19 de diciembre de 2016

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 19 de diciembre, 2016)

Historia de las Ideas Políticas

Pensamiento Presocrático, Sofista y Sócrates

Por Carlos Darío Sousa S.*

Resultado de imagen para pensamiento presocraticoEl objetivo de este capítulo es doble: por una parte, acercarnos a la “primera navegación filosófica” de la historia que se produjo en dos siglos en la antigua Grecia, concretamente en el período de tiempo comprendido entre los comienzos del siglo VI y el final del siglo V a. de C., a través de los originales pensadores llamados presocráticos, hasta llegar a la “primera ilustración” de la historia de las ideas con los sofistas, y desde  ellos, alcanzar la figura central de Sócrates en los comienzos de la filosofía en Grecia.


Los Presocráticos: Milesios, Pitagóricos

La Filosofía Preática (600-450 a. C.)
Los tres primeros filósofos de la antigua Grecia original, Tales, Anaximandro y Anaxímenes, vivieron en Mileto, ciudad insignia de la cultura jonia, de ahí que se les conozca también como los “milesios”. Los tres buscaron un primer principio (arkhé) común a todo, que diera explicación a los cambios y a la pluralidad de todas las cosas de la naturaleza. Serán los primeros presocráticos.

Tales de Mileto (624-546 a. C.) considerado el primer filósofo. Pasa por ser uno de los siete sabios. Políticamente, estos sabios se ponen de parte de los demócratas en su lucha contra la nobleza.  Encontró la arkhé en un elemento común de la naturaleza (physis), en el agua (la humedad), elemento que hace que todo tenga vida y, por tanto, la vida de todas las cosas es explicada como el principio que vivifica todo: “Todo está lleno de dioses (daimones), dirá Tales, en el sentido de que todo está lleno de vida”. De modo que los conceptos dearkhé y de physis, van a ser representados por primera vez en un elemento común de la naturaleza, que se explica racionalmente y no sólo mediante mitos, como en las prefiguraciones antiguas.

Aristóteles llamó a Tales “Padre de la filosofía” y veía su grandeza en que fue el primero que preguntó por un principio primero por el que puedan explicarse unilateralmente todas las cosas. Así pasó de naturalista a filósofo de la naturaleza y marcó el camino a toda la filosofía por venir. Tales, como dijimos, vio en el agua la materia primera de que todo se ha hecho. Él mismo dirigía una escuela de marinos, vivía junto al mar y contemplaba cómo el agua se dilataba hasta lo infinito. Veía brotar el agua de la tierra y caer del cielo como lluvia. Aristóteles hace notar que la semilla debe estar húmeda para que germine, y por eso toda vida parece venir del agua.

Tales aprendió en sus viajes grandes habilidades técnicas. Por medio de sus “columnas de sombras”, halló los equinoccios y hasta pudo predecir un eclipse de sol. Con él irrumpió la búsqueda racional en todos los terrenos.

Anaximandro de Mileto (610-546 a. C.). Oriundo de Mileto, donde sin duda estuvo en relación personal con Tales. Cabe pensar que los milesios formaban ya una escuela en que se cultivaba y propagaba su doctrina. Anaximandro habría construido, de bronce, el primer mapa, en que señaló todas las tierras y mares entonces conocidos. A él se atribuye también la confección del más antiguo mapa celeste para los navegantes, así como la construcción del primer reloj de sol. Él es sin duda el filósofo de más talento especulativo de esta escuela.

