Quien hace legitima la recién electa directiva del Consejo Nacional de la Empresa Privada son los que votaron a favor del próspero empresario Pedro Brache. No importa si los partidos, la sociedad civil, las iglesias cuestionan esa votación. Brache dirigirá ese organismo por los próximos dos años.
Quien legitima al presidente de la República son los votos que depositamos en las urnas cada 4
años. En el pasado proceso, más de tres millones lo hicieron a favor de Danilo Medina. Aunque la Junta Central es la que organiza el proceso, no tiene facultad para declarar un ganador que no sea el favorecido por el voto contado en las urnas. Por eso hoy, aunque la oposición aun no lo reconoce, Medina es el presidente de todos.
Según la Constitución, es el Senado el facultado para escoger a los miembros de la Junta Central Electoral. Quien escoge a los senadores son los votantes de cada provincia. Por eso todo lo que sale de allí, bien o mal, a veces hasta con errores, es legal y legítimo.
Por eso, es inaceptable que la denominada Iniciativa por la Democracia (IDEM) deslegitime lo que hicieron los facultados constitucionalmente para escoger a los integrantes de la Junta Central. Ese organismo dice que son los escogidos que, con su accionar, se van a “legitimizar”. El que los seleccionados no agraden al IDEM o a algunos sectores, no le quita legitimidad. Claro, si aceptamos como legítimos a nuestros legisladores escogidos en las pasadas elecciones.
Aunque el PLD y el Gobierno cometieron el error de no defender la Junta que encabezó Roberto Rosario, ante la abusiva intromisión del embajador de Estados Unidos, esa era la Junta legítima. Como lo es la que encabezará Castaños Guzmán. Ojalá que siga firme con la política migratoria aplicada por Rosario, y no sucumba ante los poderes externos e internos que les sirven. Esperamos que esta Junta logre el apoyo del partido gobernante y sus líderes, y no lo dejen solo como a Roberto, cuando fue despojado del visado en forma abusiva y atropellante para él y el país.
Aunque hoy no lo admitan, el PLD y el Gobierno, más temprano que tarde, tendrán que asumir como UNA DERROTA la salida de Roberto Rosario de la Junta Central. Salida que fue producto de las presiones del representante diplomático estadounidense.
Ese hecho ilegítimo e ilegal contó, además, con el apoyo de sectores insensatos del país, los mismos que hoy consideran ilegítima la escogencia por el Senado de los miembros de la actual Junta Central. Lo que reclamamos a ese organismo es que actúe con presteza, independencia y en favor del país.
La Junta Central Electoral que encabeza Castaño es legítima. No necesita más nada para serlo. Como lo será la Cámara de Cuentas y el Tribunal Superior Electoral que escojan los órganos responsables de hacerlo.
Los partidos de oposición deben revisar su accionar, y no seguir abandonando los escenarios donde se debaten los grandes temas nacionales, para luego alegar que no son tomados en cuenta.
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