23 de enero de 2017

Populismo Magisterial

Por Hidalgo Rocha Reyes* 

Cuando la sociedad en su conjunto pedía a gritos el 4% para la educación, nunca definieron para qué y por qué y hacia donde dirigirían esos recursos. Nunca plantearon, que yo recuerde, programa de ejecución presupuestaria para lo que solicitaban.

El gobierno del presidente Danilo, en ese entonces acabadito de llegar, acogiendo tal petición, enfoco su programa a dos elementos
fundamentales que gravitaban a corto plazo en ese pedido del 4%: falta de aulas y aumento salarial para el personal docente.  Escuelas por pipá en todo el territorio nacional, algunas construidas en sectores donde la capacidad estudiantil era menor a las aulas construidas y la necesidad requerida.  Aumento salarial en más de un 100% a profesores y personal administrativo como ningún otro gobierno. Claro, ninguno tenía tantos recursos disponibles para aumentar. 
   
Cumplidos y desarrollados estos dos ejes del populismo gubernamental hacia el sector magisterial, el gobierno se enfoco entonces, quizás después de ver que los recursos de ese 4% era imposible ejecutarlo cada año, hacia el anexo de las tandas extendidas, el desayuno y almuerzo escolar y las eficientes estancias infantiles.

Todos estos planes ejecutados y desarrollados por el gobierno en el sector magisterial han dejado a la sociedad, planificadora de marchas y protestas por el 4%, satisfecha por su logro alcanzado. Pero no así al mismo sector magisterial. Y hoy, la educación está como la guardia. El que no da para otra cosa se mete a guardia. Y no sabemos quién educa a quien.

Ese mismo 4% le ha hecho daño a la educación gubernamental. El populismo magisterial no quiere ver que ya cumplidos los ejes antes mencionados, lo que queda ahora es luchar por la calidad educativa. Eje fundamental  y necesario para un educador de los nuevos tiempos. Esto, porque no es posible ver a profesores salir con pancartas exigiendo más aumentos de sueldo con faltas ortográficas garrafales, donde cualquier niño de primaria pudiera escribir mejor, dando vergüenza y su gremio no dice nada. No es posible ver informes de evaluación como el de PISA 2015, donde la República Dominicana quedó en quinto lugar con el más bajo puntaje entre 72 países evaluados en pruebas de matemáticas, ciencia y lecturas, y la ADP no diga nada.

La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) no le interesa una de las iniciativas  más sana para dar y ofrecer al país una educación de calidad, como lo es la evaluación de desempeño basado en la competencia, donde al docente se le pague por su capacidad, no por los títulos alcanzados, fáciles estos de conseguir por el negocio que hoy existe de las maestrías y licenciaturas patrocinadas por universidades de todos el país. A la ADP no le importa ver cómo docentes sin capacidad, nombrados sin ser evaluados, impartan materias sin capacidad ni preparación y tengan sueldos igual o mejor que profesores apto para las mismas.

El populismo magisterial de los dirigentes de la ADP, a los cuales nunca se le ha visto impartiendo docencia en aula alguna, no le hacen planteamientos al Ministerio de Educación, como por ejemplo, captar a aquellos estudiantes universitarios con alto índice académico en carreras afines a las impartidas en su sector, para que estos puedan ser contratados o nombrados como profesores o monitores, antes de que vayan a parar a empresas privadas donde su intelecto pueda ser desechado.  Tampoco le interesa hacer planteamiento como contratar, a modo de medio tiempo, como hacen en algunos países, aquellos maestros jubilados, pero reconocidos por la propia sociedad educativa como excelentes educadores que aun puedan dar un poco más.

Nada de eso. Aquí la ADP, sólo ahora disfraza sus pedidos involucrando cocinas, calidad de almuerzo y desayuno escolar, para solicitar más aumentos de sueldos y nada para exigir mejor calidad educativa.

Ese éxito que presenta la educación dominicana, aunque se nos pueda tildar de lo que sea, pareciera que ha sido solo gubernamental. La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) nada ha aportado para que el sector público educativo esté recibiendo avalancha de alumnos desde los colegios y centros privados, por las ventajas económicas que esta presenta. El populismo lo está arropando y por eso nadie le está haciendo caso, aunque sigan lesionando, como siempre, a los de bajos recursos.   


*El autor es abogado y Comunicador.- 

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