Por Alejandro Santana
Fue la exclamación de una amiga que me sorprendió con mucha
curiosidad, leyendo el contenido de una invitación a un evento.
No fue una pregunta, fue una exclamación y la entendí. Aunque la
manera formal de una carta se distancia de una invitación a eventos, ella vio
una carta y le pareció extraño, porque ya eso no se usa.
La carta, entiendo, tiene una formalidad gramatical que se ha ido
perdiendo en la medida en que hacemos uso de las redes.
No estoy mintiendo, si usted sigue las redes, se encontrará con
cosas como estas: "qlq mami, a n che no te vi, donde e t b", o la misiva
enviada a un Ministro amigo: "y q monstruo, rcd q y n tengo trabajo, cuento
con tg, men, pn m en algo,
s l tirame q a rn c pa ya".
Pero debo decir, que estas son las formas decentes de comunicarse
entre amigos, novios y parejas, porque hay otras formas y maneras que si uno
priva de decente no las puede destacar públicamente, amén de que uno tenga esos
mismos principios y conceptos.
No son exageraciones por llamar la atención de los demás, usted
puede ver cómo han cambiado las cosas, las redes se han encargado de crear
nuevos estilos y manera de las antiguas cartas formales.
Pero si damos un vistazo a las redes y leemos a algunos
comunicadores, nos daremos cuenta que en ellos, el concepto comunicación ha
cambiado, principalmente en el manejo de los titulares.
Ahora nos encontramos con cosas como estas, "Tremendo tablazo", "le
meten treinta años", o este que yo inscribo en la vulgaridad: "Se jodió, ta cojio
apresaron a mala cresta".
Hay otros titulares que son más sobresalientes, no en calidad y
observancia de las técnicas comunicacionales, sino en mal trato de una
profesión que debió seguir siendo para damas y caballeros que hagan reverencia a las buenas costumbres y respeten el idioma y a las personas que van dirigidas
sus notas,(como hay pieles tan sensibles, no hablo de nadie en particular, solo
destacó lo que se ve en algunos medios).
Pero en esencia, soy de los que creen y entiende que las
formalidades de las cartas son cosas del pasado.
Hace como dos años que envié una comunicación formal al
Presidente Danilo Medina
Sánchez, lo hice porque su primer
apellido es mi segundo y porque su segundo apellido es el mismo de un buen amigo ido a destiempo.
Le hice saber que yo entendía que éramos parientes y que él era
pariente de un gran amigo mío, me quedé esperando la respuesta a mis quejas y
solicitud.
Me creí en derecho de recibir la respuesta, me hubiera conformado
con que me dijeran que la
casa de Gobierno no era el muro de las lamentaciones de nadie y que mendigar
soluciones hasta en las escalinatas del Palacio, estaba prohibido.
Luego de mucho esperar con ansiedad una respuesta, recién ahora es
que caigo en cuenta que al perderse la formalidad de las cartas, no es
obligatorio enviar respuestas al remitente.
Pero tranquilo pariente Danilo, José
del Castillo, que sí somos parientes, debido a que una abuela mía fue compañera
sentimental de un señor de apellido Castillo y se lo hice saber y hasta
terminamos siendo primos, resolvió mi problema.
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