La materia primera:
Anaximandro muestra ya en su búsqueda de la materia primera, una sorprendente fuerza de abstracción. Él intuye que las cosas de este mundo no pueden explicarse por una materia existente y admite en su lugar una materia que es anterior a toda las cosas que se nos aparecen y que llama lo “indefinido” (apeiron), que debe cumplir cuatro condiciones:
1)  Cuantitativamente, no es ni agua ni tierra, sino totalmente      indeterminado.
2) Cuantitativamente, es indefinido, pues sólo así es posible un desenvolvimiento indefinido.
3) Temporalmente, es también infinito o indefinido, y por ende, increado, sin vejez posible e inmortal.
4) Religiosamente, es lo divino

Como al día sigue la noche y a la primavera el verano, así se cumple también la evolución de lo “definido” en períodos cósmicos: “De donde las cosas salen, allí han de volver de nuevo conforme al destino, pues tienen que pagar pena y castigo por su injusticia según el orden del tiempo.”  Anaximandro parece haber visto en la separación de lo particular una apostasía y unja culpa.

Más importante fue todavía, la idea del cosmos, que aparece por vez primera en Anaximandro y hechizó luego a toda la antigüedad. La observación durante años del cielo, lo lleva al descubrimiento del orden matemático y a la admiración de la mágica belleza del universo, que está ordenado hasta en sus mínimos procesos por una ley uniforme. La idea del cosmos inspiró a los padres de la Iglesia sus entusiastas pruebas.

El origen del mundo
Con lo “indefinido” se dio desde el principio el movimiento, que empezó por separar los dos contrarios de calor y frío. Lo caliente subió hacia arriba, y envolvió a la tierra con su aire frío, como la corteza al árbol. Más el aire rompió la coraza de lo caliente y envolvió ahora a su vez a lo cálido en tres cilindros circulares que ahora rodean la tierra a una distancia de 1x9 el radio de la tierra, el primero. El segundo, a una distancia de 2x9 veces dicho radio, y el tercero a una distancia de 3x9 el radio de la tierra. Los cilindros se superponen y entrecruzan entre sí y las estrellas. Si se taponan los agujeros, se producen los eclipses. Taponaciones parciales determinan las fases de la luna.

Por el movimiento se separan de la tierra fría dos materias: lo sólido y lo líquido. La tierra firme no es un disco, sino un cono truncado, cuyo diámetro y altura están en la proporción de 3:1. Como la superficie de la tierra es a su vez abovedada, nos acercamos mucho a la forma esférica de la tierra. Ésta no flota sobre el agua, no cae abajo, sino que permanece siempre en el centro.

Anaxímedes de Mileto (585-525 a. C.) Volvió su mirada a la naturaleza, para extraer de ella una arkhé de nuevo determinada: el aire. Es evidente que este aire tampoco es sólo aire físico que respiran los seres vivos, es algo  “inmortal”: es el elemento sin el cual no hay vida. De esta forma, Anaxímedes consideró el cosmos como un gran ser vivo que necesita respirar y, por tanto, el aire sería como el hálito o aliento que mantiene vivas todas las cosas, es decir, sería el alma del universo.

Todo surge del aire por condensación y refacción. Si se condensa surge el frío. Por refacción surgió también del aire el alma (animus, anima, pneuma). Como el aire cósmico conserva, ordena y gobierna al mundo, así gobierna también el alma al cuerpo. Como el aire cósmico es divino, así también es divina nuestra alma. Originalmente “alma” significó aire, más tarde aliento, luego principio de vida y sólo a la postre espíritu.

El fin de esta primigenia filosofía milesia, aconteció cuando en los comienzos del siglo V a. C. Los persas arrasaron Mileto y muchos de sus sabios habitantes huyeron a la lejana Maga Grecia, a ciudades de La península itálica, como por ejemplo a Cretona, donde se trasladó Pitágoras de Samos. Allí fundó este sabio una escuela filosófica-mística-política, inspirada en creencias orientales como la transmigración y la reencarnación de las almas, que con el tiempo se iba a hacer famosa: la escuela pitagórica o los pitagóricos.

Bibliografía.

1.-Cañas, Sánchez. Op. Cit.
2.-Arrillaga. Op. Cit
3.-Sabine, Touchard. Avelino. Ops.Cit. 

*El autor es catedrático universitario.-

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