3 de julio de 2017

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (3 de julio, 2017)

Piloto Escuadrón de Caza

Por Carlos Darío Sousa S.*

Resultado de imagen para piloto escuadron de cazaLuís José Domínguez Tavera (1932), ingresa en la Escuela de Cadetes del Cuerpo de Aviación Militar del Ejército Nacional, para estudiar aviación y hacer la especialidad de Piloto de Caza. Ya graduado dentro del tipo de aviones Mustang P-51 D, fue asignado a lo que se conoció como “Escuadrón de Caza Ramfis”.

Su línea literaria bien podía ser producto de un condicionamiento previo. Sea como sea,
dejando aparte esa línea, el libro contiene toda una serie de datos que para los que tenemos ya suficiente edad –pasados los setenta- para contrastar lo que narra con las vivencias y experiencias propias encadenadas en parte del período.

Pienso que cuando llegaron los P-51 y los vimos evolucionar sobre Barahona, su velocidad, su sonido, su grácil  figura con esa sugerente boca de tiburón en los morros, nos cautivó al punto que todos queríamos ser pilotos, para pilotear uno de esos.

Por supuesto, no me dejaron ni siquiera intentar ingresar en la Academia a pesar de la historia de Pao piloteando – me cuentan- sobre Barahona. O papá hablándome de cuando voló con el mayor Vallejo, posteriormente eliminado por la dictadura. El autor habla que “se dejó picar por el bicho pernicioso de la ambición que lo arrastró al engendro de la conspiración para liquidar al jefe del Estado”. Me decía papá que al parecer él lo salvó en un  vuelo –de Barahona a Ciudad Trujillo- no así con el siguiente.

En casa se hablaba de Frank Félix Miranda, Azua 1922,  mi abuela Pipita y mamá decían que eran familia. Se hablaba sobre todo de su hazaña del vuelo Panamericano Pro Faro de Colón -1937- en el legendario avión Curtis Wright CW-19r, que hemos podido ver más de una vez en el museo del Hombre Dominicano. El Vuelo Panamericano terminó en tragedia para algunos pilotos, Félix Miranda sobrevivió al tener su avión una capacidad superior al de los demás pilotos.

El libre fue editado en Estados Unidos en diciembre de 2015, consta de XIX capítulos desarrollados en poco más de 390 páginas en las que se incluyen la dedicatoria, presentación y prólogo del autor.

En gran parte su contenido es autobiográfico, aunque por eso mismo, contenga referencias a acontecimientos políticos y militares en las que se vio envuelto y que son parte de la historia del país.

Como el mismo dice, ”cada cabecita es un mundo” y la del autor no es ajena a interpretaciones y visiones del país y de la ignorancia o del silencio cómplice u obligatorio al fue sometida la sociedad dominicana por más de 30 años.  
Fuera de esos aspectos que comentaremos luego, hay que decir que el libro contiene una gran cantidad de fotos en las que se encuentra la vida y su tránsito por las academias locales y de fuera del país, pero también es un paseo por parte de la historia de la aviación militar dominicana. Si les interesa la aviación civil les recomiendo el bien documentado libro de Yolanda Tapia “Aviación civil dominicana”. Santo Domingo, 2016. 

De todos los capítulos que consta el libro, quizás los que más me llaman la atención son el VIII “Invasión del 14 de junio” y el IX “Muerte del Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina”. Por supuesto en ambos destila su familiaridad y su posición por esos acontecimientos.

Sobre el primero, como decía alguien, hay cosas que se ven y otras que no se ven. Y con el 14 de junio para mí no hay tal dicotomía. Solo una, los que vinieron son y serán “la Raza Inmortal”, al fin y al cabo “Llegaron llenos de patriotismo enamorados de un solo ideal y con su sangre, justa, encendieron la llama augusta de la libertad”. Todo lo demás es porquería y compromiso con la historia de la satrapía.


Sobre el segundo capítulo señalado, es difícil que el Teniente Coronel Domínguez Tavera hable mal o simplemente diga la verdad por la que atravesó el país durante la dictadura de Trujillo. Es posible que le tenga agradecimiento por dejarlo cumplir sus sueños de niño, pero difícilmente le perdonarían que diga toda la verdad de la que es posible el sea participe o simplemente tenga conocimiento y es que la que duerme a su lado por omisión o por comisión es cómplice necesario de los desmanes y asesinatos de su padre.    

*El autor es catedrático universitario.-

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