21 de agosto de 2016

¡Estás Leyendo una Carta!

Por Alejandro Santana

Fue la exclamación de una amiga que me sorprendió con mucha curiosidad, leyendo el contenido de una invitación a un evento.

No fue una pregunta, fue una exclamación y la entendí. Aunque la manera formal de una carta se distancia de una invitación a eventos, ella vio una carta y le pareció extraño, porque ya eso no se usa.

La carta, entiendo, tiene una formalidad gramatical que se ha ido perdiendo en la medida en que hacemos uso de las redes.

 Debo confesar que la última vez que supe de esa formalidad, fue cuando leí la novela "El Cartero", de Neruda, cuando por décima vez ley "El Coronel no tiene quien le escriba" y cuando por casualidad escuché las estrofas de una canción, que dice: "A veces llegan cartas en las que te dicen que regreses pronto, porque en la distancia el cariño muere".

No estoy mintiendo, si usted sigue las redes, se encontrará con cosas como estas: "qlq mami, a n che no te vi, donde e t b", o la misiva enviada a un Ministro amigo: "y q monstruo, rcd q y n tengo trabajo, cuento con  tg, men, pn m en algo, s l tirame q a rn c pa ya".

Pero debo decir, que estas son las formas decentes de comunicarse entre amigos, novios y parejas, porque hay otras formas y maneras que si uno priva de decente no las puede destacar públicamente, amén de que uno tenga esos mismos principios y conceptos.

No son exageraciones por llamar la atención de los demás, usted puede ver cómo han cambiado las cosas, las redes se han encargado de crear nuevos estilos y manera de las antiguas cartas  formales.

Pero si damos un vistazo a las redes y leemos a algunos comunicadores, nos daremos cuenta que en ellos, el concepto comunicación ha cambiado, principalmente en el manejo de los titulares.

Ahora nos encontramos con cosas como estas, "Tremendo tablazo", "le meten treinta años", o este que yo inscribo en la vulgaridad: "Se jodió, ta cojio apresaron a mala cresta".

Hay otros titulares que son más sobresalientes, no en calidad y observancia de las técnicas comunicacionales, sino en mal trato de una profesión que debió seguir siendo para damas y caballeros que hagan reverencia a las buenas costumbres y respeten el idioma y a las personas que van dirigidas sus notas,(como hay pieles tan sensibles, no hablo de nadie en particular, solo destacó lo que se ve en algunos medios).

Pero en esencia, soy de los que creen y entiende que las formalidades de las cartas son cosas del pasado.

Hace como dos años que envié una comunicación formal al Presidente  Danilo Medina Sánchez, lo hice porque su  primer apellido es mi segundo y porque su segundo apellido es el mismo de un  buen amigo ido a destiempo.

Le hice saber que yo entendía que éramos parientes y que él era pariente de un gran amigo mío, me quedé esperando la respuesta a mis quejas y solicitud.

Me creí en derecho de recibir la respuesta, me hubiera conformado con que  me dijeran que la casa de Gobierno no era el muro de las lamentaciones de nadie y que mendigar soluciones hasta en las escalinatas del Palacio, estaba prohibido.
Luego de mucho esperar con ansiedad una respuesta, recién ahora es que caigo en cuenta que al perderse la formalidad de las cartas, no es obligatorio enviar respuestas al remitente.


Pero tranquilo pariente Danilo, José del Castillo, que sí somos parientes, debido a que una abuela mía fue compañera sentimental de un señor de apellido Castillo y se lo hice saber y hasta terminamos siendo primos, resolvió mi problema.

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