Tirano Banderas
Por Carlos Darío Sousa S.*
Ramón del Valle-Inclán (1866-1936) En
un viaje a México, según Margarita
Santos Zas, de la Universidad de
Santiago de Compostela y que se encarga de la introducción y edición de la
novela, define su vocación literaria. El segundo que hizo allí, ya en 1921, siendo un escritor consagrado en
su Galicia natal, por invitación del Presidente Obregón con motivo del
centenario de la independencia del país, resultó decisivo al representar la
semilla de Tirano Banderas (1926),
la obra, que relata el fin de la
dictadura de Santos Banderas y en la que emplea un lenguaje que recrea el (Castellano)
de América en una síntesis personal y deslumbrante.
Para Santos Zas, esta novela es la
“madre del subgénero conocido como “novela de dictador”, que hemos podido leer
en mis artículos sobre “Yo el Supremo”, Roa Bastos, y “El Señor Presidente”, Miguel
Ángel Asturias y que como señalamos en uno ellos, en Yo El Supremo, fue el
resultado del proyecto conjunto de Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, de “una
galería imaginaria” que encarnara a los dictadores latinoamericanos.
En el estudio que se presenta en la
Introducción hay datos sumamente interesantes para poder entender más sobre el
autor, que siempre tuvo la fama de ser lo que por aquí llamamos “medio
atravesado”. Por cierto, un nieto acaba de publicar una biografía en que
desmiente todo aquello que rodeó a su abuelo, de izquierda, pobre, anti-religioso,
drogadicto, bohemio y unas cuantas cosas más.
El Tirano Banderas, publicada
inicialmente en 1926, fue prohibida hasta en México y en España por su falta de
espíritu con la España oficial. Y este conflicto hay que entenderlo en el
contexto de la España de la Restauración (monárquica) que enfrentaba un grave
problema político y de luchas sociales, adicionada con la guerra de Marruecos y
la derrota de las tropas españolas en Annual.
En un viaje a México, invitado por el
gobierno para la celebración del espíritu reivindicatorio de la Constitución de
1917 y como parte de un agasajo al escritor, el presidente puso a su disposición
un vagón del tren en el viaja a Guadalajara acompañado de Pedro Henríquez
Ureña, Diego Rivera, entre otros.
La historia novelesca se desarrolla en un
imaginario país al que Valle Inclán bautiza con el sugerente nombre de “Santa
Fe de Tierra Firme”, sometido al régimen del general Santos Banderas, que actúa
con el despotismo y la crueldad gratuita propios de un dictador, contra el que
se produce una insurrección que acaba por derrocarlo.
Santos Banderas es un
personaje-síntesis inspirado en tiranos históricos, sea conquistador como Lope
de Aguirre o bien Lope el Loco o Lope el Tirano, explorador español que
protagonizó un episodio de cruentos asesinatos. También se inspira en distintos
modelos hispanoamericanos, como el Doctor Francia, Rosas, Melgarejo, López, Porfirio Díaz y Primo de Rivera, este de
España.
Como es lógico y habitual, alrededor
de la figura del Dictador se generan personajes que tienen el denominador común
y pauta de conducta la cobardía, el servilismo y la adulación. Así el déspota
siempre está rodeado de aduladores y con términos más dominicanos, de lambones (y sobre eso hay bastante historia en nuestro país en dictadura o en democracia).
La rebelión contra el Tirano se
inicia con la muerte del hijito de Zacarías Cruzado, devorado por los cerdos en
su propia choza. Solo recuerden y comparen por qué se gesta el ajusticiamiento
de Trujillo.
La obra tiene diálogos y narraciones
que se combinan como discursos cruzados, predominando muchas veces la modalidad
culta, la irónica, la popular o la subversiva, lenguaje que el filólogo español
Alonso Zamora Vicente, señala, “produce el espejismo” “de la lengua coloquial
americana, sometida férreamente a la unidad estructural del español”.
La primera parte el autor la llama “Sinfonía
del Trópico”. La segunda “Boluca y Mitote”, la tercera “Noche de farra”, cuarta
“Amuleto nigromante”, quinta “Santa
Mónica”, sexta “Alfajores y venenos” y séptima “La mueca verde”.
De cada una de las partes y de sus
respectivos libros, encontramos esa parte común a las dictaduras que nos han
azotado a todo lo largo de nuestra historia, colonial y republicana, veamos:
“Crean, amigos, que para un viejo son fardel muy pesado las obligaciones
de la Presidencia”. “Busquen al hombre que sostenga las finanzas, al hombre que
encauce las fuerzas vitales del país.”. “La República, sin duda, tiene
personalidades que podrán regirla con más acierto que este viejo
valetudinario”. “Los hombres providenciales no pueden ser reemplazados, sino
por hombres providenciales”. “Sellan con pactos de fariseos”. “Mirar por la
cultura es hacer patria”.”La sentencia que tu no cumplas vendrá sobre mi
cabeza”. ¡Ponte a salvo¡ Si no lo haces, aquí mismo te prende el Mayorcito del
Valle!. ..uno de los más crueles sicarios de la Tiranía: era un viejo
sanguinario y potroso que fumaba en cachimbo y arrastraba una pata de palo. Con
la bragueta desabrochada, jocoso y cruel. “Era un bigardo famoso por muchos
robos cuatreros, plagios de ricos hacendados, asaltos de diligencias, crímenes,
desacatos, estropicios, majezas, amores y celos sangrientos”.”El Barón de
Benicarlés acogíase en una actitud sibilina de hierofante en sabias
perversidades”. “El Excelentísimo Señor Ministro (Hoy Embajador) vestido con afeminada elegancia”. “El pájaro tiene esperanza, y canta
aunque la rama cruja, porque sabe lo que son sus alas”. “¿y la propaganda
electoral, será verdadera, libre? ¿No se verá coaccionada por los agentes
políticos del Gobierno” “Libre y salvaguardada por las leyes”?. “Yo amo el bien
de la República. El día más feliz de mi vida será aquel en que, oscurecido,
vuelva a mi predio..”.”Han sido citados los testigos de su defensa, y si lo
autorizan, se les hará comparecer y oirán sus descargos”.”Entonces, juzgándose
perdido, mirándose sin otra compañía que la del fámulo rapabarbas, se quitó el
cinto de pistolas, y salivando venenosos verdes, se entregó”.
Tirano Banderas salió a la ventana, blandiendo el puñal y cayó
acribillado. Su cabeza, befada por sentencia, estuvo tres días puesta sobre un
cadalso con hojas amarillas….”
Por supuesto había mucho más, pero lo
importante es el lugar común de cómo terminan siempre unas veces los Tiranos,
ungidos o no, y otras, los que sienten que el poder es siempre perpetuo. Las
cosas que produce, en los coquistados, el
“Ogro filantrópico”.
* El autor es catedrático universitario.-
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