Artesanía de la comunidad de La Lista (1)
Por Rafael Matos Féliz
Queremos aprovechar
la presente ocasión, para reiterarles nuevamente nuestro más profundo
agradecimiento a todos los responsables de medios digitales (Blogs), que han
mantenido la gentileza de publicar algunas de nuestras entregas sobre el
Desarrollo. Al Birán NY, a La Caracola, a Noticiario Barahona, Hechos.com.do,
la Lupa del Sur, Barahona Hoy, a Osvaldo Rocha
Internacional, Barahona 3,
Realidad Social, La Voz de Barahona, al blog a2bccom de FEDOMU, también al
Boletinrd.com, al Observador del Sur, al Playero Digital, Red por la Defensa de
los Derechos Humanos. ¡Gracias mil!
Ahora, al tema de
hoy. Recordemos que en la entrega anterior señalamos que íbamos a tratar sobre
la comunidad de La Lista, la cual fue cubierta en la segunda etapa de la campaña
de Educación Ambiental sobre la Laguna de Rincón. Una relación específica de
esta comunidad con los recursos naturales, nos hizo mirar hacia ella.
La comunidad de La
Lista es una Sección del municipio de Cabral y la misma se localiza a una
distancia cercana a los cuatro kilómetros después que se cruza a Cabral, yendo camino
hacia Duvergé o a Las Salinas. Se le distingue porque en las aceras de la calle
principal y al frente de las casas se exponen sillas, mecedoras, muebles,
sillitas y otras mercancías de ebanistería para su venta.
Esta comunidad tiene
una característica económica muy particular, y es que su mayor actividad
productiva lo es la artesanía, la cual es desarrollada por hombres, mujeres e
incluso por niños. La artesanía se inició hace muchos años y es de ahí el
manejo y destreza que casi todos los comunitarios tienen con la misma.
Cuando SOEBA se
relacionó con la comunidad, encontramos que se estaba utilizando una madera
para las artesanías que solo se encuentra en esta región en todo el mundo, o
sea, que es endémica. Nos referimos al cactus llamado Cagüey, que es el único
cactus maderable del continente americano. Además de ser maderable, su uso se
debía a que la coloración de la madera es muy parecida a la baitoa, esta última
intensamente usada por los artesanos, pero ya sin arboles aprovechables debido
a la sobreexplotación.
Los artesanos hacían
pasar como de baitoa las artesanías hechas con cagüey. Esta última especie (el
cagüey) por no estar registrada como madera preciosa, no presentaba ninguna
restricción en su uso; de ahí que su sobreexplotación también era excesiva.
En otro aspecto, descubrimos
que en el plano económico, los artesanos se estaban explotando a sí mismos, pues
para esa fecha una silla de cagüey se vendía en un máximo de 50 pesos, mientras
que en su construcción se gastaba alrededor de 40 pesos; lo que daba una
“ganancia” máxima de solo 10 pesos por cada silla. Ganancia que no era real,
pues ellos no calculaban su trabajo ni el consumo de electricidad en la
fabricación, ni el tiempo que duraba el producto en exposición para venta,
ocupando el frente de la casa.
Coordinamos con el
Jardín Botánico para que nos asesorara en la reproducción de la especie y
también con la Dirección Forestal de Medio Ambiente local, para que se pudiera
abastecer a los artesanos a precios bajos, de otras maderas incautadas por ese
organismo y se les permitiera usar los árboles de Nim que se cortaran por
problemas en las vías intermunicipales y en calles y aceras de los pueblos.
Con los comunitarios
iniciamos numerosas jornadas educativas, se prestó un solar para la
reproducción de las especies amenazadas y se procedió, paulatinamente, a
cambiar el uso del cagüey por maderas preciosas y de mejor calidad. De esta
forma las ventas aumentaban, así como las ganancias. La comunidad cambió su
esquema productivo, ahora calculaban los gastos y la rentabilidad y
aprovechaban las mejores oportunidades de negocios. También resembramos las
áreas con cagüey, baitoa y otras especies, que fueron reproducidas en el vivero
que construimos en la comunidad.
Todo lo anterior, provocó una mejoría en la calidad de vida de los artesanos de La Lista y su
actividad económica se reproducía en forma adecuada para ellos y para sus
familias. Logramos parar la sobreexplotación del cagüey y al mismo tiempo se
mejoró la artesanía y la venta de los productos sin buscar prebendas por
nuestra parte, sino la satisfacción de saber que estamos ayudando a desarrollar
conglomerados excluidos de las “políticas” de los gobernantes.
Continuamos en la
próxima con el tema,
Rafael Matos Féliz
Por el Desarrollo Sostenible
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