Cementos del Sur (CEMESUR)
Por Rafael Matos Féliz
Pensamos que muchos
barahoneros y ciudadanos de la región, recordarán que hace varios años se habló
de la instalación de una fábrica de cemento en la zona de Puerto Alejandro.
Dicho proyecto estaba siendo promovido por un empresario, aparentemente extranjero,
de nombre Ernesto Baba y establecía la explotación minera y uso de la marga calcárea
que se encuentra en abundancia en las montañas de la Sierra Martín García.
Todo eso estaba aparentemente
muy bien, así que decidimos requerir informaciones más detalladas del proyecto.
Luego se nos entregó un informe de evaluación ambiental muy voluminoso, tanto a
la SOEBA como a CEDAIL (Centro Dominicano de Asesoría e Investigaciones
Legales), institución esta última que estaba al servicio de FUNDASUR, Lemba y
la Diócesis de Barahona.
Después de leer la
evaluación, conversamos con la gente de Fundasur, Cedail y Lemba y se decidió
sostener un encuentro con los principales promotores del proyecto de la
fábrica. Monseñor Mamerto Rivas, quien fungía como el Obispo de la Diócesis, propuso
que el encuentro se hiciera en el mismo terreno propuesto para la cementera, es
decir, en Puerto Alejandro.
La SOEBA había
señalado públicamente, que teníamos objeción frente a algunos aspectos de la
evaluación ambiental, pues en la misma se establecía que en la zona no se
realizaban actividades humanas de ningún tipo, por lo que ignoraba que más de
un centenar de lugareños de Canoa y Jaquimeyes habían sido asentados en la
zona, en las llamadas tierras comuneras, para la crianza de animales (vacas), mientras otros se dedicaban a la pesca y algunas personas realizaban
actividades de siembra en conucos temporeros en las épocas lluviosas.
Otro aspecto del que
queríamos detalles, se refería al mismo proyecto, pues en él se señalaba que la
planta de cemento estaría a cielo abierto. Por estas razones, habíamos decidido
solicitar que si el proyecto afectaba a las personas allí asentadas, las mismas
debían ser reubicadas y también solicitar que a la planta se le pudiera colocar
una cobertura o extractores, para lograr que el polvillo generado no afectara a
los ciudadanos ni a los cultivos de Canoa, Bombita, Jaquimeyes y Vicente Noble.
Ya en el lugar de
encuentro, nos reunimos los promotores del proyecto, la gente de CEDAIL, de
Lemba, Fundasur, SOEBA y Monseñor Mamerto Rivas. De inmediato, les planteamos nuestras
sugerencias, las cuales eran compartidas por los presentes locales. La respuesta
de los promotores fue, que esas solicitudes implicaban mayores gastos para ellos y que esas cosas no se habían contemplado en el proyecto. Mientras
intercambiábamos ideas con los promotores, don Mamerto Rivas nos escuchaba.
Al cabo de un rato,
Mamerto intervino y dejó caer una bomba de mil megatones. Le preguntó
directamente al señor Ernesto Baba ¿De dónde proviene el dinero para ese
proyecto? Y siguió diciendo, pues hasta mí me han llegado informaciones de que
son recursos ilícitos, de acciones ligadas a actividades ilícitas y al
narcotráfico. Todos los allí presentes nos miramos asombrados y dejamos de
hablar. La pregunta y la aseveración del Obispo, generaron un dime y direte
entre Ernesto Baba y Mamerto. Se cruzaron palabras muy ofensivas y ahí mismo terminó
la reunión.
Cada uno se fue por
su lado, y en el caso de la SOEBA, no nos volvimos a referir a ese tema en público.
Elucubramos sobre las informaciones que podía tener el Obispo y recordamos que
para ese momento él se desempeñaba como Presidente de la Dirección de Control
de Drogas en Barahona. Preferimos callar sobre la Cementera y cuando se supo
que la misma no sería instalada, aparecieron los personeros del “¿dónde está lo
mío?” acusándonos, que por nosotros, por SOEBA, y por unas vaquitas cagonas, se
fue la cementera de aquí.
Hasta ahora habíamos
dejado ese incidente así y en este momento lo recordamos, para seguir
apuntalando sobre lo que algunos le llaman “desarrollo”. Desconocemos si esos
personeros del desarrollo económico a ultranza ya tenían arregladas sus
ganancias y beneficios con la cementera. De verdad que eso lo desconocemos.
Rafael Matos Feliz
Por el Desarrollo Sostenible
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