las condiciones y circunstancias ambientales, a los
primeros se les llama individualistas, y a los segundos, ambientalistas.
Así pues, las
teorías sobre la delincuencia y criminalidad son en realidad teorías sobre el
proceso social de aprendizaje y el desarrollo de la personalidad, razón por
la cual guardan una estrecha relación con aquellas otras más generales
relativas a estos fenómenos.
Uno de los
principales méritos de los expertos para la prevención del crimen y
el tratamiento de los delincuentes, reside en la importancia que conceden a la
necesidad de proponer políticas criminales que tengan en cuenta la realidad
social en que viven.
Esto nos da una
idea de que la cárcel no es el instrumento esencial para lograr el
objetivo de terminar o reducir con el crimen. Más bien ésta (la cárcel), cumple
una función dignificante, puesto que constituye un medio por el cual el
individuo, después de cometer el crimen, muchas veces se sensibiliza, o cambia
su modo de vida, así como también aprende un oficio que en el futuro
desempeñaría con decoro y le serviría para su estabilidad dentro de una
sociedad sana y progresiva.
En término, la
conducta criminal surge al producirse una excitación excesiva de un órgano
subdesarrollado de agresividad o adquisitiva, también influyen las causas
físicas sobre las facultades morales, describiendo algunos sujetos que, a
pesar de ser normales en otros aspectos, llegan a la criminalidad en virtud de
una lesión de sus facultades morales, enfermedad que se denomina anomia.
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