Piloto Escuadrón de Caza
Por Carlos Darío Sousa S.*
Luís
José Domínguez Tavera (1932), ingresa en la Escuela de Cadetes del Cuerpo de
Aviación Militar del Ejército Nacional, para estudiar aviación y hacer la
especialidad de Piloto de Caza. Ya graduado dentro del tipo de aviones Mustang
P-51 D, fue asignado a lo que se conoció como “Escuadrón de Caza Ramfis”.
Su
línea literaria bien podía ser producto de un condicionamiento previo. Sea como
sea,
dejando aparte esa línea, el libro contiene toda una serie de datos que
para los que tenemos ya suficiente edad –pasados los setenta- para contrastar
lo que narra con las vivencias y experiencias propias encadenadas en parte del período.
Pienso
que cuando llegaron los P-51 y los vimos evolucionar sobre Barahona, su
velocidad, su sonido, su grácil figura
con esa sugerente boca de tiburón en los morros, nos cautivó al punto que todos
queríamos ser pilotos, para pilotear uno de esos.
Por
supuesto, no me dejaron ni siquiera intentar ingresar en la Academia a pesar de
la historia de Pao piloteando – me cuentan- sobre Barahona. O papá hablándome de
cuando voló con el mayor Vallejo, posteriormente eliminado por la dictadura. El
autor habla que “se dejó picar por el bicho pernicioso de la ambición que lo
arrastró al engendro de la conspiración para liquidar al jefe del Estado”. Me
decía papá que al parecer él lo salvó en un vuelo –de Barahona a Ciudad Trujillo- no así
con el siguiente.
En
casa se hablaba de Frank Félix Miranda, Azua 1922, mi abuela Pipita y mamá decían que eran
familia. Se hablaba sobre todo de su hazaña del vuelo Panamericano Pro Faro de
Colón -1937- en el legendario avión Curtis Wright CW-19r, que hemos podido ver
más de una vez en el museo del Hombre Dominicano. El Vuelo Panamericano terminó
en tragedia para algunos pilotos, Félix Miranda sobrevivió al tener su avión
una capacidad superior al de los demás pilotos.
El
libre fue editado en Estados Unidos en diciembre de 2015, consta de XIX
capítulos desarrollados en poco más de 390 páginas en las que se incluyen la
dedicatoria, presentación y prólogo del autor.
En
gran parte su contenido es autobiográfico, aunque por eso mismo, contenga
referencias a acontecimientos políticos y militares en las que se vio envuelto
y que son parte de la historia del país.
Como
el mismo dice, ”cada cabecita es un mundo” y la del autor no es ajena a
interpretaciones y visiones del país y de la ignorancia o del silencio cómplice
u obligatorio al fue sometida la sociedad dominicana por más de 30 años.
Fuera
de esos aspectos que comentaremos luego, hay que decir que el libro contiene
una gran cantidad de fotos en las que se encuentra la vida y su tránsito por
las academias locales y de fuera del país, pero también es un paseo por parte
de la historia de la aviación militar dominicana. Si les interesa la aviación
civil les recomiendo el bien documentado libro de Yolanda Tapia “Aviación civil
dominicana”. Santo Domingo, 2016.
De
todos los capítulos que consta el libro, quizás los que más me llaman la
atención son el VIII “Invasión del 14 de junio” y el IX “Muerte del
Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina”. Por supuesto en ambos destila su
familiaridad y su posición por esos acontecimientos.
Sobre
el primero, como decía alguien, hay cosas que se ven y otras que no se ven. Y
con el 14 de junio para mí no hay tal dicotomía. Solo una, los que vinieron son
y serán “la Raza Inmortal”, al fin y al cabo “Llegaron llenos de patriotismo
enamorados de un solo ideal y con su sangre, justa, encendieron la llama
augusta de la libertad”. Todo lo demás es porquería y compromiso con la
historia de la satrapía.
Sobre
el segundo capítulo señalado, es difícil que el Teniente Coronel Domínguez
Tavera hable mal o simplemente diga la verdad por la que atravesó el país
durante la dictadura de Trujillo. Es posible que le tenga agradecimiento por
dejarlo cumplir sus sueños de niño, pero difícilmente le perdonarían que diga
toda la verdad de la que es posible el sea participe o simplemente tenga
conocimiento y es que la que duerme a su lado por omisión o por comisión es cómplice
necesario de los desmanes y asesinatos de su padre.
*El autor es catedrático universitario.-
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