Por Nélsido Herasme
La
población dominicana, más que satisfecha, debe sentirse identificada con la
entrega del “Gran Soberano”, máximo galardón que la Asociación de Cronistas de
Artes (Acroarte) ha hecho a don Cuco Valoy, en franco reconocimiento a su larga
y prolífica trayectoria musical.
Soy
de los que entiende que no hay tiempo ni espacio para discutir dónde nació el
son, como contagioso y melodioso género musical, aunque sí hay que destacar que
el etnólogo y antropólogo de Cuba, Fernando Ortiz, investigó y demostró que
este es hijo natural del Oriente, donde se encuentran la Sierra Maestra y la
ciudad de Santiago, y que luego fue transportado a La Habana.
Este
cientista, también consideró como el primer son conocido a “Ma Teodora”, escrito hacia 1560 por las hermanas Micaela y Teodora Ginés, dos negras
libertas originarias del Santiago de República Dominicana
En
el año 2015, el son cumplió 50 años, y Cuco, Martín y el grupo sonero “Los
Ahijados”, fueron quienes pusieron a los dominicanos en ambiente, cuando en
plena Revolución de Abril de 1965, con “Las Páginas Gloriosas”, tema de
conciencia libertaria, levantaron la moral de los dominicanos ante las botas del
invasor extranjero.
Fue
para esa fecha que le propusimos
públicamente a los clubes nacionales soneros, que en los cincuenta años de este
ritmo, procedamos a rendir un merecido tributo a don Cuco, a su hermano Martín y a los Ahijados.
Tal
y como lo hacía en los escenarios soneros nacionales y extranjeros, el ícono
del baile José María Guerrero Encarnación (Bonyé), con su inseparable pareja
Inocencia Paredes (Chencha), el son es para bailarlo y dibujar con los pies
sobre la tierra.
Hay que decir, que el son dominicano sigue
escribiendo hermosas páginas para la historia, porque más gente se junta a
disfrutarlo, por lo tanto en la escena sonera no hay distingo. Profesionales,
políticos, militares y extranjeros, obreros y amas de casa, al escuchar el son,
se levantan a buscar su pareja.
El
son, más que un baile de lujo de la República Dominicana, es un estilo de vida.
El,
como todo un caballero, vestidos de
blanco, con sus pantalones sostenidos
por breteles y su sombrero de
alas anchas, y ella, en tacos y su vestido brillante cubriendo sus rodillas,
forman el binomio perfecto en el escenario sonero.
Con
las pérdidas irreparables hace un tiempo, de Fernando Echavarría, Manolo Minaya, Santiago Cerón, Bartolo Chalas
(Bartolito) y el Songo Francis Santana, el son recibió bajas sensibles, pero la
fiesta sonera continúa.
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