Por Eliscer Guzmán
New York.-En Los Estados Unidos, el 75% de la
población está sobrepeso (índice corporal medio de 25 a 29), o es obesa (índice
corporal por encima de 30). El índice corporal medio se calcula midiendo el
peso en kilos y dividiéndolo por la raíz cuadrada de nuestra altura en metros.
En estos días podemos conseguir y conocer nuestro índice corporal fácilmente a
través de Google, los teléfonos celulares inteligentes que nos dan acceso a la
fórmula para su cálculo de manera fácil y muy conveniente.
Aunque la obesidad que hoy se califica como una
enfermedad, resulta por muchas razones, la más obvia tiene que ver con el
consumo en exceso de alimentos ricos en calorías, en grandes porciones, con
sabores exquisitos y una disminución importante en el tiempo que dedicamos al
ejercicio físico y que lamentablemente han sido sustituidos por costumbres y
hábitos sedentarios, como ver televisión y el uso de aparatos electrónicos como
el celular y las computadoras.
Como ya no morimos de infecciones como en los años
1900 y tantos, vivimos aproximadamente 30 años más de vida, las enfermedades
crónicas como la obesidad, diabetes e hipertensión, han ocupado los primeros
lugares en la época moderna.
Es evidente que no todo el obeso es comilón y
haragán. Hoy sabemos que la herencia juega un papel importantísimo en el
desarrollo de la obesidad y de la misma manera en la delgadez de muchos
individuos. Se estima que más de una decena de genes tienen que ver con el
mecanismo que regula la homeostasis de la energía corporal, el apetito y la
acumulación de tejido adiposo en el cuerpo.
El balance energético y la ingesta de alimentos, son controlados por mecanismos complejos que envuelven el cerebro (hipotálamo),
la flora bacteriana intestinal, páncreas, estómago y hormonas almacenadas y
liberadas por el mismo tejido adiposo o graso.
Es por esta complejidad que a veces, aunque
perdemos peso cuando creamos un balance calórico negativo al comer menos y
hacer ejercicios físicos, recobramos el peso perdido semanas o meses después
aun manteniendo una dieta hipo calórica y permaneciendo activos. Por suerte, una
pérdida de peso de un 5 a un 10 %, nos ayuda a prevenir de manera importante y
consistente, muchas de las complicaciones del sobrepeso y el sedentarismo como
la hipertensión, accidentes cerebrovasculares e infartos cardiacos, depresión, Osteoartritis
y más de una decena de cánceres.
Finalizando, quiero dejarlos con los
extraordinarios y estimulantes resultados de unos de los estudios de obesidad
más importantes de la medicina moderna. Este estudio llamado en ingles Look
ahead (acción para la salud y la Diabetes), demostró que al año de perder solo
un 8% de peso, se consiguió y se mantuvo una disminución de la presión arterial
de 6.8 milímetros, 30 mgs del nivel de triglicéridos y una disminución
importante en los niveles de azúcar.
Este 8 % de pérdida de peso, lo podemos conseguir
disminuyendo moderadamente la porción y la frecuencia en el consumo de pan,
arroz blanco, azúcar refinada, pastas y con 25 minutos de actividad física
moderada 5 días por semana. No tan mal verdad? Así que no más excusas y
recuerden que con el ejercicio siempre ganamos!!
Hasta pronto mis amigos y
amigas.
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