4 de febrero de 2017

Pensemos en el País

Por Andrés Ruíz

No podemos negar que las carencias de los profesores son reales, peo mucho menos que las que padecían en el pasado reciente.

A juzgar por los beneficios que han traído los gobiernos del PLD al magisterio nacional, consideramos que debe primar la sensatez en cada uno de los educadores.


Son incontables los cambios experimentados en el sector, los cuales van desde un salario que no superaba los 10 mil pesos mensuales, ahora rondan los 50 mil. Lo mismo sucede con las edificaciones escolares, con más aulas construidas que las existentes desde la fundación de la República.

Como se ve, estos avances también tocan a los estudiantes, con casi dos millones de raciones y donaciones de útiles escolares.

Nunca serán suficientes los ingresos para un educador, pero ojo, no comparemos el antes y el después, pensemos en los daños a los niños, que no sólo pierden clases, sino que vuelven a desequilibrar el presupuesto de sus padres, los cuales, en muchos casos, han cambiado los hábitos, abandonando la cocina al medio día  con su consiguiente ahorro y juntándose en la tarde, al regreso del trabajo ellos, de la escuela los hijos, para compartir en la cena.

Apelamos, reitero, a la comprensión y cambio de método de lucha, pues con el actual, no sólo dañan la educación, sino a la economía de los padres, que tienen que volver a cocinar, y la economía del país, ya los suplidores tienen un contrato por el que deben cobrar su dinero, aun no distribuyan los alimentos.

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