Rechacemos esa aventura
Lo peor que le puede pasar a un movimiento exitoso y envolvente
como la Marcha Verde es que le metan el virus del aventurerismo para usarla
como palanca de un “golpe de Estado suave” contra el gobierno del presidente
Danilo Medina.
El éxito de la Macha Verde ha consistido
en despertar un sentimiento de solidaridad de los ciudadanos para reclamar, en
la fuerza de la unidad, el castigo a la corrupción y la impunidad,
convirtiéndose en un catalizador de las aspiraciones populares, algo jamás
logrado por los partidos tradicionales.
Cambiarle el curso a esa estrategia
inoculándole a la agenda de la Marcha Verde un virus que conduzca a la grave
alteración de la institucionalidad democrática del país, es un despropósito
colosal.
El gobierno del Presidente Medina podrá
adolecer de fallas y pecados, pero no es ilegítimo ni tampoco se ha
ilegitimado. Medina ganó las elecciones del 2016 sin que la oposición
impugnara formalmente una sola mesa electoral.
La democracia dominicana, aun
imperfecta, tiene muchas virtudes. Una de ellas es que los ciudadanos acuden
masiva y libremente a votar cada cuatro años por el líder o partido que más les
atraiga y predomina un ambiente para la libertad de expresión de los ciudadanos
que nadie puede ignorar.
Nada garantiza que los defectos o
lastres que tenga esta democracia puedan diluirse por la vía de una alteración
del orden constitucional, como sería la de promover la defenestración del
Presidente apelando a una táctica emocional y subliminal para hacer de este el
objetivo final de la Marcha Verde.
Los primeros que deberían desmarcarse de
esta absurda y loca aventura son los de la Marcha Verde, antes de que el virus
del “golpe de Estado suave” que pretenden filtrarle algunos sectores dañe las
células vivas que le dieron origen y sustento popular y que activan su
impresionante crecimiento exponencial.
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